Francisco Umbral: "Despu¨¦s del suicidio, el hecho de escribir es el m¨¢s exasperadamente autobiogr¨¢fico"
El escritor publica su libro de memonas 'Trilog¨ªa de Madrid'
![Juan Cruz](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F877d032c-7412-47a6-81c8-1122d036e01b.png?auth=121372c15cef935b3b2a011dc3c02ec0490deff3e62238c8ee091ee432d90f6f&width=100&height=100&smart=true)
Francisco Umbral, madrile?o de 1935, le escuch¨® a Valle-Incl¨¢n, que muri¨® un a?o despu¨¦s de que ¨¦l naciera, que lo que las provincias deb¨ªan hacer con Madrid era incendiarlo. La frase, en una entrevista ap¨®crifa, ha servido para iniciar la publicidad del ¨²ltimo libro de Umbral, Trilog¨ªa de Madrid, que se presenta hoy en la capital de Espa?a, y es, adem¨¢s, la columna filos¨®fica de este volumen de 338 p¨¢ginas que la editorial Planeta presenta como "la memoria creadora de todo un siglo madrile?o", escrita. por quien considera que "escribir es lo m¨¢s exasperadamente autobiogr¨¢fico, despu¨¦s del suicidio".
En la literatura del autor de Spleen de Madrid, ese siglo resulta incendiado y suicidado, porque Madrid, tambi¨¦n es el escritor. Y porque el libro es, sobre todo, una autobiograf¨ªa. Es inevitable que as¨ª sea, dice Umbral, porque "todos los g¨¦neros son autobiograf¨ªa enmascarada, ya que el hecho de escribir es el m¨¢s exasperadamente autobiogr¨¢fico, despu¨¦s del suicidio".El car¨¢cter autobiogr¨¢fico de la ¨²ltima obra de Umbral, que se corresponde con el tono de todos sus libros anteriores, acaba otra vez con elviejo pudor biogr¨¢fico de la literatura espa?ola. "Efectivamente, hay en la sociedad espa?ola, y concretamente en la sociedad literaria, un sentido del pudor, una evitaci¨®n del Yo, que con frecuencia se ha atribuido a inmadurez social y cultural. Es, adem¨¢s y ante todo, ingenuidad ignorancia: un creer que escribir equivale a descubrirse, cuando la escritura no es sino el encubrimiento perfecto. Proust inaugura la primera persona del singular en la novela moder na precisa¨ªnente para ocultar/distorsionar esa primera persona, pues que el Yo, en el momento mismo de ser escrito, se noveliza, significa ya otro, aun dentro de unas memorias. Aqu¨ª tenemos a la escritura (y m¨¢s a la autoescritura) como los salvajes a la m¨¢quina de retratar".
La memoria, en el caso de Umbral, que comenz¨® su carrera de escritor con el libro Traves¨ªa de Madrid, es "el nombre secularizado de lo que anta?o se llamaba, casi religiosamente, inspiraci¨®n. S¨®lo se escribe con la memoria, y el lenguaje mismo del escritor no es sino memoria del lenguaje. Del lenguaje general dado. Pero la literatura es, precisamente, una escritura que ha perdido la memoria, esa memoria colectiva de las palabras, que por eso en el escritor significan otra cosa o la significan de otra forma. S¨®lo se escriben memorias, todos los g¨¦neros son memorias, pues la materia de que est¨¢n hechos es el lenguaje, un lenguaje que nos sabemos de memoria. Literatura, bajo cualquier forma o g¨¦nero, es modificar la memoria mostrenca de las palabras y las cosas mediante una memoria, digamos, inventada".
La invenci¨®n de la memoria le ha llevado a Umbral a inaugurar una figura que es la que convierte en adjetivo el propio sustantivo. Umbral cree que no es suyo "el invento". "Raskolnikov no en vano se llama Raskolnikov. Madame Bovary no habr¨ªa funcionado igual llam¨¢ndose Carmina. La caracterizaci¨®n de un personaje, aunque sea un personaje real, comienza por el nombre. El escritor que conoce su oficio sabe que el nombre ya adjetiva, incluso el nombre com¨²n de la rosa, y esto tiene que ver con otra forma de la memoria: la memoria f¨®nica. El escritor se beneficia de las connotaciones f¨®nicas de lo que nombra. Cuenta con ellas".
Ese ejercicio de la memoria puede identificarse tambi¨¦n con el techazo de la historia que domina la obra de todo escritor. Umbral cree que "hacer historia menuda, historias, puede suponer, en efecto, un rechazo de la historia como instituci¨®n. Del mismo modo que el escritor debe olvidar esa memoria colectiva que es el lenguaje, tambi¨¦n debe olvidar la historia como la ha le¨ªdo o vivido, para contarla seg¨²n ¨¦l mismo, ser su propio evangelista y hacer pasar toda la historia, deshilada en historias, por el ojo de aguja de su subjetividad".
Inventar sobre la historia de Espa?a parece en Umbral una reiteraci¨®n que sirve para tocar, como con las manos, a este pa¨ªs. El autor de Trilog¨ªa de Madrid piensa que "Espa?a es un pa¨ªs que est¨¢ muy escrito (y, por supuesto, muy descrito), ya que los escritores espa?oles han solido viajar poco fuera de Espa?a. Aqu¨ª nos preguntamos todav¨ªa, con. el maestro La¨ªn, 'a qu¨¦ llamamos Espa?a'. Los franceses nunca se han preguntado qu¨¦ cosa *sea Francia ni dudan die su existen¨¦¨ªa. Espa?a es por eso un pa¨ªs m¨¢s literario (y no por pintoresco, claro). Espa?a es un pa¨ªs que est¨¢ en duda, y quiz¨¢ su historia sea la historia de una duda. Es siempre m¨¢s literaria la duda que la certidumbre, permite mayores y mejores cercioraciones, y por eso todos hemos incurrido mucho en Espa?a y en duda. Pero. este c¨²mulo de dudas, vertebrado en g¨¦neros y siglos, es ya, un pa¨ªs. Y, adem¨¢s, o cuando menos, un pa¨ªs muy literario".
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