Camacho, pieza clave en la victoria del Madrid
El Madrid gan¨® al Betis casi sin despeinarse. Le result¨® tan f¨¢cil amarrar el resultado que hasta Stielike, por una vez, se permiti¨® el lujo de no ser pieza fundamental en el equipo. Camacho, en cambio, se tom¨® a destajo el partido y cubri¨®, hasta con exceso, el fallo de algunos compa?eros. Camacho hizo un encuentro tan soberbio que habr¨ªa que dedicarle a ¨¦l solito la cr¨®nica del encuentro. Se impuso a Carde?osa, su par, y con ello desequilibr¨® el juego. Y, encima, marc¨® un gol, fue un centrocampista eficaz y un peligroso delantero.El Betis suele fiar su capacidad de maniobra en Carde?osa. El Betis sin Julito como conductor del juego pierde casi la mitad de su poder en el contraataque. Boskov acert¨® plenamente al encomendarle a Camacho la misi¨®n de vigilar al flaco b¨¦tico. Camacho, con libertad de movimientos por el centro del terreno, se agigant¨® y se convirti¨® en el protagonista del partido. La clave del resultado estuvo en el distinto comportamiento que tuvieron estos dos jugadores sobre el c¨¦sped.
Camacho supo esperar a Carde?osa para cortar todo intento de creaci¨®n. Carde?osa no tuvo fuerzas para perseguir a Camacho cuando ¨¦ste se lanz¨® con frenes¨ª hacia adelante. El Betis, cuando atac¨®, nunca pudo disponer de Carde?osa en libertad. Cuando atac¨® el Madrid, siempre lo hizo con Camacho casi suelto, porque su oponente no era capaz de aguantar el ritmo de la carrera
El Madrid se limit¨® a defender su parcela con tres defensas reales. La superioridad en el centro del terreno le proporcion¨® toda suerte de ventajas para llegar a las proximidades de Esnaola, al que Chamart¨ªn sigue d¨¢ndole disgustos. Vicente del Bosque realiz¨® cuatro jugadas de sombrerazo y la primera de ellas produjo el tanto de la apertura de hostilidades. Ito le dio frescura al ataque con sus escarceos por la banda. Ito, alineado desde el comienzo, proporcion¨® al equipo una movilidad que no tuvo el pasado mi¨¦rcoles durante el primer per¨ªodo. A Ito le sobra de vez en cuando el ¨²ltimo regate, pero el p¨²blico sabe agradecerle sus intenciones. Adem¨¢s, como extremo tiene la virtud de saber templar el centro al palo contrar¨ªo. Ito tiene, si no se estropea, todas, las condiciones de los extremos de anta?o. Las que ten¨ªa Juanito antes de dedicarse a las labores de centrocampista. Juanito estuvo muy desafortunado el domingo, a pesar de que se tap¨® con el cuarto gol. Alguien deber¨ªa decirle formalmente que quien dirige la orquesta en el Madrid no es ¨¦l. O mejor, que ¨¦l no est¨¢ para eso.
El Betis est¨¢ pagando caro aquel partidazo que hizo la pasada temporada en el campo del Atl¨¦tico. Ahora pretende hacer siempre lo mismo. Es muy dif¨ªcil que aquella tarde de inspiraci¨®n se repita. El Betis, con raz¨®n, es comparado con Curro Romero. El duende no se tiene siempre. El domingo trat¨® de sorprender al Madrid, pero no pudo hacerlo. No tuvo fortuna con el gol anulado, que quiz¨¢ hubiera hecho cambiar el signo del encuentro, pero Moyano no es, con mucho, Mor¨¢n y los contragolpes resultan casi siempre vanos esfuerzos. Moyano fue una aut¨¦ntica nulidad en el equipo. Fall¨® lo m¨¢s f¨¢cil. Pero no s¨®lo fue Moyano quien no acert¨® con la puerta: Parra, en una ocasi¨®n, y L¨®pez, en tres, tuvieron el gol en sus botas.
El Madrid, pese a algunas lagunas, parece que ha enderezado el rumbo. El domingo fue muy diferente al que venci¨® el pasado mi¨¦rcoles al Valladolid. El Madrid que derrot¨® al Betis no puede ser comparsa en la Liga. El ritmo que imprimi¨® en el primer tiempo debe hacer mucho da?o a los contrarios. El p¨²blico, esta vez, no pudo salir decepcionado.
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