La nueva orientaci¨®n pastoral de los obispos espa?oles, favorable a una mayor presencia pol¨ªtica de la Iglesia

El 23 de febrero de 1981 Gabino D¨ªaz Merch¨¢n suced¨ªa al cardenal Taranc¨®n al frente de la Conferencia Episcopal. Todo hac¨ªa presagiar que con el arzobispo de Oviedo se iniciaba una nueva andadura de la Iglesia, m¨¢s pastoral, sin las zozobras de las batallas por la libertad de ense?anza y a favor del divorcio que hab¨ªan caracterizado los ¨²ltimos a?os del presidente saliente. Al cabo de a?o y medio, influyentes sectores eclesi¨¢sticos, cercanos a la l¨ªnea mayoritaria de la Conferencia, no ocultan su preocupaci¨®n por lo que interpretan una vuelta atr¨¢s y una p¨¦rdida de la neutralidad e independencia proclamada por la Iglesia. Y se?alan dos hechos como sintom¨¢ticos del cambio de rumbo: la inversi¨®n de seiscientos millones de pesetas en La Editorial Cat¨®lica (Edica), que publica entre otros peri¨®dicos el madrile?o Ya, y la creaci¨®n de una universidad cat¨®lica. En el centro de la operaci¨®n se sit¨²an dos obispos que sol¨ªan estar en campos contrarios: Taranc¨®n y Antonio Montero.

Fue en la pen¨²ltima Asamblea Plenaria, celebrada en noviembre del a?o pasado, cuando se aprob¨® esa inversi¨®n de seiscientos millones, con la que los obispos, seg¨²n fuentes cercanas a la Conferencia Episcopal, "se erigen en minor¨ªa mayoritaria" de la citada cadena period¨ªstica, que adem¨¢s de sus cinco publicaciones diarias tiene ya concedidas varias emisoras de FM y proyecta un canal de televisi¨®n. Al parecer, ya han desembolsado cien millones. En aquella votaci¨®n s¨®lo ocho obispos se opusieron, entre ellos Mauro Rubio, Rafael Gonz¨¢lez Moralejo, Antonio Palenzuela, Ram¨®n Echarren, Alberto Iniesta, Javier Os¨¦s y Jos¨¦ Mar¨ªa Seti¨¦n. Seg¨²n parece, los obispos propon¨ªan en contrapartida un cambio de estatutos de la junta de gobierno, en virtud de la cual los nuevos miembros no ser¨¢n elegidos por cooptaci¨®n de los ya existentes, sino que ser¨¢n nombrados por los obispos. La noticia de los seiscientos millones apareci¨® hace un mes sin que los obispos, en rueda de prensa confirmaran ni desmintieran el hecho, limit¨¢ndose a afirmar que "en esta Conferencia no se hab¨ªa hablado de ello".La argumentaci¨®n de los opositores era doble. Por un lado, si los obispos dominan empresarialmente esos peri¨®dicos, no se podr¨ªan diferenciar la altitud de miras que debe caracterizar a la Conferencia Episcopal de la beligerancia cotidiana en toda suerte de problemas pol¨ªticos, sociales y econ¨®micos que deber¨¢n afrontar los editoriales de esas empresas period¨ªsticas. Por otro lado, se prev¨¦ que ese tipo de empresas son un saco sin fondo econ¨®mico, que desborda ampliamente la capacidad financiera de la Iglesia, "con lo que aumentar¨ªa la dependencia de la Iglesia de los poderes f¨¢cticos econ¨®micos".

La Conferencia Episcopal tambi¨¦n ha aprobado la creaci¨®n de una universidad cat¨®lica, que resulta de la fusi¨®n de Universidad Pontificia de Salamanca con el Centro de Estudios Universitarios (CEU), que cuenta con cuatro colegios universitarios y tres de ense?anza media. En total, unos 15.000 alumnos.

Hace cinco a?os, el CEU atraves¨® un mal momento econ¨®mico, debido a la fuertes inversiones en el colegio Monte Pr¨ªncipe. Al CEU no le quedaban m¨¢s salidas que entregarse al Ministerio de Educaci¨®n o que los obispos se hicieran cargo. Tras un per¨ªodo de indecisi¨®n, la Conferencia Episcopal decidi¨® aceptar "una relaci¨®n especial de los centros docentes del CEU con la Iglesia". El precio exigido fue que el patronato del CEU, aut¨¦ntico ¨®rgano gestor, presentar¨¢ la dimisi¨®n, reserv¨¢ndose los obispos el derecho a aceptarla; tambi¨¦n exigieron un cambio de estatutos de la Fundaci¨®n San Pablo. La Iglesia, "que no puso un duro", seg¨²n afirmaba una fuente del CEU, consigui¨®, con su aval moral, la financiaci¨®n suficiente para sacar al CEU de la crisis. D¨ªaz Merch¨¢n, que empez¨® oponi¨¦ndose al proyecto, acab¨® sum¨¢ndose a la idea que siempre defendi¨® el cardenal Taranc¨®n. De poco sirvi¨® la oposici¨®n del cardenal de Barcelona.

Seg¨²n medios cercanos al CEU, que ahora, una vez sanea da su situaci¨®n econ¨®mica, se muestra menos entusiasta de la fusi¨®n, quedan por resolver muchos problemas importantes. Por ejemplo, saber si profesores y alumnos est¨¢n dispuestos a pasar de unos centros universitarios integrados en la universidad civil a una universidad cat¨®lica.

Bernardo Herr¨¢ez, 'el Marcinkus espa?ol'

Motor de esta doble operaci¨®n es Antonio Montero, el portavoz de la Conferencia Espiscopal. Las citadas fuentes eclesi¨¢sticas se?alan, igualmente, el decidido apoyo que le est¨¢ prestando Vicente Taranc¨®n, "quien de esta manera parece renunciar a buena parte de sus planteamientos de neutralidad e independencia pol¨ªtica".El hombre fuerte, con especial influencia en el cardenal de Madrid, es Bernardo Herr¨¢ez, gerente de la Conferencia Episcopal, a quien ya le llaman el Marcinkus espa?ol por su habilidad en asuntos econ¨®micos. Efectivamente ha conseguido sanear las finanzas de la Iglesia. Este abulense, empuj¨® a los obispos a la inversi¨®n en Edica y a hacerse cargo de la deuda del CEU.

Seg¨²n los expertos, tras todo esto se esconde un nuevo concepto de pastoral, propiciado por el portavoz de los obispos, en virtud del cual la Iglesia tiene que ofrecer a los seglares cat¨®licos grandes empresas sociales que les permitan una mayor colaboraci¨®n con la jerarqu¨ªa.

Nada tiene que ver este replanteamiento con la reciente pastoral de los obispos vascos, ya que ¨¦stos han ejercido el derecho a pronunciarse sobre un problema pol¨ªtico concreto, reconocido tanto por el Vaticano II, como por la Constituci¨®n espa?ola.

Ser¨¢ por eso que m¨¢s de uno ha relacionado la creaci¨®n de un partido de "inspiraci¨®n cristiana", como el Partido Dem¨®crata Popular de Oscar Alzaga, con esta nueva pastoral de la Iglesia cat¨®lica. No parece, sin embargo, que ambas cosas tengan una relaci¨®n directa, aunque algunos presumen que la buena amistad de Oscar Alzaga con varios obispos le permite esperar que su planteamiento responda a las exigencias sociales y pol¨ªticas de la Iglesia.

Dada la pluralidad ubicativa del democristianismo espa?ol, no parece que los obispos apoyen directamente ninguna sigla concreta. No hay que olvidar, sin embargo, que Taranc¨®n siempre distingui¨® entre partidos confesionales y los de inspiraci¨®n cristiana. Condenaba aqu¨¦llos, pero propiciaba ¨¦stos: "Si no es conveniente que existan partidos confesionales, s¨ª es l¨ªcita la constituci¨®n de partidos de inspiraci¨®n cristiana. No para servirse de la Iglesia en el terreno espec¨ªficamente pol¨ªtico, sino para conjugar las fuerzas de los que tienen una concepci¨®n cristiana de la vida".

Una distinci¨®n que no hac¨ªa suya el entonces indiscutible consejero Mart¨ªn Patino, quien ya en 1976 dec¨ªa en el Club Siglo XXI: "Ahora se acude al se?uelo, no exento de arrogancia, de partidos de inspiraci¨®n cristiana, como si con esto se consiguiera ya desconfiscar al Evangelio".

La falta de apoyo episcopal a Izquierda Democr¨¢tica -un partido de inspiraci¨®n cristiana, que dirig¨ªa Joaqu¨ªn Ruiz Gim¨¦nez- fue causa, seg¨²n los protagonistas, de su descalabro electoral en 1977. Los nuevos democristianos esperan, sin embargo, que con el cambio de l¨ªnea pastoral su suerte ha de cambiar en futuras lides electorales.