Cuevas: "Yo no pasar¨ªa directamente de dirigente patronal a dirigente pol¨ªtico"
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Jos¨¦ Mar¨ªa Cuevas, presidente de la Confederaci¨®n Espa?ola de Organizaciones Empresariales (CEOE), patr¨®n de patronos espa?ol, ha terciado en esta entrevista en el debate sobre la reconstrucci¨®n de una operaci¨®n preelectoral de la derecha (s¨ª a pacto preelectoral; no a la gran derecha), opinado sobre el paso de l¨ªderes empresariales -como Carlos Ferrer o Jos¨¦ Antonio Segurado- a la pol¨ªtica (no se deben mezclar ambas actividades) y rectificado la visi¨®n catastr¨®fica que la c¨²pula empresarial dio de los socialistas inmediatamente antes de que ¨¦stos ganasen las elecciones generales (del marxismo cercano a los pa¨ªses del Este a una visi¨®n m¨¢s sosegada, m¨¢s moderada de su acci¨®n de gobierno).Pregunta. Se ha comentado en las ¨²ltimas semanas la existencia de una carta suya a los dirigentes de la derecha espa?ola (Fraga Iribarne, ?scar Alzaga, Miguel Roca) aconsej¨¢ndoles la uni¨®n preelectoral de sus partidos a cambio de financiaci¨®n. Usted ha negado la existencia de esa carta.
Respuesta. Y lo vuelvo a negar. Es cierto que he dado opiniones cuando me las han pedido sobre c¨®mo veo la situaci¨®n pol¨ªtica. No se trata de bipartidismo s¨ª o bipartidismo no, sino de hacer un an¨¢lisis riguroso de la realidad, como el que, por otra parte, la CEOE ya hizo antes de las ¨²ltimas elecciones generales. No hay interferencias ni presiones, sino opiniones. No se trata de imponer esquemas, sino de ser conscientes. En uno de los grandes sectores ideol¨®gicos del sistema democr¨¢tico espa?ol -el socialista- se ha producido una de las patas del bipartidismo. ?Por qu¨¦ en el otro sector no se va a producir el mismo fen¨®meno? Los an¨¢lisis que se dirigen a crear en la derecha un partido r¨ªgido conducen al fracaso.
P. Entonces, ?est¨¢ usted en contra de la gran derecha?
R. Yo creo que se deben poner en pr¨¢ctica f¨®rmulas flexibles de colaboraci¨®n, que al final se presenten en opciones electorales suficientemente coordinadas, que es lo que exige la ley electoral que ahora funciona. Si esto se da, en definitiva, se fortalece la democracia. Es decir, s¨ª a un acuerdo preelectoral de todas las fuerzas de la derecha, que no es la gran derecha. Esta es la opini¨®n que hemos dado. Si -por milagro, seguramente- se produjera en 1985 un acuerdo de este tipo, el clima de confianza que se abrir¨ªa en muchos sectores sociales ser¨ªa impresionante: habr¨ªa un Gobierno que gobierna, que lo hace moderadamente y que a veces se equivoca; pero tambi¨¦n habr¨ªa una alternativa que podr¨ªa hacerlo.
P. ?Impondr¨¢ la CEOE este criterio con el peso de la financiaci¨®n?
R. Yo nunca he visto que por los r¨ªos de la CEOE corra el agua de la financiaci¨®n. Los partidos pol¨ªticos se financian en las entidades de cr¨¦dito. Lo que los partidos piden a las organizaciones empresariales, m¨¢s que dinero, es apoyo p¨²blico, im¨¢genes electorales. Les preocupa m¨¢s la opini¨®n que vierte en p¨²blico un l¨ªder empresarial que el dinero que puede darles. Los partidos solicitan opiniones p¨²blicas, personas, estudios, an¨¢lisis, etc¨¦tera, mucho m¨¢s que el dinero de la CEOE.
Los casos de Ferrer y Segurado
P. Entre las personas que han solicitado los partidos de derechas en el ¨²ltimo a?o hay dos dirigentes empresariales muy significados: Carlos Ferrer Salat, anterior presidente de la CEOE, y Jos¨¦ Antonio Segurado, presidente de la patronal madrile?a y que durante mucho tiempo fue, de hecho, el n¨²mero dos o tres de la c¨²pula patronal.
R. En el caso de Carlos Ferrer hubo, a mi parecer, una anticipaci¨®n, probablemente interesada, en la informaci¨®n. Ferrer no hab¨ªa tomado una decisi¨®n tajante de incorporarse a una formaci¨®n pol¨ªtica concreta; fue sincero. Cuando pidi¨® opini¨®n a muchas personas, entre ellas a m¨ª, le dijimos: cesas como presidente de la CEOE; tienes sin duda t¨ªtulos suficientes para actuar en la vida p¨²blica a trav¨¦s de la pol¨ªtica inmediata, pero yo me tomar¨ªa un tiempo suficientemente amplio de reflexi¨®n por dos razones: para cortar la continuidad de la imagen de l¨ªder empresarial e inmediatamente l¨ªder pol¨ªtico, y porque a todo el mundo le viene bien un per¨ªodo de reflexi¨®n para un cambio tan brusco. Desde luego, creo que no han desaparecido las inquietudes pol¨ªticas de Carlos Ferrer.
P. ?Y respecto al caso de Segurado?
R. Es distinto. Segurado ya ha tomado una decisi¨®n de paso inmediato a la actividad pol¨ªtica. Respeto esta decisi¨®n; Segurado tiene una vocaci¨®n pol¨ªtica m¨¢s inquieta con Carlos Ferrer, y hasta me atrever¨ªa a decir que, en momentos, menos reflexiva. Ha arrostrado un riesgo importante. Personalmente yo no hubiese asumido el riesgo de pasar de dirigente de una patronal importante a dirigente de un partido pol¨ªtico en ciernes. Yo no hubiese dejado de ser dirigente de una patronal para pasar directamente a la pol¨ªtica. Los que tenemos responsabilidades de liderazgo en organizaciones patronales raramente estamos capacitados para actuar en la pol¨ªtica. Yo creo que la inmensa mayor¨ªa de los dirigentes empresariales espa?oles opina que ambas act¨ªvidades no se deben mezclar. Aqu¨ª estamos pasando un proceso de depuraci¨®n; en los primeros a?os de la transici¨®n hab¨ªa acuerdos formales para que quien hiciese pol¨ªtica tuviese que dejar inmediatamente los cargos directivos en la CEOE; ahora ya no es as¨ª. Ahora estamos en la fase de decir que no se deben mezclar las funciones, ni tampoco es bueno que se d¨¦ un car¨¢cter partidista a una organizaci¨®n empresarial, ni siquiera que se hagan cosas que puedan fabricar im¨¢genes de partidismo.
A lo mejor la tercera fase es la que existe en muchas naciones democr¨¢ticas, en las que hay l¨ªderes empresariales que al mismo tiempo son l¨ªderes pol¨ªticos. Pero hoy en Espa?a, evidentemente, no estamos en esta fase.
Posibilidad de partidos patronales
P. El secretario general de Confemetal (la patronal del metal, una de las m¨¢s significativas organizaciones sectoriales que conforman la CEOE), Julio Pascual, ha recordado recientemente la creaci¨®n de un partido de los patronos en la II Rep¨²blica espa?ola. ?Se contempla en la CEOE la iniciativa de Segurado como presidente del Partido Liberal como el intento de crear un partido empresarial contempor¨¢neo?
R. No. Creo que esta no es la idea de Jos¨¦ Antonio Segurado. Ha tomado una decisi¨®n personal. No ha habido ni desde CEIM (Confederaci¨®n Empresarial Independiente de Madrid) ni desde la CEOE, que yo conozca, la m¨¢s m¨ªnima operaci¨®n de respaldo econ¨®mico hacia la actitud de Segurado. El presidente de la CEOE, y estoy seguro que la inmensa mayor¨ªa de los dirigentes empresariales de este pa¨ªs, estar¨ªa en contra de un partido empresarial.
P. Cambiando de tercio y fij¨¢ndonos en la izquierda, en los d¨ªas inmediatamente anteriores a las elecciones de octubre de 1982 la CEOE hizo p¨²blico un an¨¢lisis del programa electoral de? PSOE que llegaba a estas conclusiones: "Por tanto, se trata de un aut¨¦ntico objetivo de cambio, pero de cambio en aspectos esenciales de nuestro modelo de sociedad que lo aproximar¨ªa en gran medida a los modelos marxistas de la Europa del Este, con la intervenci¨®n del Estado y disminuci¨®n de libertades a nivel individual que los caracteriza y con unas econom¨ªas que, aun en momentos de prosperidad general, han demostrado su ineficacia". ?Sigue usted participando de esta opini¨®n?
R. No. Aquello fueron las conclusiones al an¨¢lisis riguroso de un programa electoral. De ese an¨¢lisis y de algunas manifestaciones preelectorales se desprend¨ªa aquella visi¨®n. Desde el an¨¢lisis de la acci¨®n de gobierno de dos a?os hay otra visi¨®n mucho m¨¢s sosegada, mucho m¨¢s moderada. Hay mucha distancia. Los dos primeros a?os de gobierno socialista han sido importantes para la imagen que ha producido un partido que no ten¨ªa ninguna experiencia en el ejercicio de la responsabilidad del poder. En muchos sectores de la sociedad, seguramente, se habr¨¢ percibido que las alarmas que se tem¨ªan no se han concretado. En el ejercicio diario de administrar ha habido normalidad o, m¨¢s matizadamente, m¨¢s normalidad de la que se esperaba. Y ello no por motivos ideol¨®gicos o por la aplicaci¨®n del programa electoral, sino por lo que se pod¨ªa esperar de gente inexperta.
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