La Comisi¨®n proyecta reducir en 30 millones de toneladas la producci¨®n de acero de 1980
El lunes en Bruselas se juega el futuro de la siderurgia de la CEE y, por tanto, indirectamente de la espa?ola. Los ministros competentes se re¨²nen para dar el visto bueno, o en su caso rechazar, a las medidas que ha decretado la Comisi¨®n Europea para que a finales de 1985 se haya reducido entre 30 millones y 35 millones de toneladas la capacidad sider¨²rgica de acero de la que la CEE dispon¨ªa en 1980. La posible crisis la plantea Italia, pa¨ªs que en este terreno puede llegar a crear un problema en las Comunidades Europeas, similar al brit¨¢nico en cuanto a su contribuci¨®n al presupuesto comunitario. Pero Etienne Davignon, comisario encargado de esta cuesti¨®n, es tajante: hay que reducir, y la tarta de la siderurgia europea s¨®lo tiene un 100% para distribuir, no un 120%.
Ya en octubre de 1980 la Comisi¨®n Europea, ante la situaci¨®n de "crisis manifiesta" del sector -que iba cayendo desde 1974- decidi¨® aplicar el art¨ªculo 58 del Tratado de la CECA (Comunidad Europea del Carb¨®n y del Acero), organizaci¨®n en la cual la Comisi¨®n dispone de verdaderos poderes supranacionales. Impuso cuotas de producci¨®n para todas las empresas sider¨²rgicas de la CEE y garant¨ªas de precios. Actualmente el sistema cubre un 70% del conjunto de los productos acabados.Al principio muy criticadas, las tesis de Etienne Davignon, vicepresidente de la Comisi¨®n Europea para Asuntos Industriales y autor del plan para la reconversi¨®n de la siderurgia comunitaria, fueron paulatinamente aceptadas. Desde entonces varios gobiernos han puesto en marcha -o prometido firmente- planes de reestructuraci¨®n que suponen ya la reducci¨®n real de capacidad de 18,5 millones de toneladas. La Comisi¨®n exige al menos 8,5 millones m¨¢s, en firme.
La cifra de reducci¨®n de 30 millones de toneladas para 1985, se fijar¨¢ una vez que se hayan producido las fusiones entre diversos grupos europeos. Seg¨²n el plan de Davignon, la reestructuraci¨®n ser¨ªa revisable cada a?o.
De hecho, la Comisi¨®n s¨®lo ha planteado ahora una cuesti¨®n global. Antes de enero de 1984 tiene que hacer propuestas concretas, empresa por empresa.
Cuotas de producci¨®n
No basta. La reducci¨®n total ha de ser, seg¨²n la Comisi¨®n Europea, de 30 millones a 35 millones de toneladas para que en 1985 la siderurgia europea sea rentable y pueda funcionar sin ayudas p¨²blicas al sector. Por ello Davignon quiere prorrogar el sistema de cuotas a la producci¨®n por dos a?os y medio m¨¢s As¨ª, el pasado 29 de junio, la Comisi¨®n reparti¨® otra serie de re cortes: 8,3 millones de toneladas anuales en total, de las cuales 3,5 millones en Italia, pa¨ªs que, proporcionalmente, ha sido el que menos ha reducido.
Y as¨ª lleg¨® la crisis pol¨ªtica. Pues la Comisi¨®n pide que, entre 1980 y 1985, Italia haya reducido en 5,8,millones de toneladas su capacidad de producci¨®n, en el sector p¨²blico. Justo el doble de lo que pretend¨ªa el Gooma, que, sin embargo, ofrece contrapartidas en el sector privado, alentado por las ayudas a los cierres de plantas.
Es m¨¢s, la Comisi¨®n quiere que Italia cierre uno de sus cuatro trenes de bandas en caliente. El blanco parece ser la planta de Comigliano (G¨¦nova), algo anticuada, pero verdadera "capital de la siderurgia italiana", con una capacidad de producci¨®n de dos millones de toneladas anuales. Por algo hab¨ªa el viernes en Bruselas un millar de manifestantes italianos del sector, venidos casi todos de G¨¦nova. Los italianos temen la competencia francesa en el norte de Italia.
Oposici¨®n de Italia
El Gobierno italiano ha manifestado que las decisiones de la Comisi¨®n son "inaceptables e inaplicables". ?Podr¨¢ plantear el veto? No est¨¢ claro, pues el Consejo de Ministros en este caso no "decide", tan s¨®lo emite un parecer favorable o desfavorable a la decisi¨®n de la Comisi¨®n. Pero no hay duda de que podr¨ªa bloquearla.
Roma quiere que se prolongue el actual sistema de cuotas a la producci¨®n por cinco meses. La Comisi¨®n se niega manteniendo que se correr¨ªa el riesgo de que los precios derrapen, poniendo en peligro todo el ejercicio de la reestructuraci¨®n, pues las p¨¦rdidas de las empresas podr¨ªan aumentar.
Para Davignon, si los diez no aceptan el prolongar el sistema del art¨ªculo 58, se entrar¨ªa en "una situaci¨®n de suma gravedad y suicida". Podr¨ªa recrudecerse la lucha entre los sider¨²rgicos y aumentar el desequilibrio entre la oferta y la demanda de acero en la Comunidad Econ¨®mica Europea, y las empresas acabar¨ªan penaliz¨¢ndose a s¨ª mismas al carecer de una acci¨®n de encuadramiento del mercado que garantice a todos unos precios estables y una parte razonable del mercado.
El enfrentamiento parece inevitable. Pues, si, dejando el caso de Italia a un lado, hay un acuerdo general sobre la necesidad de reestructurar el sector en los pa¨ªses de la Comunidad en el sentido marcado por la Comisi¨®n Europea, hay muchas divergencias entre los diez en cuanto al modo de repartir la tarta, dadas las presiones nacionales.
P¨¦rdida de empleo
La Comisi¨®n est¨¢ dispuesta a negociar las modalidades, no las cantidades. Italia, por ejemplo, se queja de que se quedar¨ªa con tan s¨®lo 96% de su propio mercado nacional de productos planos. La Comisi¨®n replica que producir¨ªa un 125% de su mercado nacional de productos largos. De todas formas, los porcentajes nacionales de capacidad de producci¨®n, respecto al total de la CEE, permanecen pr¨¢cticamente invariables seg¨²n los planes de Davignon.
Etienne Davignon estima que con sus planes unos 100.000 o 150.000 trabajadores m¨¢s del sector se quedar¨¢n sin trabajo de aqu¨ª a 1985. Una pesada carga para una industria que ha visto descender sus empleados de 597.000 en 1980 a 494.000 en junio de 1983. Entre los pa¨ªses comunitarios, el Reino Unido ha sido el m¨¢s afectado.
Por ello, la Comisi¨®n Europea, con una partida presupuestaria de unos 2.000 millones de d¨®lares de aqu¨ª a 1986, cree posible crear directamente unos 70.000 puestos de trabajo paralelos, que a su vez engendrar¨ªan otros tantos indirectamente.
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