La irresponsabilidad de Curro Romero

La inhibici¨®n de Curro Romero en los incidentes de la corrida de anteayer, que le costaron una comada gra v¨ªsima al cabestrero de la Maestranza, ha suscitado en Sevilla fuerte pol¨¦mica, en cuyo fondo est¨¢ la interpretaci¨®n de lo que contempla el vigente reglamento taurino. En realidad, el reglamento no dice nada al respecto, y ¨²nicamente queda la evidente irresponsabilidad del diestro sevillano, tanto por su actitud pasiva como por consentir que la tuviera el resto de las cuadrillas.El director de lidia -Curro Romero -lo era en la corrida del mi¨¦rcoles- es responsable m¨¢ximo del buen orden de la misma, y as¨ª lo ordena el reglamento. La interpretaci¨®n de esta norma no se ci?e exclusivamente a los tercios de esa lidia, sino a cuanto suceda en el ruedo durante la corrida, incluso en el transcurso de las operaciones de devolver un toro al corral, como era el caso. Si adem¨¢s hay un hombre en el ruedo cuando en el mismo permanece el toro -no importa si espont¨¢neo o empleado de la plaza-, el director de lidia tiene potestad para ordenar que se retire, y mientras no lo haga, debe permanecer en su proximidad, para el quite, con auxilio de peones. Mientras el cabestrero intentaba que el toro devuelto al corral entrara en chiqueros, Curro Romero se encontraba en el callej¨®n, con el resto de las cuadrillas, y todos permanec¨ªan al margen y alejados de aquellas operaciones. La irresponsabilidad manifiesta del director de lidia debi¨® ser suplida por el segundo espada, Curro V¨¢zquez, y la de ¨¦ste por el tercero, que era Jos¨¦ Mari Manzanares. Ninguno lo hizo, y en cambio estaban de conversaci¨®n, entre barreras.

Ning¨²n matador ten¨ªa tampoco obligaci¨®n, por reglamento, de matar al toro devuelto al corral, pero aquel a quien hab¨ªa correspondido, a su vez director de lidia -de nuevo, Curro Romero-, ten¨ªa el deber ¨¦tico de hacerlo, sobre todo cuando se hab¨ªa producido la tragedia y en los tendidos estaba a punto de provocarse un conflicto de orden p¨²blico. La autoridad gubernativa solicit¨® a cada uno de los tres espadas que estoqueara al toro, y ¨²nicamente accedi¨® Manzanares.

Curro Romero incurri¨® en irresponsabilidad y falta de torer¨ªa. Ni Sevilla, que le adora, va a perdonar f¨¢cilmente su pasividad ante la tragedia que se cern¨ªa contra un hombre indefenso.