Perspectivas de la econom¨ªa francesa
La situaci¨®n econ¨®mica en Francia no parece poder salir f¨¢cilmente de las dificultades en que se desenvuelve, en opini¨®n del autor de este art¨ªculo. Aunque los problemas exist¨ªan antes de la llegada del Gobierno socialista, su principal error, se?ala Antonio Ter¨¢n, fue pensar que pod¨ªan superar, solamente por su ¨²nica voluntad, la crisis que afecta a todos los pa¨ªses.
Las dos devaluaciones del franco, la primera el 4 de octubre de 1981 y la segunda el 12 de junio de 1982 fijaron la paridad del franco a 2,83 francos por un marco, es decir, 20% menos que el 10 de mayo de 1981 y terminaban con las ilusiones del Gobierno socialista franc¨¦s de conseguir un aumento del PIB del 3%, porcentaje que aqu¨ª se estima como m¨ªnimo para conseguir una baja del paro, objetivo ¨¦ste considerado como preferente. El otro, el de contener la inflaci¨®n a una tasa razonable, tampoco se alcanzaba, y mientras Alemania en los ¨²ltimos a?os consegu¨ªa limitar la subida de precios en un 5%, en Francia, en 1979, era de 11,8%; en 1980, de 12,6% en 1981, de 14%, y en los seis primeros meses de 1982, el ritmo de inflaci¨®n se acercaba de nuevo al 14%, tasa insoportable para la competitividad de los productos franceses.Los desequilibrios
Al no conseguir Francia, despu¨¦s del 10 de mayo de 1981, un aumento importante del PIB, toda su pol¨ªtica econ¨®mica que reposa ba sobre un crecimiento r¨¢pido de laeconom¨ªa y consecuente aumento de la recaudaci¨®n fiscal para ha cer frente a las prestaciones socia les diversas en fuerte expansi¨®n y el considerable incremento del n¨²mero de funcionarios, se vino ¨¢bajo, acentu¨¢ndose. de una manera inquietante los desequilibrios fundamentales en la econom¨ªa francesa, relativamente contenidos por el Gobierno anterior del se?or Barr¨¦.
El d¨¦ficit del presupuesto nacional para 1982 se estima que alcanzar¨¢ 100.000 millones de francos, cuando en 1981 se situ¨® en la mitad.
El d¨¦ficit de los diferentes reg¨ªmenes sociales exceder¨¢ de los 30.000 millones de francos y el d¨¦ficit del comercio exterior podr¨ªa alcanzar, a final del a?o 1982, cerca de los 100.000 millones de francos.
Igualmente, no es satisfactoria la cifra de parados cuyo n¨²mero excede de dos millones, con un aumento del 10% sobre 1981, a pesar de los 200.000 funcionarios contratados desde la elecci¨®n del se?or Mitterrand. El tipo de inter¨¦s del dinero es el m¨¢s elevado del Mercado Com¨²n, situ¨¢ndose en un 13%, en el mercado monetario, contra un 8,75%, en Alemania.
Estos inquietantes aspectos: de la econom¨ªa francesa creaban fuertes tensiones, provocando, en el mes de mayo, un fuerte escepticismo internacional sobre la imposibilidad de mantener los objetivos econ¨®micos gubernamentales con tasas de inflaci¨®n de m¨¢s del doble que las de los dem¨¢s pa¨ªses. del Mercado Com¨²n, y finalmente obligaron al Gobierno a efectuar la segunda devaluaci¨®n, del 5,25%,el 12 de junio de 1982, instaurando al mismo tiempo un plan de bloque¨® de salarios y precios que representaba un giro completo sobre la pol¨ªtica econ¨®mica del primer Gobierno Mauroy.
Quiz¨¢ sea oportuno recordar que, a partir de mayo de 1968,. las diferentes remuneraciones en Francia segu¨ªan puntualmente el coste de vida, lo que, con las altas tasas de la inflaci¨®n francesa, hac¨ªan perder competitividad a los productos industriales al tener que repercutir en sus costos los diferentes aumentos, salarios y otros, en porcentajes superiores a sus rivales internacionales m¨¢s importantes en los mercados externos e, incluso, interior.
Para remediar esta situaci¨®n, el Gobierno franc¨¦s acompa?¨® la ¨²ltima devaluaci¨®n, del 12 de junio de 1982, con un plan de bloqueo de precios y remuneraciones hasta el 31 de octubre de 1982, persiguiendo con ello limitar la inflaci¨®n al 10% en 1982, yal 8% en 1983, puesto que los precios, servicios y salarios est¨¢n siendo objeto de negociaciones desde el, t¨¦rmino del per¨ªodo de bloqueo, es decir, final de octubre.
El Gobierno pretende que la ?masa salarial no progrese m¨¢s del ¨ªndice del coste de vida de los a?os 1982/1983, es decir, que para muchas categor¨ªas de franceses bajar¨¢ el nivel de vida en 1982 y 1983.
Con esta pol¨ªtica de austeridad se persigue dar a la industria francesa la competitividad perdida estos ¨²ltimos a?os con el aumento de costos m¨¢s r¨¢pido que en los dem¨¢s pa¨ªses desarrollados.
Para poder sostener durante el tiempo necesario esta nueva pol¨ªtica, el Gobierno reforz¨® en octubre sus reservas de cambio y posibilidad de cr¨¦dito internacional, apuntalando su, moneda con el pr¨¦stamo Jumbo de 4.000 millones de d¨®lares, tendente a aligerar las presiones sobre su moneda. Y, con el mismo fin, a finales de diciembre, Francia consigui¨® una l¨ªnea de cr¨¦dito de otros 4.000 millones de d¨®lares de Arabia Saud¨ª.
La deuda exterior
Se estima que la deuda exterior francesa, el 10 de mayo de 1981, era de 15.000 millones de d¨®lares, y que, a finales de septiembre de 1982, era de 45.000 millones. Frente a esta deuda, Francia puede alinear alrededor de 25.000, millones de d¨®lares en oro, unas posibilidades de pr¨¦stamo internacional de cerca de 14.000 millones y unas reservas en ECU de 8.000 millones de d¨®lares. Es evidente que la, situaci¨®n francesa en este aspecto no es todav¨ªa cr¨ªtica, pero de continuar los empr¨¦stitos al mismo ritmo en 1983 que en 1982, la deuda exterior francesa podr¨ªa alcanzar cifras inquietantes.
Por todo ello, las perspectivas econ¨®micas en los pr¨®ximos meses no est¨¢n todav¨ªa claras, ya que, la defiacion no es un hecho y la demanda internacional se mantiene estacionaria. La econom¨ªa francesa, con un producto interior bruto dependiente de sus exportaciones en el 27%, necesita imperativamente que los mercados mundiales se reactiven y que la baja del d¨®lar se confirme, dado que, el 73,8% de su consumo energ¨¦tico es importado y pagado en d¨®lares, lo que grava mucho la balanza comercial.
Vemos pues que el Gobierno franc¨¦s debe conseguir r¨¢pidamente una rebaja del d¨¦ficit comercial, reducir r¨¢pidamente su d¨¦ficit presupuestario y, en general, restablecer los dem¨¢s equilibrios. Para ello, y no hay muchas recetas, debe obtener. una rebaja fuerte de la tasa de inflaci¨®n, aumentar sus exportaciones, bajar el consumo. interior, ya que el crecimiento de ¨¦ste ha beneficiado de una manera significativa las importaciones, aumentando el desequilibrio de la balanza comercial y provocando fuertes p¨¦rdidas de las reservas francesas que, d¨¦ continuar, podr¨ªan desembocar en una tercera devaluaci¨®n del franco.
La locomotora francesa
Para evitar esto, la sociedad francesa se encamina hacia una p¨¦rdida significativa del poder adquisitivo en los pr¨®ximos dos a?os, y si los bajos salarios pueden esperar un mantenimiento e incluso un ligero progreso en su nivel de vida, las remuneraciones superiores a 250.000 francos anuales, sea por un bloqueo de salarios o por aumento de cotizaciones sociales (dichas de solidaridad), o por los aumentos del impuesto sobre la renta, veran estacionar su poder de compra y para los m¨¢s altos una baja, que algunos se apresuran a cifrar en un 4%.
Esta tendencia irreversible se ver¨¢, en la pr¨¢ctica, fuertemente acentuada con la contenci¨®n de las prestaciones sociales que, por numerosos conceptos, se reparten en Francia. Al respecto, asistimos desde hace alg¨²n tiempo a un intenso forcejeo entre el ministro de la Solidaridad Nacional, monsieur Beregovoy, y los sindicatos de todas las tendencias: el primero imponiendo rebajas sustanciales en las prestaciones de paro, jubilaciones y familiares, y los segundos in tentando conseguir que las rebajas sean lo m¨¢s leve posible.
La filosof¨ªa del Gobierno socialista, a la llegada al poder, era que Francia pod¨ªa conseguir una expansi¨®n de su econom¨ªa superior al 3%, sea cual fuere el entorno mundial. Incluso, se dec¨ªa que la eventual expansi¨®n de la econom¨ªa gala podr¨ªa servir de locomotora a otros pa¨ªses, provocando con ello una nueva era de expansi¨®n en el mundo.
Pero la implantaci¨®n de la pol¨ªtica socialista francesa se vio contrariada con la aplicaci¨®n, casi si mult¨¢nea, en Alemania, de otra pol¨ªtica econ¨®mica completamente contraria, tendente a contener el d¨¦ficit p¨²blico y el consumo privado, y con el crecimiento casi nulo de las econom¨ªas de los de mas pa¨ªses industrializados, m¨¢s preocupados por la lucha contra la inflaci¨®n que por otros objetivos. La pol¨ªtica de expansi¨®n del Gobierno franc¨¦s, a contra corriente del resto del mundo, dio origen a las dos olas especulativas contra el franco franc¨¦s, de oto?o de 1981 y primavera de 1982, y fueron la consecuencia l¨®gica de la apreciaci¨®n que los economistas mundiales hac¨ªan de la pol¨ªtica francesa, anticipando su fracaso e imposibilidad de mantener la paridad del franco.
El Gobierno franc¨¦s luch¨® contra estas especulaciones, procediendo a la compra de millares de francos, e implantando medidas t¨¦cnicas en el comercio exterior, de una gran rigidez. Pero finalmente tuvo que ceder, procediendo a dos devaluaciones del franco e implantando un plan de austeridad que no hace otra cosa que mantener la econom¨ªa francesa en un bajo nivel de actividad, esperando que una expansi¨®n general se produzca. Entre tanto, vivir¨¢ a un ritmo econ¨®mico d¨¦bil. Para 1983, se estima que el producto interior bruto (PIB) no alcanzar¨¢ el 2%.
El paro seguir¨¢ aumentando para situarse a m¨¢s del 10%. El comercio exterior seguir¨¢, fuertemente deficitario y la lucha contra la inflaci¨®n no est¨¢ ganada, puesto que es necesario ver c¨®mo los agentes econ¨®micos se comportar¨¢n sin el bloqueo de precios, cuya libertad total no se prev¨¦ hasta el segundo semestre de 1983.
Inversi¨®n privada
Ha entrado, pues, Francia en un per¨ªodo de intento de saneamiento estructural de la econom¨ªa. Para ello, el Gobierno se beneficia del apoyo t¨¢cito de los sindicatos y del convencimiento de la mayor parte del p¨²blico de la necesidad de reducir el consumo y de restablecer los principales equilibrios, que, aunque se han degradado en el per¨ªodo socialista, ya estaban bien enraizados desde hac¨ªa a?os en la econom¨ªa francesa. Otra inc¨®gnita, quiz¨¢ la m¨¢s importante, es la inversi¨®n productiva privada, que se prev¨¦ bajar¨¢ todav¨ªa, en 1982, en un 1,50%, despu¨¦s de dos a?os de crecimiento casi nulo y con una actitud patronal de espera, como consecuencia de la apreciaci¨®n que emite de que las cargas suplementarias, evaluadas estas ¨²ltimas a, 100.100 millones de francos y soportadas por las empresas como consecuencia de la pol¨ªtica socialista, han restado competitividad y puesto al borde de la quiebra a miles de ellas (en el tercer trimestre de 1982, las quiebras han aumentado el 12% con relaci¨®n al primero).
es presidente de la C¨¢mara Oficial de Comercio de Espa?a en Par¨ªs.
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