?Por que no vamos juntos?
La decisi¨®n de la UGT rechazando el acuerdo para la celebraci¨®n conjunta con Comisiones Obreras del Primero de Mayo de este a?o, responde a una serie de razones, que son las que expone su autor en este art¨ªculo. Entre ellas, no es la menor la evidencia de un debate, agudizado desde que este pa¨ªs tiene un Gobierno socialista, entre ambas centrales de clase, ni tampoco la experiencia reciente en este tipo de celebraciones, concretamente, la del a?o pasado. El autor se?ala, por otra parte, que la falta de acuerdo concreto en lo que se refiere al Primero de Mayo no invalida la voluntad unitaria de la central de la que es portavoz.
La posici¨®n adoptada por la comisi¨®n ejecutiva de la Uni¨®n General de Trabajadores, ratificada posteriormente por su comit¨¦ confederal, rechazando un acuerdo a nivel confederal para celebrar conjuntamente con Comisiones Obreras el Primero de Mayo de este a?o, no responde a ning¨²n impulso irracional ni a una actitud sectaria.Contrariamente a lo que suced¨ªa en Espa?a antes de la guerra civil, los a?os transcurridos desde la nueva legalidad democr¨¢tica han conocido la conmemoraci¨®n unitaria del Primero de Mayo por parte de las organizaciones sindicales mayoritarias de nuestro pa¨ªs. La quiebra de esta pr¨¢ctica habitual durante los cinco ¨²ltimos a?os tiene, sin duda, una relevancia que no se puede minimizar. Es cierto tambi¨¦n, sin embargo, que la existencia de momentos de divergencia, de tensi¨®n e incluso de ruptura entre las distintas expresiones organizadas del movimiento obrero es algo normal y frecuente en las sociedades democr¨¢ticas. Siempre he cre¨ªdo que en tales circunstancias, sin ¨¢nimo de anatematizar al contrario, lo mejor es se?alar claramente las razones de las divergencias. La vieja concepci¨®n comunista de que la unidad se mantiene hablando de lo que nos une y obviando el debate sobre lo que nos separa, nunca me ha convencido.
De manera generalizada se ha resaltado el hecho de que esta ruptura se haya producido precisamente el primer a?o de gobierno socialista. A mi modo de ver, tal coincidencia no tiene mayor significaci¨®n que la que se deriva de encontrarnos en un contexto pol¨ªtico notablemente diferente al de a?os anteriores. En efecto, otras situaciones de profunda tensi¨®n entre UGT y CC OO, como la desencadenada en 1980 a ra¨ªz del AMI, probablemente hubiesen desembocado en un Primero de Mayo dividido de no haber tenido enfrente a un Gobierno de la derecha y una realidad democr¨¢tica menos consolidada que la actual.
Desde la legalizaci¨®n de las centrales sindicales en 1977, la UGT ha practicado una pol¨ªtica de unidad de acci¨®n con Comisiones Obreras, en base a objetivos precisos y reivindicaciones movilizadoras, dentro de la plena autonom¨ªa de la estrategia y las posiciones sindicales de cada organizaci¨®n. En la carta de N. Redondo a CC OO se reitera la voluntad de seguir haciendo posible la unidad de acci¨®n en el futuro. Con la posici¨®n adoptada por la UGT respecto a este Primero de Mayo no se trata, por tanto, de iniciar el camino de una ruptura de la unidad de acci¨®n en todos los frentes.
Es m¨¢s, es necesario entender claramente -cuando se trata interesadamente de contraponer la acci¨®n en com¨²n entre ambas organizaciones en la negociaci¨®n colectiva con la desuni¨®n en el caso concreto del Primero de Mayo- que ello no representa ninguna contradicci¨®n entre las diversas organizaciones y la direcci¨®n de la UGT, sino, por el contrario, la expresi¨®n de la voluntad de mantener esos espacios de acci¨®n conjunta en algo tan vinculado a los intereses inmediatos de los trabajadores como es la negociaci¨®n de los convenios. Quiz¨¢ sea necesario, en este sentido, recordarles a algunos que en la negociaci¨®n del reciente acuerdo interconfederal, la UGT tom¨® decidida posici¨®n en favor de que CC OO se mantuviese dentro del acuerdo, cuando importantes sectores empresariales y de las propias Comisiones estaban empujando para que quedase descolgada.
Tampoco se trata de marginar a CC OO. Acrecentar su fuerza y su presencia en base a la debilitaci¨®n de Comisiones no ha sido ni ser¨¢ nunca la pol¨ªtica de la UGT. Por otra parte, pienso que a una organizaci¨®n de masas no se la puede marginar: son, en todo caso, sus propios errores quienes le hacen perder credibilidad y apoyo social. Es significativo, sin embargo, que esta concepci¨®n conspirativa de la historia y la consiguiente cantinela de la marginaci¨®n, acompa?a siempre a los momentos en que CC OO radicaliza su estrategia; as¨ª sucedi¨® en los meses que precedieron al estatuto y al AMI y as¨ª sucede ahora en los meses posteriores a la constituci¨®n del primer Gobierno socialista. ?Se radicalizan porque se les margina, o no es m¨¢s bien cierto que se marginan porque se radicalizan?
Hostigamiento a la UGT
La idea de ganar con rapidez espacio social y pol¨ªtico por la izquierda en base a la descalificaci¨®n y el hostigamiento a la UGT y al Gobierno socialista, no parece ser patrimonio exclusivo de sectores minoritarios, alucinados o miopes, sino la orientaci¨®n de sectores mayoritarios de Comisiones Obreras. Tras la reuni¨®n de su ¨²ltimo consejo confederal, el propio M. Camacho ha anunciado un cambio estrat¨¦gico de la confederaci¨®n, y el inicio de un nuevo periodo caracterizado por la movilizaci¨®n. Las fuertes tendencias en el seno del comunismo espa?ol hacia un claro desmarque del espacio socialista y hacia una cierta cunhalizaci¨®n del PCE, est¨¢n influyendo poderosamente en CC OO. Hoy est¨¢n un tanto atemperadas esas posiciones a la expectativa del resultado de las municipales, buscando no romper todos los puentes que har¨ªan imposible un acuerdo con los socialistas para el Gobierno municipal. Pero despu¨¦s del 8 de mayo se har¨¢n m¨¢s evidentes. El anuncio de M. Camacho parece corroborarlo. Y ello, sin duda, puede abrir un profundo foso entre las estrategias y la acci¨®n de las dos grandes centrales sindicales de nuestro pa¨ªs. En primer lugar, la falta de garant¨ªa de que cualquier acuerdo unitario sea respetado en Madrid, donde intervienen los secretarios generales de ambas confederaciones. La intervenci¨®n, el a?o pasado, del secretario general de CC OO de Madrid, Fidel Alonso, claramente antag¨®nica con los criterios acordados previamente y el veto en el ¨²ltimo momento a la intervenci¨®n del representante del sindicato polaco Solidaridad, as¨ª lo pusieron de manifiesto. El predominio del sector prosovi¨¦tico en las CC OO de Madrid y la propia radicalizaci¨®n del conjunto de la confederaci¨®n, hac¨ªan prever la repetici¨®n corregida y aumentada de la experiencia del a?o anterior, la desembocadura, en definitiva, en dos manifestaciones antag¨®nicas, en la crispaci¨®n y el enfrentamiento, en el que el ¨²nico factor unitario fuese la realizaci¨®n del mismo recorrido. Es posible que, sin la presencia de la UGT en esta ocasi¨®n, CC OO tenga la oportunidad de unificar los planteamientos en el seno de su propia organizaci¨®n. En cualquier caso, algunos pensamos que, probablemente, es m¨¢s posible la acci¨®n com¨²n en el futuro entre UGT y CC OO despu¨¦s de un Primero de Mayo separados a niveles confederales, que despu¨¦s de un Primero de Mayo juntos pero enfrentados.
'Gubernamentalizaci¨®n' del sindicato socialista
Despu¨¦s est¨¢ la propia estima de los militantes y afiliados de la Uni¨®n General de Trabajadores. Se puede entender que los dirigentes de CC OO est¨¦n todo el d¨ªa pregonando la gubernamentalizaci¨®n de UGT, en la l¨ªnea de lo que hac¨ªa el profeta Jerem¨ªas, que anunciaba sus profec¨ªas para ver si as¨ª se cumpl¨ªan. Pero lo que no se puede aceptar es la acusaci¨®n de deshonestidad o de traicionar los intereses de los trabajadores. Durante los ¨²ltimos meses, los militantes de la UGT han sido tildados de "defraudadores" porque ganaban las elecciones sindicales, o de "vendidos", cuando no de cosas peores, si manten¨ªan posiciones distintas a las de CC OO respecto a conflictos o convenios concretos. M. Camacho ha sostenido que los incidentes que hayan podido suceder entre ambas centrales no deben ser un obst¨¢culo para la realizaci¨®n de una manifestaci¨®n conjunta, pues ¨¦l ha ido tambi¨¦n conjuntamente con Fraga el 27 de febrero, a pesar de las diferencias. CC OO debe de entender que la UGT no es Fraga, ni los comportamientos unitarios se pueden circunscribir al d¨ªa Primero de Mayo. Predicar la unidad y practicar la divisi¨®n no es el camino para el entendimiento entre Comisiones y UGT.
Concepciones hegem¨®nicasLa unidad se conquista, nadie puede dictarla. Las concepciones patrimoniales y hegem¨®nicas del movimiento obrero y de la unidad han sido, y siguen siendo, una constante de la tradici¨®n comunista en nuestro pa¨ªs. El anatema sobre aquellos que no aceptaban las posiciones emanadas de los "verdaderos representantes" de los trabajadores, tambi¨¦n. Afortunadamente, aun a riesgo de ser tachados de antiunitarios, una parte del movimiento obrero de nuestro pa¨ªs en m¨²ltiples ocasiones ha rechazado las propuestas unitarias del PCE y Comisiones Obreras, que con posterioridad se han demostrado profundamente err¨®neas. Lograr una unidad de acci¨®n s¨®lida entre lo dos sindicatos de clase en nuestro pa¨ªs pasa por superar concepciones hegem¨®nicas de la unidad, sustituyendo la descalificaci¨®n y el improperio por el debate. Esperemos que la clarificaci¨®n que supone este Primero de Mayo contribuya a ello.
Jos¨¦ Mar¨ªa Zufiaur es miembro de la ejecutiva de UGT.
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