Los muchachos toreros
T¨² solo
Gui¨®n y direcci¨®n: Teo Escamilla. Fotograf¨ªa: Antonio Escamilla. M¨²sica: Carmen Sanloja. C¨¢maras: Polo Villase?or, Alfredo Mayo y Miguel Velasco. Int¨¦rpretes: Andr¨¦s V¨¢zquez, Pepe Moratalla y alumnos de la Escuela de Tauromaquia de Madrid. Drama. Espa?ola, 1984.
Local de estreno: Madrid.
Combinando el documental con la ficci¨®n, Teo Escamilla se ha acercado en su primer largometraje como director al mundillo de los alumnos de la Escuela de Tauromaquia de Madrid, muchachos que sue?an convertirse en toreros y que en ese mito alimentan esperanzas.Teo Escamilla les contempla en sus escapadas (la feria del pueblo, quiz¨¢ la mejor secuencia del filme), en sus charlas, en sus problemas e ilusiones componiendo una informiaci¨®n que rompe la cl¨¢sica iconograf¨ªa cinematogr¨¢fica del ambiente taurino.
Aunque algunas excelentes pel¨ªculas espa?olas se acercaron a ¨¦l, con ojos nuevos (A las cinco de la tarde, de Bardem; El espont¨¢neo, de Grau; Los golfos, de Saura; El momento de la verdad, de Rosi; El monosabio, de Rivas), lo cierto es que su esquema ha respondido preferentemente a los burdos y falsos elementos del cine folkl¨®rico. Hace ya bastantes a?os de eso, pero no ha habido otra cosa en nuestra cinematograf¨ªa nacional.
Excelente director de fotograf¨ªa, Escamilla, que en este filme ha delegado tal misi¨®n en su hermano Antonio, hereda aqu¨ª su fascinaci¨®n por plasmar im¨¢genes que expresen por s¨ª mismas la soterrada po¨¦tica del filme.
En cambio, cuando debe ejercer en sus nuevas funciones de director, es decir, cuando, por ejemplo, se recrea en la situaci¨®n dram¨¢tica de cada secuencia componiendo movimientos de c¨¢mara y dirigiendo a sus improvisados actores, no obtiene id¨¦ntico resultado. La d¨¦bil dramaturgia sit¨²a la pel¨ªcula en el terreno del docudrama, ese nuevo g¨¦nero del documental dram¨¢tico acu?ado por la televisi¨®n.
El filme obtuvo en San Sebasti¨¢n dos menciones de distintos jurados que reconocieron que cierta magia se desprende de la pel¨ªcula y que, en su irregularidad, surgen momentos de sorpresa e inter¨¦s.
Cuando los muchachos torean desnudos en una noche furtiva, cuando entrevistan a Belmonte o cuando exponen sus preocupaciones ante un futuro incierto, T¨² solo logra su objetivo: presentar el oculto mundo de sus menores que hipotecan sus vidas tan prematuramente en la seguridad de que el placer y la gloria se juegan ante el toro.
La simpat¨ªa que despiertan los personajes se transmite a la propia pel¨ªcula.
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