Un laudo innecesario pero inevitable
El comit¨¦ intercentros de Renfe ha conseguido para su plantilla el tercer laudo durante los tres ¨²ltimos a?os. Despu¨¦s de casi dos meses de negociaciones para establecer un convenio colectivo, en las que la presidencia de Renfe adelant¨® a los dirigentes nacionales de las dos centrales mayoritarias en dicho comit¨¦ (CC OO, 52% de la representatividad, y UGT, el 36%) que el techo m¨¢ximo de la empresa en lo econ¨®mico era un incremento salarial del 10%, ayer fue dictado por Trabajo el laudo que pone fin a las negociaciones y restablece la normalidad del servicio ferroviario, repetidamente colapsado durante el ¨²ltimo mes como consecuencia de los paros intermitentes que ha venido efectuando su plantilla.El balance negociador para ambas centrales, pues, resulta notablemente negativo e infructuoso para sus bases, embarcadas en una cascada de paros y huelga de celo, cuya ¨²ltima consecuencial -aparte el deterioro registrado por el servicio ferroviario y el consiguiente perjuicio para el usuario- supone la imposibilidad de que la plantilla de Renfe, un a?o m¨¢s, pueda regir sus relaciones laborales por un convenio colectivo.
El comportamiento negociador de la direcci¨®n de Renfe, cuyo presidente ha mantenido continuo contacto con las direcciones de CC OO y UGT a nivel estatal, aparece ajustado a los m¨¢s estrictos criterios de dejar libertad a sus interlocutores obreros para el ejercicio del derecho de huelga, hasta el punto de que podr¨ªa haberse ca¨ªdo en un exceso de aguante para sostener en sus manos la patata caliente de una conflictividad coincidente en el tiempo con la registrada en el transporte a¨¦reo.
Los sindicatos, por su parte, al amparo del derecho constitucional a la huelga como medio de presi¨®n para la defensa de sus intereses, han dejado ver, con su posicionamiento a lo largo de la negociaci¨®n, una perfecta simbiosis entre la representaci¨®n obrera que ostentan y su servidumbre a intereses pol¨ªticos, de los que las centrales, en este pa¨ªs, todav¨ªa, muestran una clara dependencia.
El recurso sindical a la supuesta inconstitucionalidad del laudo, sobre la base de que su aplicaci¨®n impide en efecto el derecho de huelga, obvia la necesaria menci¨®n a la urgente regulaci¨®n de este derecho cuando su ejercicio coarta otras garant¨ªas constitucionales, como es la libertad de circulaci¨®n, que se ha visto gravemente afectada y restringida por los paros ferroviarios.
No obstante, la parcela de responsabilidad que compete a los sindicatos, tanto en lo que se refiere al resultado de la lucha obrera (un laudo que por tercer a?o consecutivo impone a los trabajadores un determinado incremento salarial), como al tr¨¢mite seguido en la negociaci¨®n, debe ser exigida por los ferroviarios en una cierta proporci¨®n al grado de representatividad que Comisiones Obreras y UGT ostentan dentro del comit¨¦ intercentros.
Un dato para esta valoraci¨®n: mientras Comisiones Obreras ha mantenido una estrecha relaci¨®n entre el nivel de sus exigencias y el grado de deterioro de la situaci¨®n pol¨ªtica durante este ¨²ltimo mes, UGT necesitaba el laudo para encontrar la salida del t¨²nel. No obstante, la central socialista, como otras tantas veces, no ha sabido, o no ha podido, mantener una m¨ªnima coherencia entre sus convicciones manifestadas bajo la mesa de negociaci¨®n y su comportamiento p¨²blico.
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