Muri¨® Heinar Kipphardt, dramaturgo alem¨¢n representativo del teatro-documento de los a?os cincuenta
Heinar Kipphardt, dramaturgo alem¨¢n occidental, falleci¨® ayer a los sesenta a?os, v¨ªctima de una crisis cardiaca. Fue uno entre los varios autores alemanes que hacia el final de los a?os cincuenta iniciaron una forma de escribir y representar teatro que se convirti¨® en un g¨¦nero: el teatro-documento. Lleg¨® entonces dif¨ªcilmente a Espa?a, porque el teatro-documento era indudablemente una manera de acusar ciertas atrocidades hist¨®ricas cometidas sobre todo bajo el nazismo.
En Espa?a los censores todav¨ªa sent¨ªan una especie de necesidad de amparar el nazismo para proteger as¨ª una forma aberrante de la sociedad espa?ola que pretend¨ªan dirigir. De todas formas, uno de aquellos autores lleg¨® principalmente a Espa?a, Peter Weiss, especialmente patrocinado por Alfonso Sastre; una obra de Rolf Hochhut, El vicario, principalmente para ser combatida porque acusaba a P¨ªo XII de colaboraci¨®n con los nazis y de haber cerrado los ojos ante las matanzas de jud¨ªos. La tercera aparici¨®n en Espa?a de este tipo de teatro fue Los documentos Oppenheimer, de este mismo Heinar Kipphardt que acaba de morir, publicada en una edici¨®n de Aym¨¢ (Barcelona), con un pr¨®logo en el que se relataba la historia de Oppenheimer y de sus enemigos: un cient¨ªfico americano que se opuso al arma at¨®mica que ¨¦l mismo hab¨ªa ayudado a construir en Los Alamos y fue sometido a juicio. Esta obra de Kipphardt puede ser tomada como el ejemplo m¨¢s claro del teatro-documento; son las declaraciones, los discursos, las actas de acusaci¨®n y de defensa del caso, los testimonios en pro y en contra de la bomba at¨®mica y el debate sobre la finalidad de la ciencia los que forman su materia dram¨¢tica. La preceptiva del teatro-documento qued¨® fijada por los catorce puntos que escribi¨® en 1968 Peter Weiss. Se trataba en principio de un teatro sin ficci¨®n, sin invento por parte del autor, que deb¨ªa limitarse a dar a los documentos manejados una teatralidad, una condici¨®n de ser representables. No siempre se lleg¨® a esa asepsia absoluta, ni por otra parte era posible. Parece que la obra fronteriza, la que salta ya del teatro-documento, escap¨® a la escuela alemana y la escribi¨® Dario Fo, en 1967, con el t¨ªtulo La se?ora est¨¢ para tirarla, donde se contaba el asesinato de Kennedy, los personajes y la sociedad americana en torno a ese acontecimiento con el tono bufo y cruel y con la imprescindible toma de partido que son caracter¨ªsticas del autor italiano.A pesar de algunas poderos¨ªsimas obras posteriores, como Trosky en el exilio, de Peter Weiss, en 1970, el teatro-documento vino a morir ya, y sus propios creadores no vacilaron en meter en ¨¦l elementos y personajes de ficci¨®n y no s¨®lo verdades comprobables.
El teatro-documento quiz¨¢ no hubiera nacido nunca y no se hubiera desarrollado de no ser por la gran proyecci¨®n que le dio Piscator. El viejo Piscator de los a?os veinte, testigo y padrino entonces del teatro de Brecht, director del teatro de agitaci¨®n pol¨ªtica, del g¨¦nero ¨¦pico, vivi¨® en exilio en Estados Unidos durante la guerra y regres¨® a Alemania en 1951 para dirigir su antiguo Teatro Libre Popular, en Berl¨ªn oeste.
Kipphardt hab¨ªa comenzado con un teatro sat¨ªrico indudablemente pol¨ªtico; entronc¨® su f¨®rmula propia en el teatro-documento con algunas obras, y finalmente comenz¨® a mezclar de nuevo los elementos de ficci¨®n, de creaci¨®n propia, con los casos de los archivos, como lo hizo en La noche en que fue asesinado el jefe, que es de 1967.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.