Dominique Cacoub, muerta por leucemia: "No quiero que me olviden"
Dominique Cacoub es el nombre de una joven muchacha francesa que muri¨® de leucemia, a los diecisiete a?os, con esa semiconsciencia de la muerte, t¨ªpica de las personas que fallecen de c¨¢ncer. Hoy, Dominique Cacoub es el nombre de una organizaci¨®n francesa que agrupa a millares de personas que luchan contra la leucemia y contra la muerte. La madre de Dominique, Mireille Boccara Cacoub, vino a Espa?a a explicar a EL PA?S la epopeya de su hija, la de su muerte y la del despertar en numerosos franceses de la conciencia antileuc¨¦mica.Dominique Cacoub iba tomando conciencia de su enfermedad, poco a poco. En un diario ¨ªntimo tomaba notas de sus pensamientos y sentimientos cotidianos. Y es curioso ver la diferencia de conciencia que separa -o acerca, seg¨²n se mire- a unos seres humanos de otros. El d¨ªa en el que los padres de Dominique cumpl¨ªan veinti¨²n a?os de matrimonio, un 14 de octubre de 1968, el evento es contemplado de muy diferente forma por la madre y la hija.
La madre sab¨ªa ya el mal que padec¨ªa la muchacha y el desenlace que la ciencia de hoy ofrece a la leucemia. Al parecer, la chica a¨²n no sab¨ªa nada: ?Querida mam¨¢, querido pap¨¢?, leemos en las notas personales de Dominique, ?veinti¨²n a?os de matrimonio. ?Es maravilloso! Nosotros celebramos hoy vuestras bodas de porcelana. Yo estoy loca de alegr¨ªa, porque de estos veinti¨²n a?os de matrimonio nac¨ª yo, ?con vuestro permiso! Os deseo muchos a?os de felicidad, de ¨¦xito y de salud...?.
Los padres de Dominique siguen viviendo, tal como fuera formulado el deseo de esa hija que ya no vive. Pero aquel 14 de octubre de 1968 fue descrito de otra forma en las notas de la madre: ?Sea. Veinti¨²n a?os de matrimonio, que celebramos alegremente Dominique, Clem y yo, como si nada hubiera ocurrido, como si nada nos amenazara. Advert¨ª a Clem, por Dominique, de este aniversario. Regres¨® con flores rojas para m¨ª. Yo hab¨ªa preparado una bonita mesa y una buena cena...?.
La madre sigue hoy, tantos a?os despu¨¦s, fascinada por su hija. Ni en sus palabras ni en sus gestos existe rastro alguno de derrotismo, rendici¨®n ante la muerte o masoquismo. Es una mujer serena, fuerte, sin mostrarse sufrida, valiente y muy consciente de lo que est¨¢ haciendo. Y lo que est¨¢ haciendo es organizar a las familias francesas que han visto a sus hijos morir de leucemia, y le gustar¨ªa hacer lo mismo en Espa?a. Es la suya una organizaci¨®n contra el abandono, contra el derrotismo oficial ante lo que es considerado enfermedad incurable, justificando con este t¨¦rmino la no adopci¨®n de una seria actitud de lucha y trabajo, y obviando, por otra parte, la evidencia de la ya comprobable victoria en formas de leucemia, como el Hodgking, y las curaciones en hospitales norteamericanos.
Dominique muri¨® a los diecisiete a?os, tras tres a?os y medio de enfermedad, y, seg¨²n su madre, ?el ¨²ltimo a?o fue verdaderamente un infierno...?. Sin embargo, conocer el diario de su hija la liber¨®, en cierto sentido: ?Tuve la alegr¨ªa de descubrirlo. He dudado mucho en publicarlo. Ella no habla nunca all¨ª de su enfermedad... Yo he querido saber c¨®mo hizo mi hija su camino hacia la verdad... Y, al final, he encontrado un sentido a la vida?.
Millares de personas leuc¨¦micas y sus familiares se benefician hoy del movimiento Dominique Cacoub, que contribuye al gran combate de la vida contra la muerte. Una madre fascinada nos remite de nuevo, con el t¨ªtulo de su propia obra, a¨²n no publicada en Espa?a, Je ne toublie pas, Dominique (Yo no te olvido, Dominique), a las palabras de la muchacha: ?El valor est¨¢ en elegir un oficio y hacerlo bien. Est¨¢ en vencer esa pena violenta debida a un accidente o a la muerte de un ser querido. Y, para una ni?a gravemente enferma, est¨¢ en conseguir la voluntad y la moral suficientes para curarse?.
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