'Operaci¨®n PSOE' para la Alianza Atl¨¢ntica
El entorno de Felipe Gonz¨¢lez perfila su opci¨®n sobre la OTAN: permanencia de Espa?a, 'coordinaci¨®n' con su estructura militar y refer¨¦ndum
. No es todav¨ªa una decisi¨®n formal de un organismo concreto, sino una propuesta dise?ada por personas que ocupan puestos clave en el Gobierno y en el partido socialista, de cara a la postura que ¨¦l Gabinete y la direcci¨®n del PSOE tienen que adoptar. Podr¨ªa considerarse una transacci¨®n entre el sector gubernamental que manten¨ªa posiciones contrarias a la permanencia en la Alianza -como Alfonso Guerra- y los colaboradores de Felipe Gonz¨¢lez m¨¢s favorables a evitar la tentaci¨®n de la salida.Pese a los debates que a¨²n puedan producirse, los criterios establecidos no dejan lugar a dudas respecto a la acentuaci¨®n de la pol¨ªtica de permanencia en la Alianza Atl¨¢ntica. Para instrumentar dicha opci¨®n, el grupo de dirigentes socialistas comprometido buscar¨¢ el consenso de la mayor¨ªa de los 768 representantes que acudir¨¢n al 30? Congreso de su partido. Seg¨²n los dirigentes consultados, no se espera una cerrada oposici¨®n entre los delegados al Congreso, "una vez explicados y matizados los datos de que se dispone", en versi¨®n de uno de ellos.
El 30? Congreso se celebrar¨¢ en el mes de diciembre, pero los debates internos en el PSOE comenzar¨¢n inmediatamente despu¨¦s del verano, con la elecci¨®n de las delegaciones y el env¨ªo de ponencias. Las mayores reticencias hacia la permanencia en la Alianza Atl¨¢ntica proceden de federaciones que eligen gran n¨²mero de delegados: por ejemplo, Madrid, con 69 representantes, o Catalu?a, con 60. Pero el juego de negociaciones previas puede ser bastante para asegurar a la direcci¨®n un porcentaje suficiente. Frente a la postura, presumiblemente contraria, de los sindicalistas y de Izquierda Socialista, otros muchos sectores seguir¨¢n la l¨ªnea que trace la direcci¨®n federal, siempre seg¨²n los c¨¢lculos del Gobierno actual.
La posici¨®n que presente la ejecutiva probablemente admitir¨¢ matices en el per¨ªodo precongresual, y se considera previsible que la federaci¨®n andaluza, por ejemplo -la m¨¢s poderosa de todas, con 169 delegados-, condicione su s¨ª a la acentuaci¨®n del control espa?ol sobre las bases de Rota y de Gibraltar y a otros elementos susceptibles de incrementar la autonom¨ªa de Espa?a. Es posible que los textos aportados por esta federaci¨®n constituyan la base para matizar la nueva definici¨®n atl¨¢ntica del Partido Socialista Obrero Espa?ol.
Si el m¨¢ximo ¨®rgano del PSOE da su aprobaci¨®n a la propuesta de Felipe Gonz¨¢lez, el partido har¨¢ despu¨¦s campa?a para evitar la oposici¨®n de una mayor¨ªa de electores. Miembros del Gobierno y altos cargos del PSOE reconocen, en privado, que el mayor obst¨¢culo a sus planes es la estabilidad de la opini¨®n popular contraria a la OTAN y la escasez de posiciones favorables a la permanencia en la Alianza, pese a que el Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas ha detectado el crecimiento de las opiniones favorables a la OTAN en casi un 5% durante los seis ¨²ltimos meses.
Frente a la posibilidad de renunciar definitivamente al refer¨¦ndum, el dise?o realizado por Felipe Gonz¨¢lez y sus colaboradores mantiene la necesidad de efectuar la anuncia:da consulta en 1985, y no s¨®lo por razones de respeto a una promesa electoral, sino -quiz¨¢ tambi¨¦n- para conservar un arma de presi¨®n de cara a las negociaciones con la Alianza.
El Parlamento ha de autorizar el refer¨¦ndum
Las fechas del refer¨¦ndum no podr¨ªan retrasarse m¨¢s all¨¢ de enero de 1986, en el supuesto m¨¢ximo. Una consulta de este tipo ha de realizarse por lo menos 90 d¨ªas antes de las elecciones auton¨®micas de Andaluc¨ªa (mayo de 1986), o 90 despu¨¦s, pero en este caso tropezar¨ªa con la dificultad de que en el verano de ese a?o, como m¨¢ximo, se producir¨¢ la convocatoria de comicios legislativos; en virtud de las disposiciones legales en vigor, ha de transcurrir un m¨ªnimo de cuatro meses entre la convocatoria de un refer¨¦ndum y la de elecciones.
Contra la opini¨®n generalizada de que la convocatoria del refer¨¦ndum es un asunto que depende exclusivamente de la voluntad del Gobierno, la realidad es que corresponde al Congreso de los Diputados permitir o no este tipo de consultas. Esa autorizaci¨®n precisa, adem¨¢s, el voto favorable de la mayor¨ªa absoluta de la C¨¢mara.
Es cierto, en cambio, que la solicitud al Congreso de los Diputados es competencia del jefe del Gobierno, previo acuerdo del Consejo de Ministros sobre los t¨¦rminos de la consulta; el presidente es, igualmente, responsable de proponer al Rey la convocatoria del refer¨¦ndum, una vez obtenida la autorizaci¨®n parlamentaria.
En el caso que nos ocupa -la consulta sobre la permanencia en la OTAN-, el PSOE dispone de mayor¨ªa parlamentaria m¨¢s que suficiente para convocarla durante la actual legislatura. Fuentes socialistas afirman que la eventual derrota de la opci¨®n propuesta por el Gobierno provocar¨ªa, l¨®gicamente, la disoluci¨®n inmediata de las Cortes y la convocatoria de elecciones anticipadas. En esa circunstancia, los problemas se incrementar¨ªan para una nueva convocatoria a consulta sobre la OTAN, porque resulta dif¨ªcil pensar en que cualquier otra mayor¨ªa parlamentaria diera paso a un nuevo refer¨¦ndum.
Por tanto, se trata de uno de los argumentos que el PSOE podr¨ªa dirigir hacia las actuales posiciones anti-OTAN: una vez perdida dicha mayoi¨ªa por los socialistas, es verdaderamente dificil imaginar que vuelvan a existir nuevas oportunidades de votar la cuesti¨®n de la OTAN, al menos durante los pr¨®ximos a?os. Las alternativas al criterio que el PSOE piensa ofrecer probablemente ser¨ªan m¨¢s duras que la socialista, mientras que resulta complicado que el Partido Comunista de Espa?a y dem¨¢s posiciones anti-OTAN instrumenten la mayor¨ªa pol¨ªtica necesaria para defender la salida de la Alianza Atl¨¢ntica.
Modalidades de "coordinaci¨®n" militar
Lo m¨¢s interesante en la concreci¨®n de la postura de Felipe Gonz¨¢lez sobre la OTAN es el grado intermedio de vinculaci¨®n de Espa?a a la estructura militar de la Alianza. La adhesi¨®n -total en el plano pol¨ªtico- ser¨¢ incompleta en lo que se refiere a la integraci¨®n en las estructuras militares: no habr¨¢ dependencia directa de las Fuerzas Armadas espa?olas de un mando supranacional, sino el compromiso espa?ol de responsabilizarse de la defensa del territorio de Espa?a y de su espacio mar¨ªtimo y a¨¦reo. Las FAS espa?olas quedar¨ªan, en esa hip¨®tesis, bajo mando exclusivamente nacional, con un ¨®rgano militar de conexi¨®n entre la estructura de la Alianza y el dispositivo espa?ol.
El grado de integraci¨®n militar en los planes atl¨¢nticos depende de lo que se articule bajo el concepto de coordinaci¨®n. Seg¨²n los documentos t¨¦cnicos manejados por los dirigentes pol¨ªticos, el compromiso espa?ol de asumir la defensa de nuestro propio territorio facilita la tarea de la Alianza Atl¨¢ntica en las funciones de las que ¨¦sta se ocupa actualmente; y la no integraci¨®n completa en la estructura militar de la OTAN soslaya el problema del mando supranacional del que depender¨ªa Espa?a, que ha causado una pol¨¦mica considerable entre algunos pa¨ªses de la Alianza. Se trata de una situaci¨®n inspirada en la que tiene Noruega dentro de la OTAN, seg¨²n las fuentes informantes.
Esta posici¨®n no ocultar¨ªa al electorado la realidad de que Espa?a tendr¨¢ la consideraci¨®n de segunda retaguardia para el caso de conflicto convencional en Europa, como zona de llegada de refuerzos y material b¨¦lico -inmediatamente despu¨¦s de la prioridad existente para las islas Brit¨¢nicas-, as¨ª como la dependencia espa?ola del paraguas norteamericano, en la hip¨®tesis de una conflagraci¨®n con armamento nuclear.
Y un detalle m¨¢s: dentro del concepto de "plena responsabilidad de las FAS sobre el per¨ªmetro de Espa?a", el mando nacional se extender¨ªa a la base de Gibraltar. La posici¨®n negociadora del Gobierno, reforzada con el intento de acuerdo interno de su partido, consistir¨¢ en que sea colocada bajo dependencia directa de Espa?a. Es una manera de resolver el problema de Gibraltar, aunque pueden existir ampl¨ªas dudas acerca de las condiciones de su aceptaci¨®n por la Alianza.
Un riesgo pol¨ªtico muy fuerte
Pol¨ªticamente, el desafio es muy fuerte; despu¨¦s de la operaci¨®n constitucional y del cambio de posiciones ideol¨®gicas tras el 28 Congreso de su partido, sin duda ¨¦ste es uno de los riesgos pol¨ªticos m¨¢s importantes asumido por el n¨²cleo de dirigentes situado en torno al actual presidente del Gobierno, que tiene por delante la doble operaci¨®n de convencer primero al Congreso del PSOE y despu¨¦s a un porcentaje considerable de electores.
Aunque Felipe Gonz¨¢lez ha declarado recientemente que confia en que el 30? Congreso de su partido no se convierta s¨®lo en un debate Otan, s¨ª; Otan, no, personas situadas en la direcci¨®n federal del PSOE no dejan de reconocer que la principal tarea.de su organizaci¨®n, para los pr¨®ximos meses, consiste en buscar el modo de convencer a una mayor¨ªa de la sociedad de que la integraci¨®n de Espa?a en la OTAN es un hecho positivo e insoslayable.
La idea del "pacto de Estado" en pol¨ªtica exterior es otra de las hip¨®tesis barajadas por quienes elaboran la estrategia favorable al mantenimiento en la Alianza. El lanzamiento de esta oferta se encuentra en funci¨®n de un asunto no decidido, que es la pregunta del refer¨¦ndum.
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