Dos motoristas asesinan al general jefe de la Divisi¨®n Acorazada Brunete e hieren gravemente a su conductor
El general de divisi¨®n V¨ªctor Lago Rom¨¢n, de 63 a?os, jefe de la Divisi¨®n Acorazada Brunete n¨²mero 1, muri¨® ametrallado por dos terroristas que usaron una motocicleta, poco despu¨¦s de las 8.30 de la ma?ana de ayer, en la avenida del Arco del Triunfo de la Ciudad Universitaria. El general, que hab¨ªa salido de su casa de la calle de Santa Engracia veinte minutos antes y se dirig¨ªa a su puesto de mando, recibi¨® varios impactos de bala en la cabeza y falleci¨® en el acto. Juan Carlos Villalba, soldado conductor y ¨²nico acompa?ante -el general no lleva ha escolta- sufri¨® una herida grave en la frente. Consumado el hecho, los dos terroristas huyeron hacia el interior del casco urbano y abandonaron su veh¨ªculo en la calle de Los Vascos, en las proximidades de la direcci¨®n general de la Guardia Civil.
Fuentes oficiales se?alan que, dadas las caracter¨ªsticas de la munici¨®n empleada, es probable que pertenezca a la organizaci¨®n ETA Militar. A media tarde se recibi¨® en EL PA?S una llamada, cuya autenticidad es imposible comprobar, atribuyendo el asesinato al llamado Batall¨®n Vasco-Espa?ol.El general Lago sali¨® de su casa, una vivienda militar situada en la calle d¨¦ Santa Engracia, a las 8.15 horas, vestido de uniforme. Seg¨²n su costumbre, no llevaba escolta. Alguna vez hab¨ªa confesado a uno de sus amigos que prefer¨ªa ir solo: "Si vienen por m¨ª, que vengan; no tengo miedo, pero no quiero que muera nadie m¨¢s", hab¨ªa dicho.
Subi¨® a su coche oficial, un Seat 131 con matr¨ªcula del Ej¨¦rcito de Tierra, n¨²mero 5.714-1. Como siempre, el bander¨ªn de dos estrellas estaba descubierto. Al volante esperaba Juan Carlos Villalba, el soldado conductor. El general se acomod¨® en el asiento trasero. Poco despu¨¦s dej¨® a su derecha, sobre uno de los asientos, la gorra y la fusta. El coche enfil¨® hacia la glorieta de Cuatro Caminos y poco despu¨¦s giraba hacia la Ciudad Universitaria. A las 8.30 lleg¨® a la plaza de Cristo Rey.
El coche del general rebas¨® el ¨²ltimo paso de peatones de la plaza de Cristo Rey, precisamente el que est¨¢ junto a la Cl¨ªnica de la Concepci¨®n, y sigui¨® su marcha hacia el antiguo puente del tranv¨ªa universitario; s¨®lo quedaba, pues, pasar un disco antes de apretar el paso camino del t¨¦rmino municipal de El Pardo. Al final de la avenida de los Reyes Cat¨®licos, el soldado conductor gir¨® a la derecha, hacia la Ciudad Universitaria. La circulaci¨®n en la avenida del Arco del Triunfo era intensa.
La situaci¨®n parec¨ªa ser absolutamente normal. A la izquierda, en el sentido Norte-Madrid, la aglomeraci¨®n de coches era, m¨¢s o menos, la acostumbrada. Al otro lado, tras los desmontes de la antigua l¨ªnea del tranv¨ªa, sobresal¨ªa el edificio de la parroquia universitaria, hoy cubierto de andamios de mecan¨®tubo. A marcha reducida, el coche del general pas¨® en pocos segundos frente a la iglesia.
A las 8.35 se acerc¨® por la derecha una motocicleta Guzzi ocupada por dos personas. Pareci¨® estabilizar su marcha cuando se puso a la altura del coche. En el ¨²ltimo momento el soldado conductor acert¨® a ver a los dos motociclistas: vest¨ªan cazadoras y llevaban la cabeza cubierta por el casco obligatorio; al parecer, eran dos hombres. Uno de ellos, el acompa?ante, les enca?on¨® con una metralleta y dispar¨® dos o tres r¨¢fagas. El soldado dio un volantazo hacia la izquierda y baj¨® la cabeza. Los proyectiles" unos veinte, atravesaron la chapa y pulverizaron los cristales. El general se reclin¨® sobre el asiento en medio de una gran mancha de sangre. El coche se detuvo.
El conductor de la Guzzi dio un fuerte aceler¨®n. La moto, una cuatro tiempos muy manejable, italiana, dio un tir¨®n y se distanci¨® r¨¢pidamente. El pr¨®ximo cruce, frente a los campos de deportes, ofrec¨ªa varias posibilidades de huida: hacia la Ciudad Universitaria para volver al centro, hacia la propia carretera de El Pardo, hacia la autopista de La Coru?a o hacia el Puente de los Franceses. Los terroristas hab¨ªan elegido con sumo cuidado el lugar del ataque entre todos los puntos posibles en el itinerario del jefe de la DAC. No se sabe con exactitud cual fue su trayectoria, pero la moto fue encontrada en el interior de la ciudad, junto al edificio de la direcci¨®n general de la Guardia Civil.
Tres personas, dos mujeres y un hombre, se acercaron corriendo al coche del general. Alrededor hab¨ªa unos veinte casquillos de 6ala del calibre 9 Parabellum. Una de las mujeres, m¨¦dica de profesi¨®n, hizo un r¨¢pido reconocimiento del general. Ten¨ªa varios impactos de bala en la cabeza y presentaba claros s¨ªntomas de haber fallecido. No obstante, la citada m¨¦dica tralad¨® al general en un taxi a la Cl¨ªnica de la Concepci¨®n. Cinco minutos despu¨¦s, los m¨¦dicos del servicio de urgencias del citado hospital reconoc¨ªan al general, al cual, pese a no caberles ninguna duda sobre su estado de defunci¨®n, intentaron reanimar, sin ¨¦xito.
El parte cl¨ªnico difundido a primera hora de la tarde por la direcci¨®n del hospital precisa que el general hab¨ªa ingresado a en el mismo a las 8.40, ya cad¨¢ver, con "herida de orificio de entrada de bala por temporal izquierdo y salida por parietal derecho parasagital, y otro orificio de entrada por regi¨®n orbitaria derecha y salida por parietal izquierdo parasagital, con m¨¢sa encef¨¢lica extruida por los orificios de salida. Estallido del globo ocular derecho y otorragia bilateral, predominando en izquierda. Herida de bala en sedal, con orificio de entrada por regi¨®n escapular izquierda y salida por la derecha. Las heridas en cr¨¢neo produjeron la muerte instant¨¢nea". Seg¨²n fuentes de la citada cl¨ªnica, el general presentaba de seis a siete impactos de bala en la cabeza, todos ellos mortales.
Juan Carlos Villalba, el soldado conductor, nacido en Oviedo, tambi¨¦n ingres¨® en el hospital. Sufre "herida por arma de fuego, craneal, regi¨®n occipital, penetrante, con proyectil alojado junto a la tabla interna. Pron¨®stico grave". A pesar de la herida, pudo decir: "Nos ametrallaron desde una moto dos chicos vestidos de anorak que se acercaron a nosotros por la derecha. La moto se puso a nuestra altura y los j¨®venes dispararon dos o tres r¨¢fagas de metralleta". Poco despu¨¦s comentaba con un brigada de la divisi¨®n: "Al ver que iban a disparar, s¨®lo tuve tiempo de dar un volantazo hacia la izquierda y agachar la cabeza".
La capilla ardiente qued¨® instalada a primeras horas de la tarde en el Cuartel General del Ej¨¦rcito, donde a las 18.00 horas de ayer se celebr¨® una misa por el jefe de la unidad, a la que s¨®lo asistieron familiares de primer grado. A las once de la ma?ana de hoy se celebrar¨¢ una misa de corpore in sepulto. Los restos mortales ser¨¢n trasladados a Puentedeume (La Coru?a), para ser inhumados.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.