El fraude en el impuesto sobre la renta
Los resultados de la comisi¨®n son limitados: no se ha podido evaluar el fraude por escalones de renta, informaci¨®n b¨¢sica. para combatirlo con eficacia y para trazar el mapa socioecon¨®mico de los defraudadores. Tampoco ha sido posible determinar el fraude por ¨¢reas territoriales, lo que parece igualmente importante para comprobar, en un nivel tan b¨¢sico como el pago de impuestos, el principio de solidaridad recogido en la Constituci¨®n.Como miembro de la Comisi¨®n de Fraude, aunque escribo a t¨ªtulo estrictamente personal, puedo asegurar que estas lagunas del dictamen no se han debido a falta de laboriosidad del grupo de trabajo. El dictamen deja bien claro que analizar¨¢ los datos disponibles, "siempre y cuando tales informaciones estad¨ªsticas estuviesen avaladas por los organismos oficiales competentes". Por supuesto, esta decisi¨®n un¨¢nime de la comisi¨®n puede ser criticada, pero, trat¨¢ndose de un tema tan delicado como el fraude fiscal, pasar de la citada informaci¨®n a la elaborada por personas o entidades particulares hubiese provocado otro tipo de problemas, habr¨ªa retrasado a¨²n m¨¢s el dictamen y hubiese dado un protagonismo inoportuno en materia tributaria a c¨¢lculos e informaciones privadas.
Resultados del informe
El dictamen tambi¨¦n puede resultar incompleto por referirse s¨®lo al ejercicio de 1979, primer a?o de vida del impuesto. Sus conclusiones no han sido contrastadas con lo que suced¨ªa en el impuesto anterior, lo cual hace que la lectura del informe pueda resultar desesperanzadora y poco edificante para el contribuyente que no sepa que en los a?os pasados el incumplimiento era a¨²n mayor con menor riesgo.
Pero el fraude existe, y en cantidades importantes. Y en este sentido, el dictamen es inequ¨ªvoco al evaluar el n¨²mero de declaraciones presentadas y el desfase entre rentas reales y declaradas.
Todo parece indicar que, aunque no se haya podido cuantificar cient¨ªficamente por escalones de renta, sectores econ¨®micos o grupos de contribuyentes, hay datos y experiencia de gesti¨®n suficientes como para trazar planes de inspecci¨®n operativos a corto plazo. El conocimiento del n¨²mero de contribuyentes, la cuant¨ªa de los ingresos y el importe de las cuotas satisfechas por escalones de renta es un buen punto de arranque para sacar algunas conclusiones, que permiten afirmar que un gran n¨²mero de ciudadanos de bajos ingresos no presentan la declaraci¨®n, y el reducido n¨²mero de contribuyentes que aparecen en los escalones m¨¢s altos de renta declaran, pero defraudan cantidades importantes. Por supuesto, tambi¨¦n en este segundo grupo existen muchos sujetos que ni siquiera declaran, sin que pueda interpretarse que todos ellos se mueven en ese oscuro mundo de la econom¨ªa oculta, ahora tan de moda, concepto muy ¨²til para explicar todo aquello que es dif¨ªcil explicar y cuya simple invocaci¨®n supone ya una confesi¨®n de impotencia para combatir las actividades delictivas y para organizar una sociedad de la que los propios ciudadanos no tengan que esconderse.
Por lo que respecta al car¨¢cter de las rentas ocultadas el tema es m¨¢s claro. Basta ver la composici¨®n de las declaradas para comprobar que se confiesan, ante todo, rentas de trabajo, ya que la significaci¨®n relativa de las procedentes de actividades empresariales y profesionales, favorecidas por la estimaci¨®n objetiva singular y del capital, implican un nivel de defraudaci¨®n elevado. Evidentemente, los contribuyentes no tienen igualdad de oportunidades para ocultar sus rentas.
Conclusiones
Un plan de inspecci¨®n que no se deje ahogar por los millones de declaraciones y que empuje hacia adelante a los contribuyentes situados en los tramos m¨¢s elevados, que son pocos, en t¨¦rminos relativos, buscando a los no declarantes de rentas altas a trav¨¦s de los signos externos m¨¢s visibles y, significativos, y que fije su atenci¨®n en las rentas antes citadas ser¨ªa, sin duda, un instrumento muy eficaz a corto plazo para reducir la defraudaci¨®n a porcentajes tolerables.
En mi opini¨®n, como resumen de todo este asunto, convendr¨ªa resaltar lo siguiente:
1. La comisi¨®n ha llegado hasta donde ha sido posible en el estudio de la informaci¨®n, avalada por los organismos oficiales y de la estadistica de declaraciones voluntariamente.
2. Ha detectado un importante fraude fiscal, tanto en n¨²mero de declaraciones como en cuant¨ªa de los ingresos declarados.
3. El juicio sobre estas cifras, sin tener en cuenta la situaci¨®n anterior, corre el peligro de dar una imagen err¨®nea de la realidad de nuestra Hacienda y de la moralidad de los contribuyentes.
4. Hay datos para combatir con eficacia el fraude fiscal, y el aparato administrativo de que se dispone en la actualidad puede ser suficiente para trazar planes selectivos de inspecci¨®n que incrementasen el n¨²mero de contribuyentes en los escalones m¨¢s altos de renta y la cuant¨ªa de sus bases. No obstante, el Ministerio de Hacienda debe prestar especial atenci¨®n a la elaboraci¨®n de sus datos y su dotaci¨®n administrativa. Los tradicionales criterios de gesti¨®n no son v¨¢lidos para un moderno impuesto personal.
5. El dictamen de la comisi¨®n ha llegado a resultados limitados por las propias exigencias cient¨ªficas de su metodolog¨ªa. Pero, en cualquier caso, es un punto de arranque v¨¢lido y necesario para el estudio del problema, que exige una vigilancia constante y una red estad¨ªstica b¨¢sica, cuyas limitaciones no podr¨¢n ser superadas por las investigaciones acad¨¦micas o el voluntarismo pol¨ªtico.
6. Convendr¨ªa recordar que existen otros impuestos, en los que el fraude tal vez no alcance tanta significaci¨®n pol¨ªtica, pero perjudica igualmente los intereses de Hacienda.
Por ¨²ltimo, aunque el efecto m¨¢s visible de la ocultaci¨®n de rendimientos sea la rentabilidad econ¨®mica de la conducta fraudulenta no sancionada, el fraude es un fen¨®meno mucho m¨¢s complejo, que puede tener m¨²ltiples causas.
La inadecuada utilizaci¨®n de los recursos p¨²blicos, la falta de transparencia del presupuesto de gastos, una pol¨ªtica desacertada pueden conducir a los contribuyentes a posturas de resistencia fiscal muy dif¨ªciles de combatir. En cada circunstancia socioecon¨®mica, los contribuyentes podr¨¢n encontrar una justificaci¨®n para el fraude, y su neutralizaci¨®n no s¨®lo exigir¨¢ una determinada organizaci¨®n administrativa o la posibilidad de su punici¨®n, sino la propia revisi¨®n de la organizaci¨®n social en que se produce. Imputar sin m¨¢s el fraude a una conducta ego¨ªsta del contribuyente impide la comprensi¨®n del mismo como fen¨®meno social.
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