Los profesionales y la situaci¨®n pol¨ªtica
El golpe de Estado del 23 de febrero y los acontecimientos pol¨ªticos que se han venido sucediendo desde entonces: ralentizaci¨®n, cuando no decidido estancamiento de la investigaci¨®n e imputaci¨®n de responsabilidades civiles y militares en el golpe; olvido del caso Arregui y env¨ªo del Ej¨¦rcito al Pa¨ªs Vasco; aprobaci¨®n de la llamada ley de Defensa de la Constituci¨®n; inicio de un proceso de general restricci¨®n de las libertades p¨²blicas y preocupantes proyectos limitativos de las autonom¨ªas, entre otros, significan un nuevo punto de partida de la situaci¨®n pol¨ªtica espa?ola.Este punto de partida, que tiene su origen m¨¢s remoto en las condiciones en que tuvo lugar la transici¨®n pol¨ªtica en nuestro pa¨ªs, suele definirse genericamente como ?democracia vigilada? o ?tolerada? y se caracteriza por la imposici¨®n en aspectos muy sustanciales del proyecto pol¨ªtico de los llamados ?poderes f¨¢cticos? -en especial de sectores determinantes de las Fuerzas Armadas- a las instituciones democr¨¢ticas emanadas de la soberan¨ªa popular.
En las condiciones actuales de Espa?a -burocracia militar, policial, judicial y civil, en general, heredada del r¨¦gimen anterior crisis econ¨®mica y de identidad nacional y acci¨®n, del terrorismo en el Pa¨ªs Vasco-, el proyecto pol¨ªtico de los ?poderes f¨¢cticos? tiene un contenido abiertamente autoritario, y de consumarse en toda su pureza supondr¨ªa el final del actual r¨¦gimen de libertades que nuestra Constituci¨®n configura y la retrocesi¨®n a los negros a?os de la dictadura.
Ante esta situaci¨®n, el silencio, la pasividad, los eufemismos temerosos y hasta el pasotismo, o la pol¨ªtica del avestruz en su m¨¢s amplio sentido, adoptados en cualquier nivel institucional o personal, que se niegue a reconocer y a reaccionar contra la evidente amenaza que pesa sobre la democracia espa?ola, pueden resultar suicidas a muy corto plazo.
Es preciso asumir en toda su crudeza la gravedad del, momento actual, como paso imprescindible para lograr el rearme moral y la conjunci¨®n de voluntades precisos para instrumentar las acciones necesarias -desde el Gobierno, el Parlamento, los ayuntamientos, la calle y las distintas instituciones y centros de poder e incidencia social- que permitan su reconversi¨®n.
En este contexto, entendemos que la acci¨®n de los profesionales para defender y asegurar la democracia en Espa?a debe desarrollarse en dos niveles: uno, gen¨¦rico, en el que participen colectivamente con el resto de los ciudadanos, y otro, espec¨ªfico, desde su condici¨®n de estrato laboral y sociol¨®gico diferenciado.
En el primer ¨¢mbito, las tareas de los profesionales en defensa de la democracia no pueden ser diferentes de las del resto de los ciudadanos y consisten en participar e impulsar decididamente cuantas iniciativas sean adoptadas por partidos pol¨ªticos, sindicatos, asociaciones y entidades conducentes al objetivo unitario de defender las libertades y los valores democr¨¢ticos en Espa?a.
Ello pasa a nuestro juicio, sin embargo, por mantener con tenacidad las viejas reivindicaciones que fueron sostenidas con ¨¦xito frente a la dictadura por la inmensa mayor¨ªa de los espa?oles y que constituyen realmente se?as de identidad m¨ªnima para terminar de configurar, a¨²n con amenaza de golpe, la convivencia democr¨¢tica en nuestro pa¨ªs. Los profesionales y los ciudadanos dem¨®cratas en general, seguimos pensando que no es el recorte, sino la profundizaci¨®n en las autonom¨ªas en los pueblos de Espa?a, lo que va a coadyuvar a aquel fin; que la leg¨ªtima defensa institucional y social contra el terrorismo, cuya acci¨®n condenamos energicamente, no puede constituirse en patente de corso para hacer tabla rasa de valores democr¨¢ticos conquistados; que la defensa m¨¢s absoluta de la libertad de expresi¨®n es, hoy tambi¨¦n, irrenunciable; que es prioritario erradicar la tortura y los malos tratos en donde se produzcan; que derechos elementales como el del puesto de trabajo y divorcio, entre otros, son insacrificables; que es imprescindible mantener una pol¨ªtica de independencia y plena soberan¨ªa nacional, neutralidad y no alineamiento en relaci¨®n con los bloques militares, lo que sigue exigiendo oponerse a la entrada de Espa?a en la OTAN; que, en fin, frente al callarse y estar quietos que propugnan los golpistas, hay que moverse y hablar.
En relaci¨®n con su nivel espec¨ªfico de actuaci¨®n, el papel de los profesionales debe consistir en la adopci¨®n de iniciativas concretas, expresadas en objetivos y formal de organizaci¨®n dirigidas.a reformar en profundidad sus respectivas instituciones y ¨¢mbitos de trabajo social.
Este enfoque de las tareasdel profesional supone atacar de ra¨ªz una de las causas profundas de la inestabilidad pol¨ªtico-social en Espa?a, en cuanto que el gran pacto nacional en que se asent¨® la transici¨®n pol¨ªtica presupuso el mantenimiento en su contenido, funcionamiento e incluso personas, de las distintas instituciones y aparatos,de poder -no s¨®lo pol¨ªticos, tambi¨¦n sociales e institucionales- del antiguo r¨¦gimen. Lejos de un juego gratuito de palabras, se trata de propugnar un cambio en profundidad de las instituciones y ¨¢mbitos del trabajo social que elimine una de las bases objetivas de la involuci¨®n y la dictadura.
No es posible realizar una enumeraci¨®n exhaustiva de las tareas a realizar a este respecto.
Pensamos, sin embargo, que propugnar una democratizaci¨®n y reforma en toda profundidad de la Administraci¨®n p¨²blica, en la que participen de forma protagonista y organizada los propios funcionarios; iniciar la lucha sistem¨¢tica y colectiva contra la corrupci¨®n que encenaga muchos de los ¨¢mbitos en que se desarrolla nuestro trabajo profesional; propiciar la participaci¨®n m¨¢s activa de los profesionales sanitarios en el proceso hacia unasanidad p¨²blica y, eficiente, en la que noexistan privilegios ni corrupci¨®n; avanzar sustantivamente de una vez en el camino hacia la escuela p¨²blica y gratuita; renovar desde sus cimientos la estructura y medios del poder encargado de la Administraci¨®n de la Justicia; acabar con la irracionalidad, apat¨ªa y falta de vida que caracteriza a nuestra Universidad; exigir hasta conseguir una progresiva y racional utilizaci¨®n de los medios de comunicaci¨®n social, especialmente la radio, y la television, sufragados por los espa?oles y, por tanto, necesariamente a su servicio; luchar por remover cuantas trabas sociales y econ¨®micas impiden a los profesionales del arte y la cultura ejercer su aut¨¦ntica libertad de expresi¨®n en aspecto tan fundamental para el presente y futuro del nuestra sociedad; promover que, los valores democr¨¢ticos sean empezados a introducir en el seno del Ej¨¦rcito e instituciones armadas, son algunos de los objetivos que bien merecen, a nuestro juicio, que los distintos sectores profesionales aportemos tambi¨¦n nuestro grano de arena a la lucha contra la barbarie.
(*) Este art¨ªculo lo firman tambi¨¦n Eduardo Bueno, C.S. Reyes, Jos¨¦ L. Malo de Molina, Fernando Salas, Eduardo Carvajal, Horacio Oliva, Ricardo Aroca, Jos¨¦ A. Gimbernat, Miguel Mora Hidalgo, Enrique G¨®mez Reino, Luis Eduardo Aute, Luis Pastor, Juan F. Margallo, Antonio Gallifa, Miguel Mu?iz, Carlos Giner, Enrique Gimbernat, Pablo Castellano, Luis Otero Fern¨¢ndez, Antonio de Senillosa, Jos¨¦ Sanroma Aldea y 155 firmas m¨¢s.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.