La industria creci¨® un 2,6% en 1983 por primera vez desde el impacto de la crisis del petr¨®leo
La producci¨®n industrial aument¨® el a?o pasado en una media real del 2,6% sobre 1982, seg¨²n datos oficiales conocidos ayer, cuando el INE elabor¨® el correspondiente ¨ªndice de diciembre, que refleja un aumento acumulado del 4,9% sobre el mismo mes de 1982. ?ste dato confirma que en 1983 termin¨® un ciclo de cuatro a?os de estancamiento, derivado del segundo impacto de los precios del petr¨®leo, a partir de 1978. De todas formas, la expansi¨®n ha sido muy desigual: mientras los bienes de consumo han crecido el 6%, los de inversi¨®n han ca¨ªdo un 5,1% y los intermedios (miner¨ªa y qu¨ªmica, materiales de construcci¨®n, etc¨¦tera) apenas han llegado al 1,6% de aumento.
El incremento del 4,9% acumulado durante el a?o por el ¨ªndice de producci¨®n industrial significa que el valor aportado por la industria a la econom¨ªa durante el a?o ha crecido -sobre los 5,2 billones de pesetas de 1982- un 2,6% en t¨¦rminos reales, equivalente a casi 0,8 puntos de los 2,1 en que subi¨® el producto interior bruto (PIB). La explicaci¨®n radica en que dicho ¨ªndice, elaborado con las declaraciones de 2.300 empresas, suele tener un comportamiento muy err¨¢tico, que ha oscilado entre la subida del 5,4% en enero sobre diciembre el descenso del 1,7% en julio sobre junio. Lo m¨¢s significativo, sin embargo, es que durante 1983 ha abandonado las tasas negativas generalizadas, aunque su perfil del segundo semestre ha sido peor que el del primero.Frente a las esperanzas oficiales de que el conocimiento de los ¨²ltimos ¨ªndices del a?o pasado permitiera corregir a la baja el 2,7% de ca¨ªda en la inversi¨®n destinada por la Contabilidad Nacional, los datos extra¨ªdos ayer por el INE reafirman que el pulso inversor sigue sin recobrarse, pese al avance de los excedentes empresariales en la renta nacional. En opini¨®n del ministro de Industria, Carlos Solchaga, ello puede obedecer a que el aumento de excedentes se centra fundamentalmente en el mayor n¨²mero de trabajadores aut¨®nomos, en las empresas industriales que exportan en las que han pasado por el saneamiento financiero. En efecto, el coste salarial unitario, seg¨²n el ministro, ha tenido escasa desaceleraci¨®n (0,5 puntos) y ha procedido, m¨¢s de la ca¨ªda del empleo que de los salarios.
No obstante, cuando tambi¨¦n sabe ya que el empleo en la industria disminuy¨® un 2,5% durante 1983 y que la citada recuperaci¨®n productiva se ha generalizado durante una elevaci¨®n del 4,3% en los precios del sector, seg¨²n datos conocidos la pasada semana por el INE, puede apuntarse que tambi¨¦n los excedentes empresariales se han recobrado, aunque su reparto haya sido poco homog¨¦neo.
A juzgar por estos datos, el panorama ya no es tan sobrecogedor como el esbozado hace dos meses para 1981 y 1982 por el ministro de Econom¨ªa y Hacienda, Miguel Boyer, al dar cuenta de los primeros datos aportados sobre la industria por la central de balances del Banco de Espa?a, dijo que el conjunto de empresas analizadas perdieron en 1981 unos 25.000 millones de pesetas y en 1982 otros 73.578 millones, cifras equivalentes al 0,3% y al 0,71% de sus ventas, respectivamente. Y ello despu¨¦s de haber recibido subvenciones estatales equivalentes al 1,6% de las ventas en 1981 y al 2,1% en 1982, ayudas que en 1982 representaron un 0,4% de la facturaci¨®n en las empresas privadas y un 11 % en las p¨²blicas.
Mayores p¨¦rdidas
Esto significa, seg¨²n subray¨® el ministro, que las p¨¦rdidas, en caso de no haber tenido subvenciones, hubieran sido en un a?o de 173.000 millones de pesetas y al siguiente de 224.000 millones.A la espera de los datos que facilite el Banco de Espa?a sobre 1983, las noticias ya difundidas sobre las empresas p¨²blicas apuntan a un empeoramiento de la situaci¨®n, debido a que se conjugan en ellas estructuras financieras deficientes, alzas salariales m¨¢s elevadas hasta este a?o que en las privadas y presencia en sectores abandonados por los privados poco antes de la crisis o al empezar la misma. As¨ª, cabe suponer que el sector industrial privado haya mejorado posiciones respecto al conjunto.
Desde otra perspectiva, los mejores resultados se habr¨¢n concentrado en los subsectores de bienes de consumo (manufacturas, incluidas las de bienes dom¨¦sticos de uso duradero, y alimentaci¨®n, bebidas y tabaco), debido al ya mencionado estancamiento de los bienes intermedios y a que se mantiene la ca¨ªda en los de inversi¨®n.
Pero algunos expertos cuestionan incluso la solidez de la expansi¨®n de los bienes de consumo, pues observan que la partida que m¨¢s ha crecido es la de manufacturas, lo que atribuyen al fuerte aumento en la producci¨®n de material de transporte privado y, en concreto, al denominado efecto General Motors. Se trata de la incorporaci¨®n plena al proceso productivo de la factor¨ªa de la empresa con dicho nombre, que en 1982 produjo s¨®lo 21.812 autom¨®viles y en 1983 alcanz¨® los 246.340, de los cuales export¨® 198.345%, cifra lo suficientemente considerable para explicar todo el aumento de la producci¨®n de autom¨®viles en Espa?a (un 23,1% en 1983, hasta situarse en 1.141.581 unidades) y una parte notable de las exportaciones. La producci¨®n de turismos, bicicletas y motos, que en el cuadro adjunto creci¨® hasta finales de a?o un 21,9%, llevaba en los nueve primeros meses el 35% de aumento, debido a que General Motors empez¨® a producir en los ¨²ltimos meses de 1982.
En el mismo escepticismo sobre la mejora abundan las opiniones empresariales durante el a?o en torno a capacidad productiva utilizada y cartera de pedidos. El nivel de utilizaci¨®n de capacidad (78,6%) ha sido inferior en 1,6 puntos al de 1982.
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