Un astrac¨¢n disparatado

La evoluci¨®n cinematogr¨¢fica de Pedro Mas¨® (guionista desde 1953, productor desde 1957, director desde 1971) marca tambi¨¦n la evoluci¨®n de un cierto cine espa?ol. Amante de la comedia, Mas¨® ha sabido conectar con el gusto de su p¨²blico y ser sensible a las varlantes de la censura. Las primeras comedias rosa (Las chicas de la Cruz Roja, El d¨ªa de los enamorados) dieron paso a pel¨ªculas de matrinionios con presuntas defensas de la mujer y ataques al marido ad¨²ltero (Las viudas, Por qu¨¦ pecamos a los cuarenta, C¨®mo sois las mujeres), para llegar finalmente a temas de mayor fuerza sexual (Las adolescentes, La menor). Vistas hoy todas sus pel¨ªculas, pueden dar una imagen sociol¨®gica de la Espa?a de estos ¨²ltimos anos.En la ¨¦poca en que Mas¨® era s¨®lo guionista y productor de sus propias pel¨ªculas, adapt¨® unas f¨®rmulas narrativas que dirigia con seguridad profesional el desaparecido Pedro Lazaga; pel¨ªculas de episodios m¨¢s o menos camuflados que permit¨ªan una variedad de temas en cada pel¨ªcula y una posibilidad de rodar pronto y barato. Es precisamente en esta etapa cuando Mas¨® descuida la presentaci¨®n de sus productos.

Lo que ahora, ante su ¨²ltima pel¨ªcula, 127 millones libres de impuestos, acaba siendo su propia trampa. Porque en esta ocasi¨®n, Pedro Mas¨® se ha separado un poco de la pel¨ªcula oportuna para fabricar una comedia disparatada que, aunque s¨ª tiene que ver con parte de la realidad espa?ola de nuestro momento (los autosecuestros de algunos empresarios que intentan as¨ª evadir pagos), tiene como principal valor el propio juego dram¨¢tico. Con un gui¨®n que tambi¨¦n firma Rafael Azcona se ha intentado en esta ocasi¨®n tomar situaciones de otras , iejas comedias, adapt¨¢ndolas al istrac¨¢n. Las situaciones no tienen mucho rigor (como la visita de los curas), pere pod¨ªan dar pie a una pel¨ªcula divertida. Mas¨®, sin embargo, ha precipitado de tal forma la puesta en escena, ha simplificado tanto la interpretaci¨®n de los actores, que su trabajo se hace reiterativo.

Desde un punto de vista industrial, Pedro Mas¨® es un hombre defendible: mantiene vivo el mecanismo de la producci¨®n. Sus ambiciones art¨ªsticas, sin embargo, quedan reducidas a una simple ambici¨®n. sin m¨¢s, urgente y crispada. Es posible, no obstante, que 127 inillones libres de impuestos sea su mejor t¨ªtulo como director.