Daniel Barenboim: "Una obra madura a medida que creces con ella"
Dirige hoy en el teatro Real la "Novena" de Beethoven
PEREZ DE ARTEGAy SANTIAGO MARTIN
Pregunta. Nos ha sorprendido, dentro de este ciclo sinf¨®nico de Beethoven que est¨¢ haciendo en Madrid, el clasicismo de perspectiva de algunas interpretaciones -la Tercera, la Cuarta- menos rom¨¢nticas de lo que cabr¨ªa esperar. ?Acaso es el suyo un Beethoven m¨¢s apol¨ªneo que dionisiaco?
Respuesta. Ambos son conceptos inseparables. En ciertas cosas, Beethoven y Mozart han podido ir en direcciones contrapuestas, pero en el ciclo de las sinfon¨ªas de Beethoven no cabe buscar s¨®lo lo apol¨ªneo o s¨®lo lo dionisiaco. Incluso en movimientos tradicionalmente entendidos como dionisiacos, tal como el Finale de la S¨¦ptima sinfon¨ªa, hay elementos apol¨ªneos, contemplativos: toda la energ¨ªa, el impulso que pueda haber en Beethoven, no es nunca fuerza animal en estado puro. Siempre hay alg¨²n elemento clasicista, de sereno contenido, y en sinfon¨ªas como la Cuarta o la Octava -conceptualmente m¨¢s cl¨¢sicas- no falta un elemento de Dionisos. Quien me diga que tal Beethoven es totalmente apol¨ªneo y tal otro por completo dionisiaco es que no ha comprendido las obras en cuesti¨®n. Si los resultados tienen o no que ver con lo que yo digo, han de decirlo los cr¨ªticos o el p¨²blico. Yo s¨®lo puedo hablarles de mi concepci¨®n y de c¨®mo intento realizarla.
"Hibernar no es mejorar"
P. Usted ha interpretado y llevado a la grabaci¨®n todas las sonatas para piano de Beethoven antes de los treinta a?os, ha hecho toda su m¨²sica de c¨¢mara y los conciertos para piano, como solista con Klemperer y director con Rubinstein. ?Cu¨¢l es la evoluci¨®n de su concepto de Beethoven?R. B¨¢sicamente, el concepto es el mismo. Pero existe una mayor experiencia, m¨¢s desarrollo. Hay una obra de Beethoven, sin embargo, con la que a¨²n no me he atrevido: la Missa solemnis. La he estudiado mucho y ante la partitura me siento capaz de hacerla, pero tengo el temor de no poder hacer m¨¢s del 50% de lo que est¨¢ escrito. No es una complicaci¨®n t¨¦cnica, sino de otra ¨ªndole. Y si no estoy totalmente seguro, es demasiado peligroso interpretar la obra en p¨²blico. Tampoco creo que sea un problema de edad: una obra va madurando a medida que vas creciendo con ella. Ponerla en hibernaci¨®n no la va a mejorar. Desde luego, a los veinte a?os, a la Novena no le puedes hacer justicia, pero si esperas a los sesenta para dirigirla te falta algo fundamental: el bagaje emp¨ªrico. Porque hay dos formas de conocimiento de las cosas, el racional y el que proporciona la experiencia. Es necesario que ambos vayan unidos. El primer movimiento de la Novena lo dirig¨ª a los catorce a?os para entrar en un curso de direcci¨®n en Siena. Estoy convencido de que fue horrible porque un ni?o de catorce a?os no puede con esa p¨¢gina. Lo positivo de aquello es que desde entonces la he digerido activamente. De haber afrontado entonces la Missa solemnis tal vez no me producir¨ªa ahora ese miedo. Y, sin embargo, un Furtw?ngler no la dirigi¨® m¨¢s que una vez en su vida. Hay algo en esa m¨²sica dif¨ªcilmente aprehensible. En cambio, Klemperer la hac¨ªa extraordinariamente bien y a Bernstein he tenido ocasi¨®n de o¨ªrle una maravillosa versi¨®n en Boston.
P. Otro de sus autores favoritos es Bruckner. Ning¨²n otro m¨²sico ha grabado con menos a?os toda su obra sinf¨®nica. Este proyecto lo ha concluido usted el a?o pasado. ?En qu¨¦ radica su afinidad con la m¨²sica de Bruckner?
R. Es un autor que me ha fascinado siempre y que me fascina cada vez m¨¢s. M¨¢s que una pasi¨®n, hacer su m¨²sica constituye para m¨ª una necesidad ¨ªntima. Necesito vivir en compa?¨ªa de esta m¨²sica. Hay m¨²sicas que, gust¨¢ndote mucho, te basta con frecuentarlas al a?o o los dos a?os. Mi caso con Bruckner es distinto. Es una necesidad espiritual, y no puedo pasarme una temporada sin dirigir Bruckner. Algo as¨ª como lo que para muchos pianistas es la m¨²sica de Chopin. Todo esto al margen de lo que de confesional haya en esta m¨²sica. Yo he hecho mucha m¨²sica religiosa cat¨®lica: de Mozart, Haydn, Beethoven... y, sin embargo, soy jud¨ªo, israel¨ª.
"Tristan", en Bayreuth
P. ?Qu¨¦ ha supuesto la experiencia de dirigir Trist¨¢n e Isolda nada menos que en Bayreuth?R. Llevaba diez a?os estudiando el Trist¨¢n. Y adem¨¢s he profundizado en los autores que est¨¢n alrededor de Wagner. He hecho todo Berlioz, excepto Los troyanos; bastantes obras de Liszt Bruckner por la sonoridad y, naturalmente, Beethoven. Ha sido una suerte de ataque romano envolvente para llegar a Wagner. Porque hay quien ha tenido la suerte de vivir en el medio que te propicia un conocimiento temprano de Wagner, de trabajar en un teatro de ¨®pera estable, lo que permite aprenderse de memoria todo el Anillo del nibelungo. Pero ese no era mi caso en un medio como el de Buenos Aires. Envidio a mi amigo Zubin Melita, que cuando era estudiante en Viena se iba a la ¨®pera al salir de clase. Mi gran experiencia con esta m¨²sica es que cuando la dirig¨ª por primera vez en Berl¨ªn no me pod¨ªa concentrar en otras obras. Ten¨ªa un piano en mi apartamento, y era incapaz de sentarme a tocar en ¨¦l otras obras. A¨²n m¨¢s, fui a un concierto de la Filarm¨®nica de Berl¨ªn, una orquesta que adoro, y me tuve que ir porque lo que tocaban ese d¨ªa no era Wagner y no me pod¨ªa concentrar. Estaba obsesionado con el Trist¨¢n. Seis meses despu¨¦s de haber hecho el Trist¨¢n a¨²n ve¨ªa cualquier otra obra a trav¨¦s suyo. Este verano he intercalado otros conciertos entre las diversas representaciones del Trist¨¢n. No lo pienso hacer m¨¢s porque es un choque.
P. ?Cu¨¢les son sus aspiraciones a largo plazo?
R. Por lo pronto, pienso seguir centrando mi actividad en Par¨ªs, que es una ciudad de gran auge cultural en estos momentos, y no lo digo porque yo est¨¦ all¨ª: ah¨ª est¨¢n los conciertos de m¨²sica contempor¨¢nea que hemos hecho nosotros o los que monta el IRCAM, los programas de la radio, los conciertos de la otra orquesta, la Nacional, las producciones de la ¨®pera..., por hablar s¨®lo de lo musical. Existe incluso el proyecto de hacer algo parecido a los proms londinenses en el Grand Palais, pero a¨²n es s¨®lo eso, un proyecto no inmediato. En cuanto a autores, voy a profundizar en Wagner: el mes pr¨®ximo estrenamos una producci¨®n de El holand¨¦s errante, en Berl¨ªn. Como pianista quiero volver a estudiar y trabajar la obra de Debussy; en lo orquestal hemos hecho toda su obra en la orquesta de Par¨ªs.
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