La 'democracia futbol¨ªstica' en la Caixa de CataIunya

Dentro de pocas semanas entrar¨¢ en las Cortes el proyecto de ley sobre ¨®rganos rectores de cajas de ahorros, que pretende democratizarlos. Con algunos. recortes sobre el primer borrador, tendentes a satisfacer a los actuales admistradores de las cajas, el proyecto resulta innovador sobre todo en tres aspectos: acaba con el poder de los directores generales de vetar las decisiones de los consejos de administraci¨®n; incrementa la presencia en los ¨®rganos de gobierno de las corporaciones locales; y otorga mayor importancia a las funciones de la comisi¨®n de control. En el regateo consensuador entablado entre el Ministerio de Hacienda y los directivos de la Confederaci¨®n Espa?ola de Cajas (CECA), Hacienda ha salvado lo esencial de su proyecto, pero los cajeros han conseguido limar ligeramente el poder de las comunidades aut¨®nomas sobre las entidades, limitar el incremento de la representaci¨®n municipal en sus ¨®rganos rectores y, sobre todo, la modificaci¨®n de la transitoria cuarta, de forma que la primera renovaci¨®n seg¨²n la nueva normativa, sea s¨®lo parcial, y no total, como se preve¨ªa inicialmente . Siempre en las transitorias radica el quid de la cuesti¨®n. Si por un lado el proyecto se ha modificado pensando en que la renovaci¨®n parcial asegura mejor la continuidad y estabilidad de estas instituciones financieras, -casi las ¨²nicas que apenas han dado problemas- por otro, entre los partidanos de la reforma cunde la sensaci¨®n de, que la continuidad, aunque sea parcial y temporal, equivale a continuismo, no s¨®lo de las virtudes, sino tambi¨¦n de los defectos. Entre los defectos, el mayor es el llamado "caciquismo de los aparatos", como denominan los reformistas al efecto combinado del poder omn¨ªmodo del director general y de la existencia de la llamada democracia futbol¨ªstica o elecci¨®n por compromisarios como sistema de constituir la asamblea general (equivalente a la junta de accionistas), organismo que elige al consejo de administraci¨®n. Este "caciquismo" pervive desde la reforma operada en 1977 por el decreto Fuentes, que mejor¨® la situaci¨®n anterior, mediante, precisamente, la elecci¨®n de los miembros de la asamblea general por compromisarios designados mediante sorteo.

Aquella reforma, sin embargo, qued¨® en muy poco. En las dos elecciones realizadas desde entonces -en 1978 y 1982- los impositores fueron la carne de ca?¨®n y el caldo de cultivo de las candidaturas promovidas desde la l¨ªnea ejecutiva de cada caja. En la pr¨¢ctica, la renovaci¨®n de cargos afect¨® apenas a la mitad de los miembros de los ¨®rganos de gobierno de las 79 cajas (ver EL PAIS del 13-XII-1982). Muchos de los puestos destinados a los impositores en las asambleas generales recayeron en altos empleados de las entidades, lo que queda proh¨ªbido en el futuro por el art¨ªculo 7 del actual proyecto de ley. La pervivencia del sistema de representaci¨®n de los impositores por sorteo en la futura ordenaci¨®n, aunque limitado por el mayor contrapeso de las representaciones municipales, requerir¨¢ de una mayor vigilancia para evitar la desnaturalizaci¨®n de la nueva ley.

Cient¨ªficamente inexplicable

Un ejemplo caracter¨ªstico de la desnaturalizaci¨®n del decreto Fuentes, y que ayuda a explicar la crisis de organigrama desatada en las ¨²ltimas semanas, es lo sucedido en la Caixa de Catalunya. La Asamblea General de la entidad, -¨®rgano del que emanan el consejo de administraci¨®n y las comisiones de control y de obras sociales- se compone de de 142/146 consejeros: 28 de los cuales los nombra la Diputaci¨®n de Barcelona, como entidad fundadora; cinco representan a organizaciones culturales; ocho son elegidos por el personal, uno es el director general y los restantes 100/104 proceden de los impositores. Los 100 consejeros son elegidos por 2.000 compromisarios designados entre los impositores por un sorteo en demarcaciones mediante el sistema que analizamos en pieza adjunta. ?Cu¨¢l es el resultado m¨¢s sintom¨¢tico de las elecciones/sorteo de 1979 y 1982 en esta caja? De los 100 consejeros elegidos por los 2.000 compromisarios -para ser consejero es requisito haber sido designado compromisario por la suerte- 12 repitieron mandato en 1982, y 10 resultaron ser empleados -en general, altos empleados- de la entidad. Dos fen¨®menos que rompen todas las reglas de la estad¨ªstica. El desglose de ambos, es a¨²n m¨¢s sintom¨¢tico. De los 12 repetidores, cuatro ocupan puestos en los m¨¢s altos ¨®rganos rectores: J. J Gen¨ªs d?Arana y Albert, Vallv¨¦ Navarro figuran en la comisi¨®n de control; Josep Maria Alegret Tondio est¨¢ en la de obras sociales; y Joan Frutos Serra es una de las ¨²ltimas incorporaciones al consejo de administraci¨®n, en la renovaci¨®n del mes de julio que rompi¨® el equilibrio anterior favorable al presidente Josep LIu¨ªs Sureda.

La repetici¨®n ofrece algunas coincidencias que rompen toda regla matem¨¢tica, y sobre las que nadie ha pedido formalmente una investigaci¨®n. En efecto, de los 12 elegidos por segunda vez (es decir, designados compromisarios por sorteo por segunda vez y luego elegidos por los otros compromisarios como consejeros generales, esto es, miembros de la asamblea general) tres repiten en la -demarcaci¨®n del Tarragon¨¦s -en el bien entenido de que son cuatro las plazas de esta demarcaci¨®n-. Son Joan Recasens Ventosa y los ya citados Vallv¨¦ y Alegret. Tres (Trinitat Bonell, Joan Frutos y Purificaci¨®n Garc¨ªa) repiten por el Barcelon¨¦s -teniendo en cuenta que las plazas son cuatro-; uno de los dos de Os¨®na, Ferm¨ª Ta?¨¢, tambi¨¦n repite, y hacen lo mismo, dos (Gen¨ªs d?Arana y Antoni Vi?als) de los cinco correspondientes al Garraf. Entre los 100 representantes de los impositores figuran tambi¨¦n 10 empleados de la caja, nueve de los cuales son delegados de oficina y altos cargos. Un hecho cient¨ªficamente inexplicable, si se tiene en cuenta que en la entidad hay 1.250.000 impositores y s¨®lo 2.000 empleados. Inexplicable, pero cierto. En base a ¨¦l la asamblea general cuenta con una fuerza disciplinada en tomo a la c¨²pula de la l¨ªnea ejecutiva y al director general de la entidad, Joan Bilbao.