En la muerte de un gran maestro: Valent¨ªn Andr¨¦s Alvarez
El origen de esa singular capacidad combinatoria se encuentra, sin duda, en una formaci¨®n tambi¨¦n hasta ciertos puntos ins¨®lita. En efecto, durante casi tres decenios -de 1907 hasta los a?os treinta- Valent¨ªn Andr¨¦s estudia sucesivamente Ciencias Exactas, especialidad de F¨ªsica, aprovech¨¢ndose del magisterio de Blas Cabrera y del tambi¨¦n polifac¨¦tico Jos¨¦ Echegaray; Historia del Derecho -de mano de uno de los m¨¢s ilustres ¨¢grafos que ha dado este pa¨ªs, Laureano D¨ªez Canseco-, Filosof¨ªa con Ortega, Etica con Garc¨ªa Morente y Econom¨ªa con Flores de Lemus. Y todo ello al tiempo que -tras una prodigiosa estancia en el Par¨ªs de Apollinaire y Trist¨¢n Tzara- frecuenta el Ateneo madrile?o, es asiduo de la tertulia de Pombo y participa en casi todos los ismos de los a?os veinte. Una formaci¨®n que el talento de Valent¨ªn Andr¨¦s consigue reflejar durante m¨¢s de medio siglo en una obra polifac¨¦tica. As¨ª, en los a?os veinte cultiva con fortuna la aventura de la creaci¨®n literaria -con algunos t¨ªtulos sobresalientes: Sentimental-Dancing y Naufragio en la sombra, en el campo de la novela, y Tarar¨ª y Pim, pam, pum en el del teatro-, figurando entre los fundadores, junto a Guillermo de Torre y Benjam¨ªn Jarn¨¦s, de la revista Plural, en 1925, y cont¨¢ndose entre los colaboradores de primera hora de Revista de Occidente. Luego, a partir de 1940, es la econom¨ªa el centro de su actividad creadora: excepcional docente, contribuye a crear la primera facultad de Ciencias Econ¨®micas de Espa?a, la que abre sus puertas en el sombr¨ªo Madrid de 1944, e investigador imaginativo y ordenado, elabora o dirige diversos trabajos, tanto de alcance te¨®rico como de econom¨ªa aplicada, en un alarde a la vez de saber acumulado y de intuici¨®n, como se pone de manifiesto, por ejemplo, en sus trabajos sobre formas y terminolog¨ªa del mercado y en su labor de coordinaci¨®n de los primeros estudios de an¨¢lisis de las relaciones interindustriales y de contabilidad nacional realizados en Espa?a.El resultado final, en uno y otro campo, es una obra que, sin ser muy extensa, es un ejemplo acabado de lo que es un trabajo intelectual inteligente e innovador. La obra, en suma, de quien, lejos de ser un triste cultivador de la ciencia l¨²gubre, hizo compatible el estudio de Plat¨®n o de Hegel con el del an¨¢lisis input-output y la traducci¨®n de David Ricardo con el arte de Clar¨ªn o de Shakespeare.
Un gran maestro, pues, ha desaparecido: pero su gusto por la escritura, la ense?anza y la vida es un legado precioso y emocionante. Como es el recuerdo de su semblante pl¨¢cido y agudo, de su pasi¨®n por la palabra compartida, de su soterrado humor asturiano. Descanse en paz, libre de toda sospecha del peor de los pecados: no haber sido feliz, seg¨²n la conocida sentencia de Borges.
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