?Hacia la crisis sider¨²rgica permanente?
En los pr¨®ximos meses, tal vez semanas, estaremos en condiciones de saber si la Administraci¨®n est¨¢ dispuesta a reconvertir realmente el sector de la siderurgia integral, en el ¨²nico sentido en que una reconversi¨®n industrial es efectiva, es decir, en el de restablecer, aunque sea a medio plazo, la rentabilidad y competitividad del sector.El real decreto de 8 de mayo del pasado a?o puso en marcha un dispositivo de saneamiento financiero, ajuste de costes y reparto de producciones y mercado, cuyo contenido y desarrollo merecen, sin duda, cr¨ªticas de fondo.
Pero las decisiones de mayor trascendencia, en la medida en que definir¨¢n de forma irreversible el perfil industrial de nuestra siderurgia, ser¨¢n las atinentes a inversiones en nuevas instalaciones.
Recordemos que los acuerdos tripartitos que constituyen el punto de partida del plan estimaban el conjunto de las inversiones b¨¢sicas en una cifra del orden de 130.000 millones de pesetas de hace un a?o.
La Comisi¨®n Coordinadora de la Siderurgia Integral, ¨®rgano t¨¦cnico del plan de reconversi¨®n, contrat¨® en diciembre pasado como consultor, a efectos de definir las nuevas inversiones, a la empresa sider¨²rgica japonesa Kawasaki Steel Corporation (KSC).
El objeto del contrato era la elaboraci¨®n de un estudio "profundo y completo sobre la explotaci¨®n equilibrada de la industria sider¨²rgica integral espa?ola, estableciendo para la misma el plan de reestructuraci¨®n m¨¢s beneficioso, desde el punto de vista t¨¦cnico y econ¨®mico, para un per¨ªodo de tiempo que abarque hasta el a?o 1995". El estudio deber¨ªa descomponerse en cuatro fases, denominadas estudio de mercado, evaluaci¨®n de las instalaciones actuales de las plantas, instalaciones futuras e inversiones.
En principio no puede ponerse ning¨²n reparo, antes al contrario, a que la comisi¨®n busque el respaldo de sus futuras decisiones en un informe riguroso, imparcial y presum¨ªblemente a resguardo de los embates de los grupos de presi¨®n actuantes, sean econ¨®micos, pol¨ªticos o territoriales.
El encargo podr¨ªa hacer pensar que la Administraci¨®n -que es, en definitiva, la que decide- hab¨ªa optado por remitir a criterios de racionalidad econ¨®mica e industrial el sentido de las graves decisiones a adoptar.
Vana ilusi¨®n
En el punto quinto del propio contrato con la KSC, al establecer el m¨¦todo de trabajo, se dispone que, en relaci¨®n con cada una de las fases del estudio, "el consultor preparar¨¢ un informe previo, que ser¨¢ entregado al Ministerio de Industria y Energ¨ªa, como documento de trabajo que permita, mediante el examen conjunto del mismo, llegar a la redacci¨®n de un informe final para cada etapa, que sirva de punto de partida para las fases posteriores.
El consultor har¨¢ el m¨¢ximo esfuerzo para llegar a la redacci¨®n de dicho informe final". Y prosigue: "Si no se llega a un acuerdo en la redacci¨®n de alguno de los informes finales, se fijar¨¢ la postura del Ministerio de Industria y Energ¨ªa, que redactar¨¢ un informe final que ser¨¢ aceptado por el consultor como punto de partida para las fases posteriores". Tan sorprendente cl¨¢usula merece un breve an¨¢lisis:
1. La Administraci¨®n no se conforma con influir en las decisiones que se adopten -para lo que, obviamente, est¨¢ en su derecho-, sino que pretende justificar sus propias decisiones en un estudio supuestamente as¨¦ptico e imparcial, pero en realidad, interceptado y condicionado en sus conclusiones por la propia Administraci¨®n.
2. La interceptaci¨®n y condicionamiento ser¨¢n de contenido pol¨ªtico, puesto que supone que el aporte de racionalidad ser¨¢ el del consultor, esto es, el de KSC.
Lo que precede, constituye, sin duda, un mal presagio en orden a una respuesta satisfactoria a la pregunta inicial de si el Gobierno estaba dispuesto a que las nuevas inversiones se atuvieran a criterios de rentabilidad y competitividad (es decir, de racionalidad econ¨®mica).
Pero hasta aqu¨ª todo queda en un juicio leg¨ªtimo de intenciones; leg¨ªtimo, porque si se ha puesto la cl¨¢usula es porque se prev¨¦, o al menos no se descarta, hacer uso de ella.
Ahora bien, es posible ir m¨¢s all¨¢; porque la KSC ya ha entregado el resultado de las dos primeras fases del estudio (mercado y evaluaci¨®n de las instalaciones actuales) y, en relaci¨®n con ellas, el Ministerio ha hecho uso de la facultad establecida en la cl¨¢usula examinada.
Deteng¨¢monos solamente en dos episodios de la parte del estudio ya entregada. El primero es el referente al grado de apertura intemacional del mercado sider¨²rgico. Comparemos las conclusiones iniciales de la KSC, las rectificadas por el Ministerio y la realidad en la CEE. Es decir, las rectificaciones van encaminadas a reducir tanto la previsi¨®n de las importaciones como de la capacidad exportadora, situ¨¢ndolas, en todo caso, a un nivel muy inferior al de la CEE o, lo que es lo mismo, a limitar (voluntariamente, por supuesto) el grado de apertura al mercado internacional.
Lo que, a su vez, es inequ¨ªvocamente sintom¨¢tico de renuncia a la competitividad del sector a medio y a largo plazo, esto es, tras la aplicaci¨®n de las medidas de reconversi¨®n.
Previsiones de suministros
Examinemos el segundo dato, incluido en la tabla B-1 del estudio de mercado de KSC, referida a la distribuci¨®n de la producci¨®n entre los distintos tipos de productos. En ¨¦l se contienen, entre otras cosas, las previsiones de suministros de la siderurgia integral.
?Qu¨¦ significan estas previsiones? A primera vista, al menos, el sostenimiento en niveles estables de algunas producciones alimentadas hoy por instalaciones que tienen un techo de vida industrial limitado (en el caso de los comerciales, la producci¨®n actual procede de un tren que en 1985 tendr¨¢ m¨¢s de treinta a?os de vida) sugiere la idea de que se proyecta mantener incluso por encima de su ciclo natural de vida gran parte de la actual estructura industrial sider¨²rgica en lugar de renovarla a sustituirla.
De uno y otros datos es v¨¢lido extraer la conclusi¨®n de que el Gobierno parece apostar no por una efectiva reindustrializaci¨®n, cerrando lo que haya de cerrar e invirtiendo en nuevas instalaciones adecuadas a las nuevas exigencias del mercado, que es en lo que consiste una verdadera reconversi¨®n, sino por una conservaci¨®n de la estructura actual, renunciando a la rentabilidad y competitividad y recurriendo a un nuevo proteccionismo.
?Se producir¨¢n nuevas y sesgadas interceptaciones en las dos partes pendientes del informe, precisamente las m¨¢s relevantes? Un dato significativo, por ahora: los dos ¨²ltimos estudios deb¨ªan haber sido entregados, con redacci¨®n final, el 18 de marzo (instalaciones futuras) y el 16 de abril (nuevas inversiones). Todo parece indicar que las interferencias ministeriales no son ajenas a este retraso.
El dilema est¨¢ planteado as¨ª: reconvertir-competir o remozar-proteger.
- Y est¨¢ planteado en el sectorb¨¢sico del aparato productivo de un pa¨ªs industrial. Si la opci¨®n es la segunda, probablemente se ahorr¨¢r¨¢n gastos de inversi¨®n, pero a cambio de pagar cada a?o la crecida renta de p¨¦rdidas del sector, de su degradaci¨®n industrial y, en definitiva, de la crisis sider¨²rgica permanente. El suceso puede ser todo un s¨ªntoma: ?se ha renunciado acaso a remontar la crisis industrial y, como sustitutivo, se opta por perpetuarla?
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