El Gobierno se muestra pasivo ante el aumento de la temperatura golpista
Insultos p¨²blicos al Rey, capit¨¢n general de los tres Ej¨¦rcitos, sancionados con penas irrisorias; los defensores del 23-F afirman en El Alc¨¢zar que no se celebrar¨¢ el juicio; colectas en la Divisi¨®n Acorazada Brunete n¨²mero 1 en favor de quienes tomaron como rehenes al Gobierno y al Pleno del Congreso de los Diputados; campa?as sistem¨¢ticas de descalificaci¨®n hacia quienes fueron activamente leales al Rey y al Gobierno y secundaron sus instrucciones para desmontar el golpe definen la gr¨¢fica de la creciente temperatura golpista. Fuentes castrenses, que coinciden en este an¨¢lisis, se?alan con alarma la falta de reacci¨®n proporcionada del Gobierno, mientras UCD entra en la sima de una crisis de la que no se ve el fondo.Oficiales de Estado Mayor se?alaban a EL PAIS que esta pleamar golpista se registra cuando deber¨ªa haber empezado la cuenta atr¨¢s para la celebraci¨®n de un juicio, el del 23-F, de, cuya ejemplaridad pende la supervivencia de la democracia espa?ola. Al comentar las peticiones de los defensores solicitando la reconstrucci¨®n de los hechos, una destacada personalidad precisaba: ?Quieren reconstruir los hechos, pero con fuego real?. Los oficiales aludidos hac¨ªan notar que la euforia golpista se produce en un momento caracterizado por ofrecer la m¨¢s baja cota de actividad terrorista de los ¨²ltimos diez a?os, el m¨¢s prolongado per¨ªodo de paz social desde el plan de estabilizaci¨®n de 1956 y con un pacto entre las fuerzas pol¨ªticas mayoritarias para racionalizar el proceso auton¨®mico mediante la LOAPA.
Terrorismo, conflictividad social y tensiones autonomistas, los tres fulminantes golpistas que se?alaban todos los an¨¢lisis, han sido desactivados merced a una mejora de la eficacia, una positiva cooperaci¨®n ciudadana, un alto sentido de responsabilidad de los trabajadores y sus representaciones sindicales y de las fuerzas pol¨ªticas mayoritarias en el Parlamento. El golpismo, sin embargo, se recupera por d¨ªas y se configura nuevamente, con el 20-N a la vista, como amenaza probable a corto plazo.
Las primeras columnas que perfilan el nuevo intento golpista tienen lugar privilegiado no s¨®lo en El Alc¨¢zar, sino tambi¨¦n en otros medios informativos. Ahora se recuerda que la llamada ley de Defensa de la Democracia se justific¨® como una necesidad para terminar con bien determinados focos golpistas y terroristas, pero una vez m¨¢s se constata la falta de convicci¨®n pol¨ªtica para aplicarla. El Alc¨¢zar, sigue sembrando impert¨¦rrito sus incitaciones en los cuarteles y salas de banderas de toda Espa?a sin m¨¢s prohibici¨®n de circular que en la Academia General de Zaragoza, dictada por un soldado ejemplar: el general Pinilla.
Militares que siguen de cerca las amenazas involucionistas han subrayado a EL PAIS la persistente actividad en ese ¨¢rea de plumas como la de Emilio Romero y Ricardo de la Cierva.
La conferencia de Emilio Romero a la que el Club Siglo XXI dio tribuna supone una vuelta a sus prop¨®sitos de aparcar la Constituci¨®n, ya expresados por este personaje antes del golpe del 23-F en art¨ªculos que adelantaban la candidatura del general Armada para presidir un Gobierno de gesti¨®n. Ahora pide un protagonismo para los militares en la pol¨ªtica que desborda el texto constitucional y reclama generosidad con los procesados del 23-F en t¨¦rminos que equivalen a dejar tan grav¨ªsimos hechos en la impunidad.
El Gobierno, seg¨²n dijo a EL PAIS un ministro, ha enviado alguno de esos textos de Emilio Romero al fiscal, pero desconoce la resoluci¨®n de la Magistratura. Adem¨¢s nadie explica que hayan quedado sin consecuencia alguna las actividades reveladas en las cintas magnetof¨®nicas donde se registraron las conversaciones intervenidas por instrucciones del secretario de Estado para la Seguridad en las que tan n¨ªtida y frecuentemente se escucha la voz del propio Emilio Romero. Un miembro de la junta directiva del Colegio de Abogados record¨® a EL PAIS que en ocasi¨®n decisiva el partido socialista supo terminar con alg¨²n fact¨®tum poniendo sobre la mesa determinados informes. ??Cu¨¢ndo har¨¢n lo, mismo?, a?ad¨ªa, ?con Emilio Romero, al que inexplicablemente han avalado durante estos a?os d¨¢ndole patente de dem¨®crata por sus ataques al presidente Su¨¢rez??.
El precio de las contemplaciones
Transcurridos ocho largos meses, sigue sin saberse nada de la trama civil del golpe para cuya investigaci¨®n se constituy¨® un grupo especial. S¨®lo Juan Garc¨ªa Carr¨¦s, actualmente en prisi¨®n preventiva en Carabanchel, es el ¨²nico paisano detenido. Medios pol¨ªticos valencianos estiman, por ejemplo, que hubiera sido imprescindible sacar a tiempo algunas consecuencias elementales. Para quienes vivieron en la ciudad del Turia la interminable jornada del 23-24 de febrero es inexplicable que el gobernador civil de la provincia, Jos¨¦ Mar¨ªa Fern¨¢ndez del R¨ªo, consentidor de su propia suplantaci¨®n por el general Caruana, no fuera destituido al d¨ªa siguiente sin m¨¢s contemplaciones. El precio de la indecisi¨®n est¨¢ en las manifestaciones sumariales del gobernador, plenamente exculpatorias para Caruana.
General ascendido
Otro general, Antonio Hermosilla, que ostentaba el mando de la 111 Zona de la Guardia Civil, con sede en Valencia, y que estuvo a las ¨®rdenes del general Milans del Bosch, se ha visto tambi¨¦n ascendido al empleo de general de divisi¨®n del cuerpo y destinado, en consecuencia, como subdirector general de la Benem¨¦rita. Y el coronel Joaqu¨ªn Valencia Rem¨®n, gobernador civil en varias ocasiones durante el r¨¦gimen anterior, que mandaba el regimiento Villaviciosa, de donde salieron las unidades que ocuparon militarmente Prado del Rey el d¨ªa de autos, ha sido ascendido en el ante¨²ltimo Consejo de Ministros al empleo de general de brigada y destinado al mando del gobierno militar de Le¨®n. En contraposici¨®n podr¨ªan citarse algunos nombres de ilustres generales ascendidos hace meses que siguen sin destino. ?Que se prepare el capit¨¢n Aymerich -denunciante de quien injuri¨® al Rey-, porque corre el riesgo de que se sirvan del m¨¢s peque?o pretexto para imponerle un arresto superior a la pena de un mes fijada en la condena a Juan Milans por llamar cerdo e in¨²til al capit¨¢n general de todos los Ej¨¦rcitos ?, explicaba un compa?ero de promoci¨®n de la Academia de Zaragoza. El contenido de la sentencia dictada contra el capit¨¢n Milans ha tenido efectos devastadores y desilusionantes en la opini¨®n p¨²blica espa?ola.
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