Rebequismo y melodrama
El corto vuelo del gallo,de Jaime Salom. Int¨¦rpretes: Gemma Cuervo, Mar¨ªa Luisa Merlo, Andr¨¦s Mejuto, Ram¨®n Pons, Jos¨¦ Caride, Amparo Larra?aga, Antonio Dur¨¢n, Pilar Barrera. Direcci¨®n de Manuel Manzanegue. Estreno: Teatro Espronceda 34,
19-9-1980.
Don Nicol¨¢s vio con asombro -y terror- c¨®mo su hiijo Francisco, en el que no ten¨ªa ninguna confianza y muy pocas esperanzas, se convert¨ªa en jefe de Estado en dictador. Su hijo Nicol¨¢s, ingeniero naval, medrar¨ªa al lado de su hermano; su hijo Ram¨®n, un aviador de fama mundial; su hija Pilar... Esta es la historia.
Podr¨ªa tener una fuerza dram¨¢tica de primer orden: llevada al escenario por Jaime Salom se queda en lo f¨¢cil. No llega ni a teatro-documento, ni a la biograf¨ªa esc¨¦nica, ni al reportaje. Se queda en melodrama de buenos y malos, en el panfleto y la demagogia, en una mezcla narrativa de tiempos y lugares en los que cae el autor en vicios de primer a?o: la profec¨ªa sobre lo que el espectador ya sabe, el latiguillo, los personajes de una sola pieza, sin profundidad ni caracterizaci¨®n.
El personaje en torno al que gira toda la acci¨®n no aparece nunca (tampoco hay apellidos): como en aquellos dramas de la pasi¨®n donde, por respeto, no se ve¨ªa nunca al protagonista. No debe ser este el caso, puesto que el autor muestra muy claramente su posici¨®n contraria. Es m¨¢s bien algo de rebequismo: nunca se ve a Francisco-Rebeca. Hay un momento en que se le roza: se supone que est¨¢ ocupando una silla vac¨ªa durante una escena; pero cuando se anuncia que va a hablar, la escena cambia. Se entremezcla una historia de amor y matrimonio, mezclada a su vez con la Historia con may¨²scula; se dan datos y fechas. Se ronda el tema, no se aborda.
Lo que el autor declara en el programa (que hay que considerarlo, porque forma parte tambi¨¦n del espect¨¢culo) nunca se ve profundizado: las dos visiones de Espa?a, el juicio sincero sobre los acontecimientos que se relatan, la moraleja final. El di¨¢logo es corto, como el vuelo del gallo del t¨ªtulo, y nunca penetra en el fondo de la cuesti¨®n: se limita a conseguir efectos primarios.
Con esta obra, no es posible matizar interpretaciones ni direcci¨®n. Los actores de melodrama tienen muy limitada su capacidad creativa. No son nunca personas: son piezas. Y si la maquinaria est¨¢ mal inventada, la pieza no funciona. El director, Manzaneque, ha seguido con entusiasmo la senda trazada del melodrama: no ten¨ªa otra salida. Resaltemos, eso s¨ª, el decorado: es, de Wolfgang Burmann y, sea por su ideaci¨®n o por su realizaci¨®n, es de una fealdad sorprendente.
El p¨²blico -en el estreno oficial protegido por la polic¨ªa- reaccion¨® en la gran mayor¨ªa con el entusiasmo, y en una minor¨ªa con silencio. Un entusiasmo de mitin. Ante ¨¦l, Salom pronunci¨® unas palabras, habl¨® de la posibilidad de que con esta obra se emprenda un camino, y elogi¨® a int¨¦rpretes y director.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.