La contaminacion del idioma
En opini¨®n del acad¨¦mico de la Lengua, Fernando L¨¢zaro Carreter, habr¨ªa que emprender una campa?a en contra de la contaminaci¨®n del idioma castellano, propuesta que, dijo bromeando, bien podr¨ªan recoger los ecologistas. Pero, ?en qu¨¦ consiste esta contaminaci¨®n? El escritor Francisco Umbral opina que el problema del castellano, o de cualquier otro idioma, no consiste en ajustarse a lo que est¨¢ o no en el diccionario, "herramienta que yo nunca he consultado para nada, ni pienso consultar", dice Umbral."No se trata de mantener la lengua inmaculada, ninguna lengua lo es desde su origen; pero, siendo la nuestra una lengua internacional, debemos procurar no ahondar esas diferencias que se dan entre naci¨®n y naci¨®n, y a veces entre regi¨®n y regi¨®n", dice L¨¢zaro Carreter, y contin¨²a: "Hay varios factores de disoluci¨®n de la unidad de la lengua. La lengua no es uniforme ni es posible que lo sea completamente. Por unidad se entiende que hay un modelo culto que todos estimamos, es un buen espa?ol".
"Yo no creo en un espa?ol est¨¢ndar", dice, a su vez, Umbral. "A m¨ª me parece que el primer m¨¦rito del castellano de Am¨¦rica, por ejemplo, y el llamado boom de la novela latinoamericana, su primer m¨¦rito hist¨®rico, por encima de los m¨¦ritos literarios de cada autor, est¨¢ en haber levantado una muralla de palabras en castellano. Un castellano muy rico, lleno de americanisrnos, pero de americanismos muy bien seleccionados, porque no es lo mismo soportar el argentino de Borges, que es delicioso, o el de Cort¨¢zar, que el argentino de una se?ora argentina que viene aqu¨ª y que es insoportable, porque no dice m¨¢s que vulgaridades, pero en argentino. Creo que el problema del idioma, como el problema de la m¨²sica o de cualquier otro instrumento art¨ªstico para el creador, es un problema de sensibilidad y buen gusto. A m¨ª no me importa incorporar anglicismos, incorporar americanismos, neologismos; por supuesto que procuro crear constantemente y que me parece bien cuando los crean otros si son afortunados. Es un problema de buen gusto, de sensibilidad para el idioma. De o¨ªdo, de o¨ªdo medio, que es el o¨ªdo de la literatura, para saber lo que vale y lo que no vale, concluye Umbral.
L¨¢zaro Carreter piensa que existe un abuso del neologismo innecesario entre aquellos que hacen uso de la palabra en p¨²blico, como los pol¨ªticos, catedr¨¢ticos, tecn¨®cratas y locutores, y que se debe despertar la conciencia del da?o que est¨¢n ocasionando con ello. "Hay neologismos de todos tipos: unos que se pueden evitar y otros que son inevitables, porque son necesarios. Hay que hablar de econom¨ªa, todos los t¨¦rminos que inventan ellos. Luego est¨¢n los que provienen del esnobismo, que normalmente son anglicismos que se cuelan en los teletipos o en las malas traducciones y que son justamente los que no necesitamos. Finalmente, est¨¢ la moda; la moda, que son, por un lado, los pol¨ªticos, que van a las conferencias internacionales o a los congresos y se vienen con el concepto y la palabra nueva".
Francisco Umbral, como escritor, insiste en que el asunto del neologismo y el acierto o desacierto de su uso es un problema de sensibilidad creativa. "La incorporaci¨®n de palabras que parecen esp¨²reas, palabras o frases, y que proceden de Am¨¦rica o proceden del ingl¨¦s o de una juventud ¨¢crata que anda por las calles y crea su propio argot como todo grupo marginal me da igual. Yo de todo eso recojo lo que me parece m¨¢s afortunado, lo que tiene un valor po¨¦tico de creaci¨®n, po¨¦tico en el sentido de acierto verbal".
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