Los empresarios espa?oles est¨¢n mas preocupados por mantener el acuerdo de 1970 que por el ingreso en la CEE
Desde el fracaso de la cumbre celebrada hace una semana en Atenas por los jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad Econ¨®mica Europea (CEE), los empresarios espa?oles se muestran m¨¢s preocupados en mantener el acuerdo hispano-comunitario de 1970 que ante las propias negociaciones de adhesi¨®n, obstaculizadas por la crisis interna de dicha zcna de libre cambio.Pero esta actitud, que ya circulaba en ambientes empresariales durante los ¨²ltimos meses y hab¨ªa ca.lado en algunas esferas de la Administraci¨®n, est¨¢ siendo estrat¨¦gicamente desviada por los medios oficiales, tanto admin¨ªstrat¨ªvos y empresariales. Un nuevo ejemplo lo proporcionar¨¢ hoy la declaraci¨®n que prepara el Conseje Superior de C¨¢maras de Comercio.
Oficiosamente, la soluci¨®n m¨¢s barajada por medios empresariales y administrativos hasta la cumbre de Atenas se centraba en una triple medida: retirarse de las negociaciones para la adhesi¨®n, mantener la solicitud de ingreso, y defender a ultranza el acuerdo preferencial CEE-Espa?a de 1970. No obstante, la preferencia de todos por esta ¨²ltima medida ha hecho reconsiderar la conveniencia de las anteriores, al menos a nivel oficial.
Teor¨ªa de los tres frentes
Las declaraciones de la patronal CECIE y de la Administraci¨®n, a las que se sumar¨¢ hoy la c¨²pula de las c¨¢rnaras de comercio, se dirigen a transmitir el mensaje de que los problemas son de la CEE y que la posici¨®n espa?ola sigue o debe seguir donde estaba, a la espera de que se resuelvan los obst¨¢culos de la falta de acuerdo interno en la Comunidad.
La teor¨ªa de los tres frentes se basaba en que el conjunto de intereses espa?oles, m¨¢s los pol¨ªticos que los econ¨®micos, necesita la adhesi¨®n, pero no a cualquier precio, y menos bajo la presi¨®n del par¨®n que impuso Francia hace varios a?os.
El acuerdo preferencial firmado en 1970, que ha sido muy favorable y s¨®lo prev¨¦ la modificaci¨®n en caso de com¨²n acuerdo o de adhesi¨®n, podr¨ªa ser utilizado tambi¨¦n como arma negociadora: "si quieren modificarlo, negociemos la integraci¨®n en condiciones aceptables".
Sin embargo, ha tomado fuerza desde la cumbre de Atenas, al menos en las esferas oficiales, la consideraci¨®n de que, precisamente la mejor manera de defender el acuerdo de 1970 es no dar excusas para su modificaci¨®n o para una guerra comercial, como podr¨ªa ocurrir con el anuncio de una suspensi¨®n formal de las negociaciones.
Por dicho acuerdo, mientras que las ventas a la Comunidad Econ¨®mica Europea sufren grav¨¢menes del 4% al 6%, Espa?a aplica a sus compras otros que empiezan para los principales productos en el 10% y llegan a superar el 30%. En los niveles m¨¢s protegidos aparecen, por ejemplo, los autom¨®viles, bienes de equipo y electrodom¨¦sticos, y en un escal¨®n intermedio-bajo, los textiles.
La situaci¨®n se deriva de que fue negociado bajo condiciones que no sospechaban sus autores: la perspectiva de una integraci¨®n espa?ola que se demora m¨¢s de lo esperado y un auge industrial en la Comunidad, ya inexistente, que le permit¨ªa ser m¨¢s generosa en las concesiones.
Por el contrario, la situaci¨®n actual de las negociaciones de adhesi¨®n no ofrecen demasiadas garant¨ªas, seg¨²n los medios empresariales, ya que la ¨²ltima postura adoptada por el presidente franc¨¦s, Frangois Mitterrand, de fijar una fecha definitiva para decir s¨ª o no al ingreso espa?ol, puede tener como consecuencia una mayor debilidad por parte espa?ola a la hora de negociar las necesarias salvaguardias para la industria nacional.
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