Los pa¨ªses del Tercer Mundo exigen el desarrollo de las culturas aut¨®ctonas
Cultura y pol¨ªtica, en los debates de la Conferencia de la Unesco
Desde que el ministro de Cultura de Francia, Jack Lang, tron¨® con su excelente voz de actor teatral contra el colonialismo cultural que la industria norteamericana ejerce sobre el resto del mundo, este tema se ha convertido en eje de los debates de la Conferencia Mundial de la Unesco que se celebra en M¨¦xico hasta el pr¨®ximo viernes, con debates donde se mezclan la cultura y la pol¨ªtica. Jack Lang no hizo m¨¢s que subirse a tiempo a una ola que ya se ve¨ªa venir, convirti¨¦ndose as¨ª en imprevisto abanderado de los pa¨ªses del Tercer Mundo, que reclaman el derecho a la propia cultura.
Nadie duda ya que en las conclusiones de esta conferencia habr¨¢ un apartado, quiz¨¢ el m¨¢s importante, para combatir el colonialismo cultural. Y en esto el ministro franc¨¦s gan¨® la partida a sus colegas, sin rehuir una cierta dosis de provocaci¨®n que le ha ganado protestas en el grupo occidental pero que le ha supuesto, a cambio, el apoyo expl¨ªcito de m¨¢s de un centenar de delegaciones sobre un total de 154.Al margen de los protagonismos, esta Segunda Conferencia Mundial de la Unesco ha centrado su preocupaci¨®n en c¨®mo conseguir que los monopolios de la telecomunicaci¨®n y la inform¨¢tica no terminen por arrasar las culturas aut¨®ctonas. Evitar, en fin, que el mundo se convierta en una prolongaci¨®n de Texas. Y esta preocupaci¨®n no es exclusiva del Tercer Mundo. Participan de ella algunas naciones europeas de rancia cultura.
Pero, ret¨®ricas aparte, tan inseparables siempre de los foros internacionales, nadie parece tenerla f¨®rmula para que Estados Unidos deje de controlar el 80% del flujo informativo mundial y parcelas similares en otros mercados de la cultura.
En el terreno de las buenas intenciones nuevamente ha sido Francia la que ha propuesto a los dem¨¢s pa¨ªses crear sus propias productoras para que no todo el mundo tenga que ver forzosamente las peripecias de Los ¨¢ngeles de Charlie o La casa de la pradera.
La industria cultural
A la hora de la verdad todo esto tiene una dif¨ªcil concreci¨®n. Es m¨¢s que probable que la cruzada internacional convocada por Francia contra el vasallaje cultural quede solo en el libro de actas de la Unesco, mientras las multinacionales americanas siguen penetrando en todas partes, auxiliados en ocasiones por presupuestos culturales m¨¢s generosos que los que dedica el Estado espa?ol.Pero aunque todo quede limitado a los discursos, expertos que conocen bien las interioridades de los organismos internacionales conceden gran importancia al hecho de que casi todos los ministros asistentes a la conferencia hayan sentido la necesidad de entrar en el tema.
La ministra espa?ola de Cultura, Soledad Becerril, terci¨® tambi¨¦n en la pol¨¦mica al pedir a la industria cultural de las grandes potencias (sin aludir a Estados Unidos, como tampoco lo hizo Lang) que se imponga una autolimitaci¨®n de sus ambiciones, m¨¢s comerciales que culturales. Como ¨²nico medio para no empobrecer a la humanidad.
La ministra de Estado de la Rep¨²blica Federal de Alemania, Hamm Brucher, ha presentado por su parte un dec¨¢logo sobre cooperaci¨®n cultural con el Tercer Mundo, apoyado en el principio de que "no se puede transferir los modelos de vida occidentales" a otros pa¨ªses. Con sentido autocr¨ªtico reconoci¨® que las naciones desarrolladas no han prestado suficiente atenci¨®n al "derecho de los pa¨ªses del Sur de decidir tanto sus pol¨ªticas sociales como su libre desarrollo".
A este coro anticolonialista se han sumado, huelga decirlo, todos los ministros del Tercer Mundo, que reclaman un espacio para poder desarrollar sus propias culturas, dejando bien sentada la idea, aceptada ya por todos, de que la cultura no hace referencia s¨®lo a la creaci¨®n de determinadas obras de arte, sino que tiene que ver con las formas de vida.
Este reclamo antiimperialista ha hecho que cultura y pol¨ªtica, cuya relaci¨®n nadie discute por otra parte, hayan aparecido estrechamente vinculadas a lo largo de los debates. Al fin y al cabo el tema de la conferencia son las pol¨ªticas culturales, aunque a veces se habla de pol¨ªtica a secas, con muchas referencias al desarme y a la guerra, con sus consecuencias en el ¨¢mbito cultural.
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