El ministro asustado

La proyecci¨®n de la pel¨ªcula El d¨ªa despu¨¦s en el primer canal de la televisi¨®n privada, el pasado mes de diciembre, no provoc¨® la histeria de los espectadores, pero por poco le cuesta un infarto al ministro de Defensa, Michael Heseltine. La pel¨ªcula lleg¨® al Reino Unido precedida de tal fama que el Gobierno temi¨® que su proyecci¨®n ayudara a engrosar peligrosamente las filas del movimiento pacifista, justo cuando acababan de llegar al Reino Unido los primeros misiles de crucero.En consecuencia, desde una semana antes de que la ITV proyectara la pel¨ªcula, el ministro se lanz¨® a una desaforada campa?a de publicidad destinada a contrarrestar sus "perniciosos efectos". No hubo pr¨¢cticamente emisora de radio, canal de televisi¨®n o diario que se librara de la presencia de Heseltine, repitiendo hasta la saciedad que Europa ha podido vivir en paz 40 a?os gracias a la presencia de ese armamento nuclear tan denostado.
La fren¨¦tica actividad de Heseltine acrecent¨® el inter¨¦s de los brit¨¢nicos por la pel¨ªcula. El d¨ªa elegido, el s¨¢bado 11 de diciembre del a?o pasado, 15 millones de brit¨¢nicos se sentaron delante del televisor. No hubo reacciones de p¨¢nico ni llamadas angustiadas a la ITV, como sucedi¨® en otros pa¨ªses, pero la pel¨ªcula dej¨® en la mayor¨ªa de los espectadores la impresi¨®n de que almacenar armamento nuclear es una locura. Al menos eso demostr¨® un sondeo realizado inmediatamente despu¨¦s de emitirse El d¨ªa despu¨¦s: el 52% de los brit¨¢nicos se declar¨® contrario a la instalaci¨®n de nuevos misiles y el 48% se quej¨® de la forma en la que el Gobierno conservador trata al movimiento pacifista.
La mayor¨ªa lleg¨® a la conclusi¨®n de que lo que contaba la pel¨ªcula norteamericana no estaba tan lejos de la realidad. La cadena privada de televisi¨®n que proyect¨® El d¨ªa despu¨¦s prepar¨® inmediatamente despu¨¦s un coloquio en directo con personalidades del mundo de la pol¨ªtica, el periodismo y los movimientos pacifistas. El ministro de Defensa fue invitado, pero Heseltine estim¨® que era una encerrona y se neg¨® a participar sentado al lado de conocidos pacifistas. El ministro solicit¨®, y obtuvo, que la televisi¨®n le dedicara un miniespacio a ¨¦l solo.
La maniobra no fue brillante, primero porque parec¨ªa un acto de prepotencia y segundo porque Heseltine, que suele ser un buen orador, qued¨® en cierta forma acorralado por el periodista. El ministro asegur¨® que la mejor forma de evitar El d¨ªa despu¨¦s era renovar el armamento nuclear, pero no pudo dejar de tartamudear ostentosamente cuando el entrevistador insisti¨® en su pregunta clave: "?Est¨¢ el Gobierno dispuesto a utilizar armamento nuclear en caso de guerra?". La respuesta, pese a miles de rodeos, no pod¨ªa ser otra que "s¨ª".
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