Leo Ferr¨¦: "Los j¨®venes y yo tenemos la misma edad"
El ¨²ltimo testigo de la 'chanson' francesa, en Valencia
Ferr¨¦ est¨¢ convencido de que, a sus 65 a?os, es testigo de una generaci¨®n de artistas que se mantiene a contracorriente de los gustos musicales impuestos por las multinacionales del disco. Por ello, no tiene pelos en la lengua cuando los rockeros le recuerdan sus espl¨¦ndidas canas, conflicto generacional que surgi¨® en su actuaci¨®n en Valencia. Ferr¨¦, en ese caso, recomienda a los seguidores del rock que crucen el Atl¨¢ntico para encontrar su para¨ªso musical en Am¨¦rica, y despu¨¦s de un corte de mangas arremete con las teclas de un piano nost¨¢lgico que satisface plenamente a los j¨®venes de treinta y cuarenta a?os.El cantante franc¨¦s acept¨® actuar en la fiesta de clausura del I Festival de la Juventud del Mediterr¨¢neo en Valencia, junto a Mar¨ªa del Mar Bonet y Lole y Manuel. Era su segunda actuaci¨®n en Espa?a en casi cuarenta. a?os de trayectoria art¨ªstica, en los que la permanencia de Franco en el poder era un obst¨¢culo insalvable para normalizar su contacto con el p¨²blico espa?ol. La presencia de s¨®lo dos discos de su m¨²sica en el mercado discogr¨¢fico constituye un dato m¨¢s que no favorece el conocimiento de Ferr¨¦. Sin embargo, cuenta con adictos entre el p¨²blico y los cantantes espa?oles (este es el caso de Ovidi MontIlor y Lluis Llach), que conf¨ªa ampliar en una nueva gira a trav¨¦s de la geograf¨ªa espa?ola, que prepara para la primavera de 1983.
Pregunta. ?Qu¨¦ motivos ha tenido durante todo este tiempo para no actuar m¨¢s a menudo en Espa?a?
Respuesta. No ten¨ªa muchas ganas de venir a Espa?a porque la situaci¨®n no ha cambiado tanto. Cuando viv¨ªa Franco, s¨®lo hice una escala en Madrid en un viaje a Marruecos. Despu¨¦s de muerto Franco actu¨¦ tres d¨ªas en el Palau de Barcelona. De esto hace dos a?os. Me imagin¨¦ que Catalu?a estaba en Espa?a, pero me equivoqu¨¦, porque cuando lo pregunt¨¦ me dijeron: "Esto no es Espa?a: es Catalu?a". Ahora, tampoco estoy en Espa?a, porque Valencia es Catalu?a. La situaci¨®n espa?ola no ha cambiado, porque todos los que tienen entre diez y 65 a?os de edad han vivido bajo el r¨¦gimen franquista.
P. ?Es consciente de que, tras la desaparici¨®n de Brassens y Brel, en los ¨²ltimos a?os usted es el ¨²nico testigo de la chanson francesa reconocido internacionalmente?
R. Yo creo que hay j¨®venes que siguen el estilo de canci¨®n que representamos. En Francia, despu¨¦s de la muerte de Brassens, dicen: "Ferr¨¦ va a morir pronto", y los periodistas intentan tener la ¨²ltima exclusiva.
P. Parece que usted tiene un talante m¨¢s jovial ahora que hace quince a?os.
R. Tal vez ahora los j¨®venes y yo tenemos la misma edad. Despu¨¦s de vivir dieciocho a?os con una mujer hice mi revoluci¨®n con los estudiantes en 1968, y en el mismo momento en que me separ¨¦ empec¨¦ a sentirme yo mismo. Vivo desde entonces con Mar¨ªa, que es espa?ola, y mis tres hijos en Siena, en la Toscana italiana. Probablemente esta liberaci¨®n me ha hecho m¨¢s joven. Cuando mi hijo mayor cumpli¨® doce a?os, le dije: "imagina por un momento que yo vivo cien a?os m¨¢s. ?Cu¨¢ntos tendr¨¢s t¨² entonces?". "Ciento doce", me respondi¨®. Es cierto que a ra¨ªz de esta evoluci¨®n, despu¨¦s del a?o 1968, los j¨®venes vienen a o¨ªrme. Antes, el p¨²blico era gente de edad.
P. Su talante es hoy m¨¢s vital, pero su m¨²sica ha dejado de ser canci¨®n de music-hall para intelectualizarse. ?C¨®mo explica este cambio?
R. Tal vez es que me he hecho m¨¢s inteligente. Este es un oficio que se hace trabajando. Cuando empec¨¦ cantando en los cabar¨¦s y en las tabernas, donde la gente com¨ªa y beb¨ªa, me cabreaba. En una ocasi¨®n, me dirig¨ª a una se?ora del p¨²blico y le dije: "O me escucha usted o sino puede largarse fuera". Empec¨¦ cuando ten¨ªa diecinueve a?os, pero s¨®lo actu¨¦ dos meses. Luego, en 1948, volv¨ª a cantar, compagin¨¢ndolo con otros trabajos.
P. ?Considera que Lluis Llach y Ovidi Montllor son sus seguidores en Espa?a?
R. Creo que ellos hacen un trabajo propio y original. Desde el siglo XVI hay m¨²sicos, y todos, en alguna medida, somos hijos de alguien. Conozco muy bien a Ovidi Montllor y tambi¨¦n al guitarrista Toti Soler, al que le he pedido su acompa?amiento en cuatro canciones recientes. Me parece, incluso, mejor que Andr¨¦s Segovia. Me interesa la bella voz y el talento de Mar¨ªa del Mar Bonet, que me regal¨® una casete que escucho a menudo en mi casa.
'Creo que existe censura comercial sobre m¨ª'
P. ?Est¨¢ satisfecho con la fama que mantiene en Francia, pese a su ausencia de trece a?os?
R. Creo que hay alg¨²n tipo de censura comercial, porque en el cat¨¢logo de casetes que se venden en las autopistas francesas est¨¢n todos los cantantes de la casa Barclay, menos yo. Ahora s¨®lo interesa el rock, que es el fin del mundo. Incluso en Italia, los locutores de las radios libres adoptan el acento americano para hablar en sus programas. Hace dos a?os que no act¨²o en la televisi¨®n francesa, porque les he pedido que me paguen como a Frank Sinatra o Bob Dylan. En Italia no es distinto. La televisi¨®n me pag¨® unas quinientas pesetas por derechos de la venta de un programa que hab¨ªa grabado junto con el periodista Jean Pierre Casel y que luego la televisi¨®n italiana lo vendi¨® a Bolivia. Aunque diga las cosas con pasi¨®n, no exagero.
P. ?Qu¨¦ relaciones mantiene con el Gobierno socialista de Fran?ois Mitterrand desde su oposici¨®n de anarquista no alineado?
R. Por medio de su partido, me pidi¨® actuar ante 30.000 personas en la puerta de Versalles antes de las elecciones. "Por cuesti¨®n de dinero no habr¨¢ ning¨²n problema", me dijeron. Respond¨ª que si yo hiciera esas actuaciones no cobrar¨ªa. Despu¨¦s me invitaron a actuar la medianoche del 9 de mayo para celebrar, en el aeropuerto de Le Bourget, el centenario de la primera escuela laica. Contest¨¦ que medianoche del 9 es ya el d¨ªa 10, primer aniversario de la victoria socialista en las elecciones, y no acept¨¦.
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