La fuga imposible
La tripulaci¨®n del 'Izarra' so?aba con la idea de huir de Nigeria
La tripulaci¨®n del petrolero Izarra, retenida en Nigeria desde el pasado 19 de junio, fue repatriada definitivamente el viernes pasado. Las investigaciones que la polic¨ªa nigeriana realiz¨® sobre la implicaci¨®n del petrolero en el contrabando de, gas¨®leo alcanzaron tan s¨®lo a su capit¨¢n, Jos¨¦ Luis Peci?a Mart¨ªnez, que fue condenado a muerte. La tripulaci¨®n sali¨® del pa¨ªs sin ning¨²n cargo, pese a que se baraj¨® la posibilidad de que fuesen condenados a 21 a?os de c¨¢rcel. Tras difundir un programa radiof¨®nico local esa noticia, la huida de Nigeria se convirti¨® en su sue?o imposible. Ya en Espa?a, los tripulantes rememoran aquellos momentos.
Jos¨¦ Manuel Campo, de 30 a?os, manifest¨® que "de los seis meses retenidos en el puerto de Calabar (Nigeria) el momento de mayor tensi¨®n fue cuando o¨ªmos por una radio local que nos iban a caer 21 a?os de prisi¨®n a cada marinero y la pena de muerte al capit¨¢n. A partir de esa tarde de septiembre empezamos a preparar la fuga de Nigeria". Jos¨¦ Manuel Campo y cinco tripulantes m¨¢s del petrolero de bandera paname?a, descartaron ya desde su primer plan de huida, escapar por tierra. "La frontera con Camer¨²n, relativamente cercana, es dif¨ªcilmente accesible. En cambio, a trav¨¦s de la bah¨ªa de Biafra se puede alcanzar por mar la parte continental de Guinea Ecuatorial"."En el intento m¨¢s serio de huida, el tercero, ya ¨¦ramos once los dispuestos a jug¨¢rnosla. Todo estaba preparado a trav¨¦s de un nativo nigeriano, al que hab¨ªamos untado de dinero a cambio de transportarnos en su lancha a Guinea. Sin embargo, cuando lleg¨® la noche prevista, en vez de aparecer la lancha, se present¨® la Polic¨ªa. Hab¨ªamos sido vendidos por el negro", dijo Jos¨¦ Manuel Campo, quien junto a Francisco Allegue Bouzas, primer maquinista del petrolero, Juan Luis Olar¨¢n Sustacha, cocinero, y Fernando Mart¨ªnez Pousada, marmit¨®n, fueron detenidos y trasladados a la comisar¨ªa de Polic¨ªa de Calabar, en donde fueron interrogados. Toda la tripulaci¨®n so?aba con escaparse".
Operaciones de carga
"El 4 de enero de 1984 por un contrato de camarero firmado con la compa?¨ªa paname?a Domaco Holding, Inc., embarqu¨¦ en Burdeos (Francia) en el petrolero Izarra. La primera escala del petrolero fue el puerto de Las Palmas. All¨ª realizamos consumo -abastecimiento de combustible- y pusimos rumbo a Bonny, ciudad costera nigeriana pr¨®xima a Port-Harcourt. Tras fondear cinco d¨ªas en esta ciudad, cargarnos una partida de gas¨®leo -que trasladamos a Las Palmas. La misma operaci¨®n la repetirnos el 27 de febrero", a?adi¨® Jos¨¦ Manuel Carnpos. Estas dos operaciones de carga fueron consideradas ilegales por un tribunal de Port-Harcourt, que conden¨® al capit¨¢n, Jos¨¦ Luis Pecifia, a la pena de muerte por exportaci¨®n flegal de gas¨®leo.
El 25 de abril el Izarra se encontraba por tercera vez frente a las costas nigerianas. "Recibimos ¨®rdenes de Jose Mar¨ªa L¨®pez Tapia de hacer un nuevo consumo en Camer¨²n y regresar de nuevo frente a Calabar. El capit¨¢n par¨® m¨¢quinas la noche del 9 al 10 de junio a 18 millas de Calabar", subray¨® Jos¨¦ Manuel Campo.
"El 19 de junio, una patrullera nigerina con dos oficiales a bordo y una veintena de soldados uniformados del Ej¨¦rcito de Marina nos abord¨® ¨¦n aguas internacionales. La patrullera nos orden¨® seguirla, pero necesitabamos de unas horas para poner en marcha el barco. La patrullera empezo a dar vueltas alrededor del Izarra, disparando r¨¢fagas de metralletas. Tras el nerviosimo, el capit¨¢n consigui¨® convencer por radio a la patrullera y esta envi¨® a recogernos a un remolcador. La noche de ese d¨ªa entr¨¢bamos detenidos en Calabar", precis¨® Jos¨¦ Manuel Campo.
"En Calabar subieron ocho soldados, armados con fusiles ametralladores y nos comunicaron que qued¨¢bamos retenidos para iniciar una investigaci¨®n sobre contra
La fuga imposible
Viene de la p¨¢gina 22bando de gas¨®leo. Los primeros veinte d¨ªas detenidos fueron fustrantes, ya que estuvimos materialmente encerrados a bordo del barco. Un militar nos imped¨ªa el acceso a la escala del barco. No obstante empezamos a conseguir ciertas concesiones, como pasear por el muelle, hacer footing y jugar alg¨²n que otro partido de f¨²tbol. Todo era importante con tal de olvidarte de la ¨²nica cosa que realmente quer¨ªas hacer: salir, como fuese, de Nigeria".
"En una de estas carreras por el muelle dimos a la tripulaci¨®n de un "barco mercante de bandera griega una carta en la que explic¨¢bamos nuestra situaci¨®n. El mercante envi¨® la misiva a la Embajada de Grecia en Lagos y esta a la Espa?ola", subray¨® Jos¨¦ Manuel Campo. La primera semana de julio, el hecho de la detenci¨®n del petrolero y su tripulaci¨®n era conocido en el Ministerio de Asuntos Exteriores espa?ol y el d¨ªa 11 salt¨® el tema a la prensa.
'Ya no vimos m¨¢s al viejo'
"A partir de ese momento empezaron la ayudas de la Embajada de Espa?a, a trav¨¦s de las gestiones de su canciller, Alfredo Partearroyo. La primera vez que lleg¨® Partearroyo est¨¢bamos racionando el agua -s¨®lo una hora de consumo al d¨ªa- y tem¨ªamos que el motor auxiliar del barco se parase por falta de combustible. Yo hab¨ªa vendido, al igual que otros compa?eros, todo lo que ten¨ªa, excepto un pantal¨®n y una camisa", dijo Jos¨¦ Manuel Campo.
"Las investigaciones de los nigerianos continuaban y nosotros combat¨ªamos el tedio y el la treintena de grados de temperatura con escapadas a la ciudad de Calabar y con cervezas. Calabar es una ciudad lineal, en donde s¨®lo existen tres edificios rodeados de un mont¨®n de casuchas. En ellas te puedes tomar algo de alcohol y charlar con los vecinos de la ciudad."
"Sin embargo, el 2 de noviembre, un coche de la Polic¨ªa de seguridad entr¨® en el puerto de Calabar y se par¨® frente al Izarra", a?adi¨® Jos¨¦ Manuel campo.
"Unos oficiales subieron al barco y se llevaron al capit¨¢n a PortHarcourt. Ya no volvimos m¨¢s a ver al viejo. Despu¨¦s trasladaron a Emilio Portela -primer oficiala Port-Harcourt para que declarase como testigo. A su vuelta no nos desvel¨® las dudas. El d¨ªa 10 nos enteramos de que el capit¨¢n hab¨ªa sido sentenciado a muerte. A nosotros nos devolvieron el jueves pasado los pasaportes", concluy¨® Manuel Campo.
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