Un disidente de acci¨®n
Un ambiente de tristeza y emoci¨®n dominaba ayer a todos los disidentes sovi¨¦ticos, que asisten en Madrid a unas jornadas de examen del Acta de Helsinki, despu¨¦s de enterarse de la noticia de la muerte de Andrei Amalrik, quien, en abril de 1977, habl¨® en la misma sala del hotel madrile?o Eurobuilding, donde ayer sus amigos repet¨ªan insistentemente: ?La disidencia tuvo hoy una de sus mayores p¨¦rdidas?.En aquella ocasi¨®n, Amalrik coment¨® en Madrid que ?la Uni¨®n Sovi¨¦tica necesita una nueva ideolog¨ªa?. Con 41 a?os, toda su actividad disidente la dedic¨® a tratar de explicar ?la degradaci¨®n moral y pol¨ªtica del r¨¦gimen sovi¨¦tico?, y hacerla p¨²blica combinando la propaganda y la acci¨®n.
El, m¨¢s que ninguno de sus compa?eros de la oposici¨®n, traslad¨® la protesta intelectual al terreno de la acci¨®n pac¨ªfica en lacalle. Yuri Glazunov, uno de los primeros disidentes de la URSS, le calific¨® como ?el prototipo del disidente inc¨®modo a las autoridades. Le prefieren en el exilio a verle en un campo de trabajo?.
Efectivamente, la acci¨®n m¨¢s espectacular de Amalrik fue su manifestaci¨®n delante del palacio del El¨ªseo reclamando una entrevista con Giscard d'Estaing, en febrero de 1977. Apenas un a?o antes hab¨ªa abandonado forzosamente la URSS. En aquella ocasi¨®n coment¨®: ?El escritor, el investigador, nunca jam¨¢s desea abandonar voluntariamente su tierra natal?.
Las autoridades sovi¨¦ticas ten¨ªan fundamentalmente dos razones para querer que Andrei Amalrik viviese fuera de la URSS. La primera, su capacidad de an¨¢lisis para extraer consecuencias de las circunstancias, hist¨®ricas, pol¨ªticas o sociales, de la poblaci¨®n rusa y la culpabilidad del r¨¦gimen. De este modo, en su primer destierro (1966), de dos a?os en una granja de Guryeva, Amalrik escribi¨® uno de los textos cl¨¢sicos de la oposici¨®n en la Uni¨®n Sovi¨¦tica: Viaje involuntario a Siberia.
La segunda, el historiador disidente nacido en Mosc¨² intentaba llevar a la pr¨¢ctica su combate en favor de la regeneraci¨®n moral de la poblaci¨®n y la denuncia p¨²blica de ?la hipocres¨ªa del r¨¦gimen y la supervivencia del estalinismo en sus estructuras?. En febrero de 1976, en v¨ªsperas del 25? Congreso del PCUS, dos agentes del KGB siguieron a Amalrik por la capital sovi¨¦tica, pr¨¢cticamente pegados a sus talones, para impedirle que intentase entrar en el congreso con una carta de protesta o hacerla llegar a extranjeros y periodistas. La persecuci¨®n acab¨® finalmente con su detenci¨®n.
Influido por Dostoievski
Su padre y su t¨ªo fueron quienes influyeron personalmente en su formaci¨®n pol¨ªtica de contestatario rebelde, pero Amalrik siempre tuvo al escritor Dostoievski como su ¨ªdolo moral favorito.
Desde su comienzo en la Universidad de Mosc¨², su sentido cr¨ªtico no pas¨® inadvertido para las autoridades, quienes le expulsaron en 1963. Pensaban que ser¨ªa una lecci¨®n que tendr¨ªa en cuenta para el futuro. Sin embargo, continu¨® con su investigaci¨®n hist¨®rica autodidacta, que concluy¨® en su libro m¨¢s famoso: ?Sobrevivir¨¢ la URSS a 1984?, donde vaticinaba el desmembramiento de la URSS por las rebeliones nacionales en cada una de las rep¨²blicas de la federaci¨®n sovi¨¦tica.
Las acusaciones de par¨¢sito y vagabundo no consiguieron sino afianzarle en su opini¨®n de que el movimiento disidente deber¨ªa continuar, en su trabajo de acabar ?con las mentiras del r¨¦gimen? y como fuerza social capaz de modificar su estalinismo. Fue el primero en dar su apoyo y escribir sobre la importancia del Grupo Helsinki, creado en 1977 en la URSS por Yuri Orlov, para quien se reclama ahora en la ?conferencia paralela? su liberaci¨®n de un campo de trabajo en Perm.
A ra¨ªz de la invasi¨®n de Checoslovaquia (1968) surge el Movimiento, Democr¨¢tico de la URSS, y Amalrik se encuentra entre sus fundadores. En esos momentos declara que ?el burocratismo y la corrupci¨®n del poder son los grandes males que aquejan a la sociedad sovi¨¦tica?.
?Soy partidario del socialismo con rostro humano?, dijo. Confiaba que una segunda revoluci¨®n tuviera lugar en la Uni¨®n Sovi¨¦tica, donde participasen ?los elementos del tipo Dubcek? que hay en el PCUS, opini¨®n que no comparten algunos de sus m¨¢s ¨ªntimos amigos, como Pliucht o Bukovski.
Su ¨²ltima posici¨®n pol¨ªtica, a favor de los sindicalistas polacos, demostr¨® que despu¨¦s de tres a?os de exilio Andrei Amalrik no hab¨ªa cedido un ¨¢pice en su idea de apoyar con la acci¨®n, en cualquier circunstancia propicia, el enfrentamiento a la ?dictadura socialista?.
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