Una nueva conferencia de desarme, tema central de la segunda fase de la CSCE

Viene de primera p¨¢gina

Se recuerda c¨®mo en el dif¨ªcil compromiso establecido en torno al orden del d¨ªa, calendario y modalidades de la Conferencia, se incluy¨® un apartado en el que se dice: ?El intercambio a fondo de opiniones sobre la aplicaci¨®n de las disposiciones del Acta Final (de Helsinki) y la ejecuci¨®n de las tareas definidas por la Conferencia se terminar¨¢n al finalizar la sexta semana?. Ello supone que el debate pol¨ªtico sobre Afganist¨¢n y derechos humanos est¨¢, en teor¨ªa, cerrado.

No obstante, todo s posible y son muchos los que creen en la eventualidad de que el presidente Reagan intente reabrir el debate de Afganist¨¢n. Desde luego, la tensi¨®n renacer¨ªa si la crisis polaca llegara al borde de la intervenci¨®n militar de la URSS, como se temi¨® a finales del pasado a?o, aunque esta vez la preocupaci¨®n en los medios diplom¨¢ticos se centra m¨¢s en el desarrollo de los enfrentamientos armados en El Salvador que en Polonia. Los pa¨ªses atl¨¢nticos que participan en la Conferencia temieron, por su parte, que la URSS y sus aliados criticaran duramente el golpe de Estado en Turqu¨ªa y que esta cuesti¨®n surgiera en las discusiones sobre derechos humanos. Ahora, el bloque occidental est¨¢ preocupado por una eventual intervenci¨®n directa de Estados Unidos en El Salvador. En definitiva, la Conferencia de Madrid se va a convertir en la primera prueba para la Administraci¨®n Reagan en los cap¨ªtulos relativos a la distensi¨®n, desarme y derechos humanos, que son los temas centrales de las propuestas presentadas en la primera fase y que ahora se debatir¨¢n a lo largo de las pr¨®ximas cinco semanas. En ellas deber¨¢n cerrarse las conversaciones madrile?as con un documento final, en el que se fecha y el lugar de la pr¨®xima conferencia -a cuya organizaci¨®n aspiran Rumania y B¨¦lgica, por el momento- y en el que se podr¨¢n incluir resoluciones aprobadas por consenso de los 35 pa¨ªses, como partes integrantes del documento final de la Conferencia.

Desarme y medidas de confianza

La posibilidad de que la Conferencia de Madrid llegue al acuerdo de principio de convocar una nueva conferencia de desarme y de medidas de confianza (o de control de seguridad) supondr¨ªa un resultado importante para la reanimaci¨®n del proceso de distensi¨®n Este-Oeste, que hoy est¨¢ completamente congelado. Otras conclusiones, aunque de menor alcance, ser¨¢n declaraciones sobre mejorasen la libre circulaci¨®n de ideas y personas, en la cooperaci¨®n cultural, comercial, energ¨¦tica y econ¨®mica; en la lucha contra el terrorismo (partiendo de una propuesta que patrocina Espa?a) o, simplemente, la convocatoria de la cuarta CSCE en Bucarest, Bruselas o en Viena, por ejemplo, si no se consigue un consenso sobre las dos primeras ofertas. Desde luego, y aunque parece que la etapa m¨¢s conflictiva de la Conferencia ya pas¨®, tampoco se puede descartar la ruptura total y el final del proceso iniciado en Helsinki si las tensiones se reavivan.

De todas maneras, y abstracci¨®n hecha del impacto del equipo del presidente Reagan, ser¨¢n las cuestiones relativas a la seguridad y al desarme las que centren la atenci¨®n pol¨ªtica de la reuni¨®n. En principio, se parte de dos propuestas esenciales presentadas por Francia y Polonia y que, aunque incluyen. objetivos parecidos, discrepan seriamente en el fondo y en la forma. En s¨ªntesis, la propuesta de Par¨ªs presentada por Giscard d'Estaing en las Naciocies Unidas, tiene dos objetivos: uno, el de reciclar a Francia en las negociaciones sobre control de armamentos convencionales en el coraz¨®n de Europa, de las que permanece apartada tanto en las conversaciones SALT ruso-americanas sobre armas estrat¨¦gicas como en las llamadas MBFR de Viena; as¨ª mismo, Par¨ªs desea, por otra parte y sobre todo, obligar a los sovi¨¦ticos a extender sus ?medidas de confianza? o sistema de informaci¨®n de maniobras militares acordado en la primera CSCE de Helsinki, no s¨®lo a la franja de 250 kil¨®metros estipulada, sino a todo el territorio de la URSS. Concretamente, Francia propone que las actuales medidas de confianza o de control de maniobras militares no se limiten a s¨®lo una parte del territorio ruso, sino a la totalidad. En su texto proponen una conferencia de desarme a celebrarse en 1981, en un lugar a¨²n por determinar (Polonia propone Varsovia en su oferta) y con la intenci¨®n que la pr¨®xima CSCE analice sus resultados. En relaci¨®n con el contenido de dicha conferencia, Francia pide -y aqu¨ª est¨¢ la clave de su propuestaque se adopte ?un r¨¦gimen coherente de medidas de confianza aplicables en el conjunto del continente europeo, del Atl¨¢ntico a los Urales? as¨ª como toda una serie de medidas t¨¦cnicas verificatorias. Es decir, la apertura de una conferencia con un contenido concreto y obligando a la URSS, desde su convocatoria, a comprometerse en la ampliaci¨®n de su franja de 250 kil¨®metros. La propuesta de Par¨ªs cuenta, al parecer, con el apoyo de todos los pa¨ªses de la OTAN y de Espa?a y se cree que ser¨¢ inamovible. Es decir, o esto o nada, y mucho menos un compromiso intermedio.

La oferta de Polonia

Polonia, interpretando los eseos de la URSS, quiere la convocator¨ªa de la conferencia del desarme para el 20 de octubre de 1981, en Varsovia. Su propuesta se refiere a una conferencia en dos fases, en la que se incluir¨ªa, en una primera etapa, el an¨¢lisis y la ampliaci¨®n de las llamadas medidas de confianza sin prejuzgar su contenido ni sus l¨ªmites geogr¨¢ficos, y una segunda parte destinada a profundizar en el desarme propiamente dicho. El documento polaco insiste en que los acuerdos que se adopten en el nuevo foro no deber¨¢n ?menoscabar la seguridad de ning¨²n Estado?, lo que podr¨ªa ser una alusi¨®n indirecta a su cr¨ªtica situaci¨®n interna.

A la vista de ambas propuestas, y si es cierto que Francia y la OTAN no desean apartarse de sus condiciones concretas, parece dif¨ªcil o casi imposible que se llegue a un acuerdo definitivo en Madrid por que la URSS no aceptar¨¢ la posici¨®n gala, a no ser que desee ganar tiempo y dar un impulso y contenido a la CSCE, aunque luego, una vez en marcha la nueva conferencia, intente rectificar su contenido inicial. Para los pa¨ªses de la OTAN no cabe posici¨®n intermedia entre Par¨ªs y Varsovia, y por ello no consideran ni siquiera oportunas las ofertas de conciliaci¨®n que en este sentido han hecho, a trav¨¦s de varias propuestas, los pa¨ªses neutrales y no alineados que participan en la reuni¨®n de Madrid.

En todo caso habr¨¢ tambi¨¦n que tener en cuenta la postura de Estados Unidos, que incluso podr¨ªa revisar su apoyo inicial a Par¨ªs. A la Administraci¨®n del presidente Carter no le gustaba ya desde hace meses la idea de convocar ning¨²n tipo de conferencia sobre confianza, seguridad, y mucho menos de desarme, y calificaba todas estas iniciativas como ?propagandistas de la URSS?. Para Carter, la invasi¨®n de Afganist¨¢n imped¨ªa, como principio, toda nueva negociaci¨®n, e incluso se puso en duda la oportunidad de la reuni¨®n de Madrid.

Por todo ello es presumible que los hombres de Reagan sean a¨²n mucho m¨¢s estrictos y se opongan a toda iniciativa negociadora que no incluya de antemano la cuesti¨®n afgana, garant¨ªas sobre Polonia y el despegue de las viejas negociaciones MBFR de Viena, as¨ª como un replanteamiento de las SALT II. Es decir, que muy optimista hay que ser para pensar en una futura conferencia de desarme, aunque otra cosa ser¨ªa pensar que a las actuales medidas de confianza se pueda a?adir alguna peque?a ampliaci¨®n en el marco de la CSCE y como anejo a los acuerdos establecidos en Helsinki, lugar en el que los occidentales ofrecieron a la URSS el generoso acuerdo de los 250 kil¨®metros a cambio del control en todo su territorio.

Contactos diplom¨¢ticos de ¨²ltima hora

En relaci¨®n con la fase que hoy comienza hay que se?alar que no se esperan problemas de calendario y organizaci¨®n de los trabajos que discurrir¨¢n partiendo del llamado libro violeta del procedimiento y de una distribuci¨®n del tiempo presentada por Finlandia. Las sesiones se iniciar¨¢n con una primera plenaria e inmediatamente despu¨¦s se pasar¨¢ al estudio en comisi¨®n (en las tres comisiones de seguridad, cooperaci¨®n y relaciones humanas), y a puerta cerrada, de las 85 propuestas, para seleccionar las que pudieran incluirse en el documento final de la conferencia.

Precisamente para elaborar dicho documento o proyectos del mismo, algunos pa¨ªses han establecido contactos diplom¨¢ticos en las ¨²ltimas horas. Es as¨ª que Holanda, que ahora preside la CEE de los diez, seg¨²n el sistema rotativo del Consejo de Ministros comunitario, tendr¨ªa ya redactado un proyecto de documento que habr¨ªa consultado con los pa¨ªses de la OTAN, e incluso con Estados Unidos, en el reciente viaje a Washington que el jefe de la delegaci¨®n holandesa, embajador Van Dongen, realiz¨® para conversar con la Administraci¨®n Reagan.

Asimismo, en estas preconsultas diplom¨¢ticas se ha incluido la cuesti¨®n de la continuidad o follow-up de la Conferencia de Madrid. Hasta ahora, Ruman¨ªa y B¨¦lgica son pa¨ªses candidatos y Austria podr¨ªa surgir si no se llega a un consenso. De todas maneras, la oferta rumana cuenta con m¨²ltiples adhesiones no s¨®lo entre los pa¨ªses del Este, sino entre neutrales y alg¨²n atl¨¢ntico, como Francia. La candidatura de Bucarest podr¨ªa ser aceptada si Ruman¨ªa da toda serie de garant¨ªas sobre acceso y movimiento en su capital no s¨®lo para los participantes, sino para informadores e incluso disidentes y manifestantes. Otra posibilidad que se baraja ser¨ªa la de celebrar la primera fase de la pr¨®xima Conferencia en Bucarest, y la segunda, en Bruselas. Tambi¨¦n podr¨ªa acordarse un sistema rotativo para todos los pa¨ªses.

En lo que a Espa?a se refiere hay que. se?alar que el jefe de la delegaci¨®n hispana, Javier Rup¨¦rez, ha visitado recientemente Bruselas y Estrasburgo para contactar las posiciones de los pa¨ªses de la OTAN y del Consejo de Europa. Seg¨²n el propio Rup¨¦rez, neutrales y aliados se encuentran satisfechos sobre el desarrollo de la primera fase de la conferencia. Otras fuentes de la delegaci¨®n hispana han destacado c¨®mo la Prensa de los pa¨ªses socialistas se ha felicitado del desarrollo de la marcha de la conferencia.

No obstante, en algunos medios diplom¨¢ticos de los pa¨ªses del Este se ha calificado la actitud hispana en la conferencia de excesivamente atlantista en algunas ocasiones. Por otra parte, en fuentes pr¨®ximas al ministro de Asuntos Exteriores se subraya que Espa?a ha jugado un papel de pa¨ªs occidental, y a la vez de conciliador, por su situaci¨®n de naci¨®n anfitriona. Las mismas fuentes son menos optimistas sobre el resultado de la primera fase de la conferencia y afirman que los resultados han sido ?m¨¢s bien escasos?, aunque puntualizan que las dificultades impuestas por la crisis de las relaciones Este-Oeste dificultaron la marcha de esta fase de la conferencia. En el palacio de Santa Cruz se se?ala que Espa?a apoyar¨¢ la propuesta francesa sobre una conferencia del desarme y buscar¨¢ para esta segunda fase un mejor resultado que para la primera.