El 'cambio' llega con retraso a la gesti¨®n de Seat
El cambio socialista lleg¨® con retraso y superficialmente, por ahora, a Seat, cuya condici¨®n de empresa p¨²blica y caracter¨ªsticas propias han converdio a la mayor industria automovil¨ªstica espa?ola en un reto de gran envergadura, tanto para el Gobierno de UCD como para el del PSOE. En la mismo t¨®nica de dejaci¨®n del sector p¨²blico en manos de sus antiguos gestores, seguida durante los dos primeros a?os del mandato socialista, Seat ha permanecido sumergida en una callada pugna, todav¨ªa no resuelta. Una nueva hornada de cuadros medios y t¨¦cnicos -algunos, salidos de la propia escuela de aprendices- va ocupando lentamente puestos de responsabilidad en la empresa.
Fruto de la casualidad o del an¨¢lisis objetivo, es un hecho que los acontecimientos pol¨ªticos y econ¨®micos vividos por esa especie de ciudad en movimiento cotidiano que es Seat, donde conviven desde hace casi 35 a?os un n¨²mero no inferior a 25.000 personas, se han anticipado a otras crisis vividas por el pa¨ªs. As¨ª, la empresa inici¨® en 1981, antes del cambio propuesto por los socialistas, su propia reconversi¨®n, en las condiciones m¨¢s traum¨¢ticas imaginables, ante el incumplimiento de los compromisos asumidos por Fiat.Los reajustes pol¨ªticos y organizativos, aunque mucho m¨¢s tard¨ªos y superficiales, fueron tambi¨¦n la avanzadilla de las primeras decisiones tomadas en ese sentido por el Gobierno socialista respecto al sector p¨²blico.
En el caso de Seat, sus males end¨®genos no explican por s¨ª solos la espectacularidad de las p¨¦rdidas desde 1981. Pero aun as¨ª, no puede olvidarse que la empresa ha sido fruto de un extra?o matrimonio entre el monopolio del mercado, una estructura burocratizada en la que fue posible la corruptela a peque?a y gran escala, y un fuerte movimiento obrero, a la defensiva en los ¨²ltimos a?os.
Enrique Moya sustituy¨® en enero de 1984 a Juan Miguel Anto?anzas por Juan Antonio D¨ªaz ?lvarez en la presidencia de Seat, despu¨¦s de m¨¢s de cinco a?os de mandato del primero y cuando los socialistas llevaban ya casi dos a?os en el poder. Las razones formales del cese fueron las cr¨ªticas formuladas por el ministro Solchaga a causa de las perdidas de la empresa. Anto?anzas hab¨ªa mantenido serias discrepancias con la Administraci¨®n respecto al sueldo de altos cargos del sector p¨²blico. Otras voces atribuyen a una huida hacia delante del propio Moya los cambios de presidencia efectuados en Seat, Endesa y Endasa, que no evitaron su propia sustituci¨®n, nueve meses despu¨¦s, al frente del Instituto Nacional de Industria.
Seat volvi¨® as¨ª a anticipar en su seno decisiones que despu¨¦s habr¨ªan de tomarse en todo el sector p¨²blico, la mayor¨ªa todav¨ªa pendientes. El nombramiento de Luis Carlos Croissier al frente del INI ha sido interpretado como exponente de la decisi¨®n del Gobierno de aplicar soluciones pol¨ªticas al grupo, que arrastra un desfase econ¨®mico de medio bill¨®n de pesetas. Por lo que respecta a Seat, el relevo de cuadros superiores se encuentra en una fase precaria. Hay quien opina que, ahora no s¨®lo quien dirige Seat no es socialista, sino que, adem¨¢s, existe en el interior de la empresa una duplicidad y hasta una triplicidad de direcciones, en funci¨®n de los distintos clanes todav¨ªa existentes.
La ¨¦poca Anto?anzas
Se atribuye a Anto?anzas una mala gesti¨®n financiera, que culmin¨® con la acumulaci¨®n de una espectacular cifra de p¨¦rdidas. Altos cargos del INI se han referido recientemente, sin embargo, a lo que se consideran dos aciertos de su ¨²ltima etapa: el acercamiento a una multinacional -la alemana Volkswagen- y la arriesgada apuesta por el modelo Ibiza. Ambos objetivos se mantienen plenamente vigentes en el mandato del nuevo presidente D¨ªaz ?lvarez, aunque ¨¦ste cuenta ya con un elemento adicional indispensable: la promesa en firme, y ya parcialmente cumplida, de realizar el saneamiento financiero.
Pero el haber mantenido a Anto?anzas en la presidencia de Seat durante los casi primeros dos a?os del mandato socialista, conllev¨® tambi¨¦n que los males end¨®genos de la empresa permanecieran pr¨¢cticamente intactos en ese per¨ªodo. Anto?anzas no cre¨® conflictos con los altos cargos y todo el bagage laber¨ªntico de desorganizaci¨®n, que han creado una leyenda negra de la hist¨®rica Seat, se mantuvo inc¨®lume desde costumbres heredadas de su fundaci¨®n en los a?os cincuenta, hasta otras conductas m¨¢s directamente relacionadas con el beneficio econ¨®mico personal, pasando por el derroche de un considerable n¨²mero de altos cargos.
Resulta significativo que entre las primeras declaraciones del nuevo presidente D¨ªaz ?lvarez figure el objetivo de austeridad en el gasto como una de las v¨ªas m¨¢s inmediatas para reducir costos y d¨¦ficit. S¨®lo en el cap¨ªtulo relativo al control de los gastos de altos cargos -el presidente cit¨® control telef¨®nico, viajes de ejecutivos, hoteles, dietas y otras partidas de esa naturaleza- D¨ªaz ?lvarez anunci¨® estar en condiciones de ahorrar 2.000 millones de pesetas en el segundo semestre de 1984. Cambiar la imagen interna y externa de Seat se convirti¨® desde esas mismas fechas en uno de los objetivos de la Administraci¨®n.
Pero, a¨²n hoy, obtener y entender el organigrama interno de Seat es tarea dif¨ªcil. Los alemanes de Volkswagen, para aplicar mejor los acuerdos tecnol¨®gicos y comerciales, controlan ya la direcci¨®n general de calidad, que ejerce Jeorge Heinelt, procedente de la filial brasile?a de la multinacional. Al equipo de Heinelt se unir¨¢n en los pr¨®ximos d¨ªas otros t¨¦cnicos de su misma nacionalidad, procedentes tambi¨¦n del Brasil.
Fuentes del INI consideran una batalla bien superada la mejora de la calidad de los productos Seat, desde que la minuciosidad germ¨¢nica sustituy¨® a una cierta ligereza atribuida a la herencia de Fiat. El relevo en esta direcci¨®n parece coincidir tambi¨¦n con el deseo de instaurar una imagen de eficacia y transparencia que no ofrec¨ªa el equipo anterior.
Otro alem¨¢n, Gunter Oistrach, controla tambi¨¦n la direcci¨®n de investigaci¨®n. Oistrach, de edad pr¨®xima a la de jubilaci¨®n, lleg¨® a Seat hace ya varios decenios, en la ¨¦poca de su fundaci¨®n, en calidad de joven y experto aviador alem¨¢n, lo que le convert¨ªa por principio en buen candidato para el puesto.
A Oistrach se le conoce como un buen t¨¦cnico, que ha jugado muy variados papeles en la empresa, especialmente por sus relaciones internacionales. Otros voluntarios alemanes e italianos se han jubilado en Seat despu¨¦s de pasar all¨ª la mayor parte de su vida y ocupar una variada gama de responsabilidades.
Un puntal estrat¨¦gico
Militares y especialmente aviadores han ocupado durante una larga ¨¦poca sucesivos equipos t¨¦cnicos de Seat, tal vez porque el r¨¦gimen anterior consideraba en su inicio a la empresa como un puntal estrat¨¦gico, capaz incluso de fabricar material b¨¦lico. Cambios significativos se han producido en la direcci¨®n comercial, recientemente subdividida. Jos¨¦ Luis L¨®pez Trist¨¢n, director de producci¨®n de Seat desde la primavera pasada, cuenta en su nuevo equipo con un 80% de t¨¦cnicos superiores renovados, junto a los que se encuentran otros antiguos cargos.
En conjunto, la formaci¨®n de las c¨²spides de los nuevos equipos parece empezar a ofrecer una imagen distinta. Muy pocos de los cargos relevados parecen haberse situado confortablemente en el sector privado. La dimisi¨®n de Pa?ella, que fue sustituido por ?lvaro Garc¨ªa Lomas, fue mal recibida por algunos proveedores de Seat. Otros antiguos altos cargos de Seat, mucho m¨¢s numerosos, que no han abandonado la empresa, han sido trasladados a cargos de responsabilidad menor, lo que en alg¨²n caso ha provocado aut¨¦nticas y espectaculares crisis nerviosas.
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