Los traductores consideran que el cumplimiento de la ley del Libro podr¨ªa resolver sus problemas
Piden participaci¨®n efectiva en los beneficios editoriales
El pasado fin de semana, una cincuentena de traductores espa?oles y extranjeros se plantearon en el palacio de la Fuensalida, en Toledo, los problemas que afectan a las lenguas de ¨¢mbito restringido y a las culturas que ¨¦stas reflejan en distintos lugares del mundo. Esos problemas, que ser¨¢n discutidos en un simposio internacional a celebrar el pr¨®ximo 1982, en Mallorca, representan s¨®lo una parte de las cuestiones que preocupan a los profesionales de la traducci¨®n, que, especialmente en Espa?a, encuentran una descompensaci¨®n absoluta entre la magnitud de su tarea y el resultado econ¨®mico de su trabajo. Para resolver lo que ellos creen que es una injusticia, los traductores s¨®lo piden que se respete la vigente ley del Libro Espa?ol en lo que respecta a la labor que realizan.
Esther Ben¨ªtez, presidenta de la Asociaci¨®n Profesional Espa?ola de Traductores e Int¨¦rpretes (APETI), hace hincapi¨¦ en la irresponsabilidad de las editoriales que se resisten a reconocer lo que la ley se?ala: ?En la ley del Libro Espa?ol, el traductor queda definido como autor de su trabajo, por lo cual, debe quedar asociado a los beneficios que la editorial obtenga con la obra traducida. Aqu¨ª se saltan a la torera y el traductor percibe lo mismo si un libro alcanza mil que 100.000 ejemplares?.En todas las casas de edici¨®n indican que esa reivindicaci¨®n es sumamente justa, pero que la estructura editorial espa?ola no permite demasiados milagros al respecto.
Por otro lado, los editores consultados reconocen que el nivel de traducci¨®n en Espa?a es ?malo e incluso muy malo?. De hecho, ?por lo general, hay que revisar todas las traducciones. Al menos el 80% de ellas precisan ese trabajo complementario. Y es que el traductor, a menudo, no conoce a fondo la lengua del original. Otras veces carece de estilo para trasladar correctamente lo que conoce. Para colmo, traducir exige algo m¨¢s que conocer una y otra lengua?.
As¨ª las cosas, ?las mejores traducciones suelen ser, salvo casos excepcionales, aquellas que emprenden no profesionales, personas que hacen eso por puro amor a texto original. Esto es un c¨ªrculo vicioso. El traductor se queja, con raz¨®n, de que cobra poco por su trabajo. Pero los editores tenemos la experiencia de que las traducciones que hemos pagado mejor no por ello poseen mayor calidad ?.
La tarifa media existente en el mercado va de 320 a 400 pesetas por holandesa: ?Ser traductor profesional en Espa?a es un sacrificio. Pero una editorial no puede ir mucho m¨¢s lejos. Cuando pagamos el 5% de derechos de autor es por los cl¨¢sicos, que es el porcentaje al que aspiran todos los traductores, incluso para obras de autores vivos?.
Otro editor se queja de que hay abundancia de traductores para algunas lenguas (franc¨¦s, italiano e ingl¨¦s), pero carencia absoluta para las restantes: ?En resumidas cuentas, es verdad que se paga muy poco para el esfuerzo que supone traducir. En contrapartida, los traductores trabajan apresuradamente. Otro problema grave es que muchos traductores silencian que no saben escribir en castellano. Y eso, mal se puede remediar con el aumento de la tarifa?.
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