A capricho del p¨²blico
ENVIADO ESPECIALLa buena presentaci¨®n del ganado en la Feria del Toro se quebr¨¦ con los Torrestrella, que fueron rechazados en el reconocimiento y sustitu¨ªdos. El Soro, que estaba anunciado para esta corrida, tambi¨¦n quiso ser sustitu¨ªdo, seguramente porque apetec¨ªa las delicias de los bombones jerezanos y s¨®lo eso. Y en su lugar vino Ruiz Miguel, que as¨ª contrata tres tardes dentro del abono pamplon¨¦s. Nadie ech¨® de menos al Soro, pero el p¨²blico ech¨® de menos al toro, aunque hab¨ªa toro, y la corrida transcurri¨® a su capricho.
Bueno est¨¢ que el pueblo mande, pero malo es que sea al aire de sus antojos. Para la lidia, estas veleidades son funestas. Ayer, como siempre, los mozos "forraron" a los picadores, no importaba que hubieran administrado buenos o malos puyazos, restaron importancia al trap¨ªo y al peligro de las reses y, para como, forzaron a la presidencia para que devolviera al corral un toro perfectamente v¨¢lido. Hab¨ªa salido el sexto, jabonero, descomunal, con 697 kilos, que renqueaba de mala manera y, naturalmente, lo protestaron. En su lugar sali¨® un colorao, cuajado, serio y cornal¨®n, que recel¨® de los capotes y, por este ¨²nico motivo, la plaza entera se soliviant¨®, los mozos gritaban "?esto es un atraco!" y se pudo organizar una hecatombe, ante cuya siniestra perspectiva, el presidente volvi¨® a sa car el pa?uelo verde, con evidente atropello del reglamento.
Plaza de Pamplona 12 de julio
S¨¦ptima corrida de los sanferminesCinco toros de Francisco Ortega, bien presentados, tercero y quinto bravos, resto mansos, sexto, sobrero de Louro Fern¨¢ndez, con trap¨ªo, flojo y noble, en Sustituci¨®n de otro sobrero, de Retamar, devuelto indebidamente, el cual sustitu¨ªa a uno de Ortega, cojo. Ruiz Miguel: Estocada corta atravesada y dos descabellos (ovaci¨®n y salida al tercio). Tres pinchazos bajos y dos descabellos (silencio). Emilio Mu?oz: Estocada corta atravesada y dos descabellos barrenando (silencio). Estocada baja que asoma (silencio). Tomas Campuzano: Pinchazo hondo delantero perdiendo la muleta, otro pinchazo (aviso), y bajonazo descarado (silencio). Media (vuelta).
El capricho del p¨²blico
El toro de Louro que apareci¨® como segundo sobrero, muy serio y astifino, estaba tan cojo como el jabonero, y debi¨® ser devuelto, pero el p¨²blico no tuvo ese capricho y se lidi¨®. Afortunadamente, quiz¨¢, pues result¨® noble, y Campuzano lo aprovech¨® en una faena larga, valiente, ligada, de calidad escasa pero de voluntad desbordante. Su entrega le vali¨® la vuelta al ruedo pero sospechamos que m¨¢s a¨²n su pol¨ªtico brindis a los areneros, que hab¨ªan retirado del redondel, en un. minuto, las toneladas de basura con que el p¨²blico reforz¨® su protesta al receloso colorao.
Fue la ¨²nica vuelta al ruedo. Los espadas no hab¨ªan tenido su d¨ªa inspirado. Ruiz Miguel, con el primero, que era noble y flojo, realiz¨® una faena ratonerilla, sin temple, embarullada y llena de circulares, que le sal¨ªan torcidos. Emilio Mu?oz, con el quinto, tambi¨¦n noble, y bravo, que acab¨® quebrantado por la gracia de dos tremendos puyazos, instrument¨® derechazos alivi¨¢ndose con el piquito dichoso, naturales de buen trazo, y prolong¨® demasiado el trasteo porque el personal apenas le prestaba atenci¨®n. O eso deb¨ªa creer ¨¦l pues cuando agarr¨® un bajonazo atravesado que produjo v¨®mito, bien que le vieron los mozos y se le pusieron un poco de u?as.
Burlar los pitones
El tercero, asimismo bravo, ten¨ªa casta y se crec¨ªa en los remates de los pases, revolvi¨¦ndose codicioso. Campuzano lo tore¨® valiente, pero no pudo con el animal y al finalizar cada suerte deb¨ªa librar, como pod¨ªa, los peligrosos derrotes. Peor a¨²n result¨® el cuarto, de gran trap¨ªo y 626 kilos en la b¨¢scula, que desarroll¨® sentido. Con este toro se jug¨® el tipo Ruiz Migu¨¦l, a base de burlarle muy cerca de los pitones, y si bien la faena no result¨® lucida en absoluto, mantuvo la marca de "legionario" que reclama para s¨ª el diestro de San Fernando. Gazap¨®n el segundo, Mu?oz ensay¨® derechazos y naturales, siempre obligado a perder terreno y sin conseguir que la res corrigiera el defecto. Es decir, que la corrida no tuvo nada de buena; por el contrario, fue la peor de cuantas llevamos en los sanfermines. Los Torrestrella descabalaron la digna marcha de la feria, el Soro no se atrevi¨® con los sustitutos, el p¨²blico impuso su capricho y la fiesta qued¨® echa un trapo. Como para no volver, vamos.
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