La Administraci¨®n espa?ola no est¨¢ organizada para llevar a cabo una pol¨ªtica medioambiental
La Administraci¨®n no tiene ning¨²n departamento de rango superior encargado de dictar e imponer una pol¨ªtica medioambiental que frene la carrera de la contaminaci¨®n y la destrucci¨®n de la naturaleza. Los encargados de proteger la calidad ambiental de los asentamientos humanos y el equilibrio ecol¨®gico del campo son los mismos que se dedican a las actividades que originan el deterioro de ese medio ambiente que hoy se conmemora oficialmente. De ah¨ª que ya puede el Parlamento promulgar las leyes que se le ocurran en estas materias, que su ejecuci¨®n estar¨¢ a merced de la buena voluntad de los funcionarios que en ese momento rijan los destinos de los 35 departamentos de la Administraci¨®n cuya actividad incide en el medio ambiente y de cuyos problemas son juez y parte.
?Creo que la dispersi¨®n de competencias es un problema muy importante para la gesti¨®n del medio ambiente, ya que conduce a una diluci¨®n de responsabilidades?, opina sobre este tema la directora general del Medio Ambiente, Mar¨ªa Teresa Estevan, quien se encuentra al frente de un departamento que, a pesar de su nombre, es el ¨²nico de los 35 mencionados que no tiene ninguna competencia directa en estos temas.La Direcci¨®n General del Medio Ambiente, junto con la Subsecretar¨ªa de Ordenaci¨®n del Territorio y Medio Ambiente, en la que est¨¢ encuadrada, fueron creadas hace tres a?os dentro del Ministerio de Obras P¨²blicas y Urbanismo, con la finalidad de potenciar la unidad de gesti¨®n en los temas medioam bientales. Sin embargo, este primer equipo del MOPU se estrell¨® con la firme decisi¨®n de los otros ministerios en no dejarse arrancar ni una sola competencia en materia de medio ambiente. Tres a?os despu¨¦s de su creaci¨®n, la Direcci¨®n General del Medio Ambiente. se limita a ser un departamento coordinador, y ello gracias a que al menos se le ha asignado la misi¨®n de encargarse ,de la secretar¨ªa de la Comisi¨®n Interministerial del Medio Ambiente (CIMA). La CIMA naci¨® en 1972 como elemento coordinador de los 35 departamentos ya mencionados que tienen responsabilidades en los asuntos medioambientales.
Los ¨¦xitos de la CIMA
A pesar de ser un ¨®rgano meramente consultivo, cuyas decisiones no son vinculantes, la CIMA, cuya actuaci¨®n ha sido y es reclamada y apoyada en numerosas ocasiones por el movimiento ecologista, ha estado jugando un papel decisivo en la protecci¨®n del entorno natural y urbano. Pero los ¨¦xitos de la CIMA se han debido a situaciones meramente coyunturales, en las que determinados funcionarios decidieron aceptar voluntariamente las recomendaciones de la CIMA, pero que tambi¨¦n podr¨ªan haber hecho todo lo contrario sin salirse de la legalidad.Por otra parte, las propuestas que emanan de la CIMA dependen del talante de sus componentes, que, a su vez, son controlados por sus respectivos ministros. As¨ª, los que realmente controlan a los departamentos m¨¢s importantes integrados en la CIMA son los ministerios de Agricultura, de Industria y Energ¨ªa y de Obras P¨²blicas y Urbanismo. Especialmente los dos primeros son los que siempre se han opuesto a la creaci¨®n de un organismo aut¨®nomo, o al menos integrado en un ministerio neutro, no relacionado directamente con la degradaci¨®n de la naturaleza y el medio ambiente. Esta aspiraci¨®n ya estaba reflejada en el decreto que creaba la Direcci¨®n General del Medio Ambiente, en el que se dec¨ªa que los problemas del medio ambiente ?hubieran requerido la creaci¨®n de una secretar¨ªa de Esta do?, idea que se relegaba por el momento, ?debido a consideraciones de austeridad econ¨®mica?. Estos tres ministerios son a su vez los responsables principales de los problemas que aquejan a la naturaleza y al medio ambiente. Por un lado, el Ministerio de Agricultura es el principal responsable de la degradaci¨®n de la naturaleza, la fauna y la flora, a trav¨¦s de la pol¨ªtica de tres de sus departamentos, como son el leona, el IRYDA y la Subsecretar¨ªa de Pesca. Por otro, la degradaci¨®n del medio urbano viene provocada en gran medida por la pol¨ªtica de urbanismo -de la que es responsable el MOPU- y por la contaminaci¨®n industrial, de cuyo control es responsable el Ministerio de Industria y Energ¨ªa.
El Icona controla la naturaleza
El leona es uno de los organismos integrados en la CIMA que mayor n¨²mero de competencias tendr¨ªa que ceder a una hipot¨¦tica Secretar¨ªa de Estado para la Conservaci¨®n de la Naturaleza y el Medio Ambiente. Actualmente, el leona tiene encomendada la misi¨®n de controlar todo lo relacionado con la naturaleza. Pero en ese todo est¨¢ incluido no s¨®lo la conservaci¨®n, sino tambi¨¦n la transformaci¨®n y explotaci¨®n de los recursos naturales. Esta ¨²ltima actividad, que es la que tradicionalmente ven¨ªan ejerciendo los funcionarios del leona predomina sobre la conservacionista, hasta el punto que el Instituto para la Conservaci¨®n de la Naturaleza es uno de los departamentos de la Administraci¨®n que m¨¢s ha alterado el equilibrio ecol¨®gico de Espa?a.Pero, adem¨¢s de sus contradicciones internas, el leona tiene otro gran obst¨¢culo en su ubicaci¨®n dentro del Ministerio de Agricultura. A¨²n suponiendo que el leona intentara desarrollar una pol¨ªtica exclusivamente conservacionista, como cabr¨ªa esperarse de su nombre, tendr¨ªa dificultades para llevar a cabo su misi¨®n al estar subordinado a las directrices del ministro de Agricultura.
As¨ª, junto al leona, el Ministerio de Agricultura tiene otros departamentos como el Instituto de Reforma y Desarrollo Agrario (IRYDA), que se ha hecho famoso por ser el responsable de la desecaci¨®n de la mayor parte de las zonas h¨²medas de Espa?a, ecosistemas de gran valor ecol¨®gico que a¨²n siguen siendo agredidos por este organismo.
En el caso del Ministerio de Industria, las direcciones generales encargadas de potenciar la productividad de las industrias son las mismas que deben velar porque los niveles de emisi¨®n de contaminantes no superen los l¨ªmites legales. El resultado son ciudades como Bilbao, Avil¨¦s, Huelva, Tarragona, donde los planes de descontaminaci¨®n chocan con los intereses de los empresarios, que son los que imponen su ley y que sostienen el argumento de que ?la sociedad debe elegir entre la contaminaci¨®n o paro?.
Los esfuerzos del MOPU por llevar a cabo una ordenaci¨®n del territorio est¨¢n completamente diluidos en la inercia de la especulaci¨®n que ha predominado durante los ¨²ltimos cuarenta a?os.
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