Las otras elecciones
El sindicalismo en este pa¨ªs ha sido el gran marginado del proceso de reforma pol¨ªtica. Pese al amplio desarrollo democr¨¢tico de las instituciones creadas, la implantaci¨®n de las centrales en el entramado social es peque?o, en opini¨®n del autor, extremo ¨¦ste que se notar¨¢ en las elecciones sindicales en curso.
Pocas ser¨¢n las intervenciones p¨²blicas de los dirigentes sindicales de nuestro pa¨ªs en que no se haga referencia al hecho de que el sindicalismo ha sido el gran marginado en el proceso de transici¨®n democr¨¢tica.En comparaci¨®n con nuestro entorno europeo, el sindicalismo espa?ol cuenta poco en el entramado democr¨¢tico de la sociedad espa?ola, no habiendo ascendido todav¨ªa a la primera divisi¨®n de las instituciones que configuran un sistema democr¨¢tico desarrollado y pluralista en otros pa¨ªses.
El riesgo de que la aton¨ªa y el olvido dominen las elecciones sindicales en curso abunda en el car¨¢cter subsidiario con el que se valoran los temas sindicales en nuestro pa¨ªs. Porque hay que se?alar, aunque ello resulte una noticia novedosa para muchos, que estamos desde hace m¨¢s de un mes en pleno proceso de elecciones sindicales.
"Guerra de cifras"
Ciertamente, existen factores objetivos que inciden en esta situaci¨®n. La coincidencia de las elecciones sindicales con el proceso de elecciones generales; las profundas lagunas de la normativa electoral, as¨ª como la inexistencia de los IMAC provinciales hasta fecha reciente; las propias dificultades de un procedimiento de cuantificaci¨®n de la representatividad sindical que abarca un oc¨¦ano de peque?¨ªsimas empresas sin presencia sindical, que exige de hecho una campa?a electoral de seis meses por cada dos a?os de mandato, con un consiguiente coste econ¨®mico claramente desorbitado y que mezcla cuestiones heterog¨¦neas como son la representaci¨®n en los centros de trabajo y la representatividad sindical a efectos institucionales, de negociaci¨®n colectiva y de huelga.
Estos factores, que est¨¢n incidiendo en el solapamiento de las elecciones sindicales, en la absurda y negativa "guerra de cifras" entre sindicatos y en el peligro de que un porcentaje importante de centros de trabajo queden sin representaci¨®n sindical, son los que en su d¨ªa llevaron a la Uni¨®n General de Trabajadores (UGT) a plantear la necesidad de aplazar las elecciones sindicales y modificar sus plazos y su normativa.
Tal propuesta tropez¨® con las prisas de Comisiones Obreras (CC OO) por recuperar el espacio perdido en la anterior confrontaci¨®n electoral, expectativas no confirmadas en la pr¨¢ctica, y con las reticencias del Gobierno, interesado, ingenuamente, en que la coincidencia entre ambas campa?as electorales restase capacidad de movilizaci¨®n a la izquierda en las elecciones generales.
Cuando UGT se?al¨® estos peligros no lo hac¨ªa por motivos ego¨ªstas de inter¨¦s organizativo, como lo est¨¢ poniendo de manifiesto el propio proceso electoral. En realidad, la tendencia iniciada en 1980 se est¨¢ acentuando en estas elecciones: clara mayor¨ªa de UGT en las grandes empresas, y ascenso en el porcentaje global de representaci¨®n; decantaci¨®n del voto hacia las opciones sindicales m¨¢s representativas; proceso paulatino de aglutinaci¨®n de colectivos dispersos y desgajados en torno, sobre todo, al sindicato UGT; insignificante presencia global de las opciones llamadas independientes; artificiosidad del espacio sindical nacionalista en Canarias y Galicia, incidencia significativa de la crisis del movimiento comunista sobre la menor presencia sindical de Comisiones Obreras. Es, por tanto, una tendencia positiva desde nuestra perspectiva sindical.
Nosotros no estamos obsesionados por ganar estas elecciones, ni queremos competir en ning¨²n festival de coros y danzas autoproclam¨¢ndonos los primeros, los primeros... Y, sin embargo, s¨ª tenemos la seria preocupaci¨®n de que al final de este proceso electoral la base representada haya disminuido como consecuencia de los factores arriba apuntados. En otras palabras, que al 31 de diciembre se hayan elegido menos representantes que en 1980. Lo que, desde todos los ¨¢ngulos, redundar¨ªa en perjuicio del asentamiento de un sistema estable de relaciones laborales.
Esfuerzo y apoyo
Estamos todav¨ªa a tiempo de evitarlo. Redoblando, naturalmente, el esfuerzo de las propias organizaciones sindicales para dinamizar el proceso electoral de aqu¨ª a final de a?o. Pero exigiendo tambi¨¦n del Gobierno y de la patronal una actitud m¨¢s coherente de apoyo institucional, de fomento de la participaci¨®n y la celebraci¨®n de elecciones. No es coherente, por ejemplo, con el papel que la Constituci¨®n reserva a las organizaciones sindicales, que mientras existe una amplia campa?a de apoyo institucional a las elecciones legislativas no se haga nada respecto de las sindicales. O que la patronal est¨¦ dedicando un gran esfuerzo econ¨®mico y publicitario para, seg¨²n ellos, fomentar la participaci¨®n democr¨¢tica en las elecciones generales, mientras que no parecen empe?ados en que haya una representaci¨®n democr¨¢tica de los trabajadores en las empresas.
Porque, aunque algunos que en su d¨ªa tuvieron cargos importantes en el tinglado corporativo y nacionalsindicalista de la CNS est¨¦n ahora invocando el peligro de sindicalizaci¨®n del pa¨ªs si ganan los socialistas, la realidad es que el ¨²nico riesgo cierto es el de dejar al margen de toda representaci¨®n sindical a los trabajadores de m¨¢s de la mitad de las empresas de este pa¨ªs con derecho a tenerla.
Por otra parte, ser¨ªa necesario establecer unos criterios claros respecto al c¨®mputo de las elecciones y al control de las mismas para evitar, entre otras cosas, la "guerra de cifras" o el que alguien pueda realizar actas falsas en nombre de otra central al objeto de acusarla de fraude. En este mismo sentido parece conveniente que el IMAC hiciese p¨²blicos los resultados provisionales de las elecciones al 2.8 de octubre, a fin de cortar de ra¨ªz campa?as en preparaci¨®n orientadas a justificar los posibles resultados negativos de alguna central en funci¨®n del signo del Gobierno que surja de las urnas en esa fecha.
En definitiva, en estos momentos en que la inmensa mayor¨ªa de los trabajadores de nuestro pa¨ªs estamos identificados en un. proyecto de cambio de la sociedad espa?ola, tiene sentido insistir en que ese cambio pasa tambi¨¦n por las elecciones sindicales, por la extensi¨®n de la presencia sindical en base a las mismas, por el fomento de la participaci¨®n de los trabajadores, por la revalorizaci¨®n institucional del sindicalismo en nuestro pa¨ªs. Porque no puede haber cambio en la sociedad mientras impere el absolutismo en la empresa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.