Eco publica unas apostillas a 'El nombre de la rosa' para evitar preguntas sobre su novela
El autor de El nombre de la rosa, Umberto Eco, acaba de publicar en Espa?a un libro titulado Apostillas a 'El nombre de la rosa , en el que comenta c¨®mo y por qu¨¦ escribi¨® su novela, aunque no formula interpretaciones sobre la misma. Umberto Eco, autor de Apocal¨ªpticos e integrados, es en la actualidad profesor de Semi¨®tica de la universidad italiana de Bolonia y ha publicado Apostillas para no tener que aguantar preguntas sobre su novela, seg¨²n ha declarado a Radio El Pa¨ªs. Umberto Eco es uno de los autores de mayor ¨¦xito en el mundo.
Umberto Eco ha demostrado con El nombre de la rosa, su primera y hasta el momento ¨²ltima novela, que no s¨®lo es un te¨®rico de la comunicaci¨®n de masas sino que es capaz de aplicar sus teor¨ªas a la producci¨®n de una obra literaria que se ha convertido en un aut¨¦ntico best seller incluso en la meca del consumo, Estados Unidos.Se acaba de publicar en Espa?a Apostillas a 'El nombre de la rosa' (Editorial Lumen), en el que Eco ofrece un nuevo juego al lector que quiere averiguar las claves de su novela. Apostillas es un breve tratado de po¨¦tica, en el sentido de que cuenta c¨®mo y por qu¨¦ ha escrito su novela, c¨®mo resolvi¨® el problema t¨¦cnico de la producci¨®n de su obra, y probablemente conseguir¨¢ lo m¨¢s dif¨ªcil con un libro que trata sobre otro libro: que siga el camino comercial del primero.
Para Umberto Eco la novela es una "m¨¢quina de generar interpretaciones" y, por tanto, el autor no debe facilitarlas. Eso es precisamente lo que hace en Apostillas. Da pistas que pueden centrar al lector en la g¨¦nesis de la obra, pero no desvela ninguno de los misterios. As¨ª lo aclara desde el primer cap¨ªtulo, que versa sobre el t¨ªtulo y su significado.
La rosa era un s¨ªmbolo com¨²n en la Edad Media e incluso en la actualidad, y tiene tantos sentidos que ya los ha perdido todos. Umberto Eco quer¨ªa darle a su novela el nombre de su protagonista narrador, Adso de Melk, pero no gust¨® a los editores italianos y la llam¨® El nombre de la rosa, un t¨ªtulo que "debe confundir las ideas, no regimentarlas".
Intervenci¨®n del lector
Una vez terminada la obra literaria, dice Eco, el autor no debe intervenir; es el lector el que debe sugerir lecturas que a ¨¦l no se le hab¨ªan ocurrido. El propio texto genera interrogantes y ambig¨¹edades ajenas a la voluntad del autor. El escritor italiano afirma que "el autor deber¨ªa morirse despu¨¦s de haber escrito su obra, para allanarle el camino al texto".
Adem¨¢s, y como consecuencia del gran n¨²mero de fatigas en forma de preguntas, cartas y peticiones de entrevista que su novela le ha causado, Umberto Eco declar¨® con humor a Radio El Pa¨ªs que Apostillas es la respuesta salvadora que le evitar¨¢ las constantes interrogaciones que le plantean desde todo el mundo y de las que est¨¢ harto: "He escrito Apostillas para evitar tener que morir, para evitar tener que contestar a nuevas preguntas".
De momento ha desaparecido para los medios de comunicaci¨®n, se dedica a sus clases de semi¨®tica en la universidad de Bolonia y permanece recluido en su casa; no acude a congresos ni concede entrevistas. Recurre al humor cada vez que se intenta profundizar en nombre de la rosa.
Eco reitera su admiraci¨®n y la influencia de Jorge Luis Borges cuando declara que "despu¨¦s de que Borges ha escrito La biblioteca de Babel es imposible para cualquier escritor hablar de una biblioteca sin pensar en la de Borges", respondiendo as¨ª a menci¨®n de la biblioteca-laberinto que figura en su novela y al personaje Jorge de Burgos, el monje espa?ol obsesionado con el Apocalipsis y las miniaturas medievales. Eco describe en su libro, como contestando a todos aquellos que le preguntan por la relaci¨®n entre el personaje y el escritor argentino, que "quer¨ªa que un ciego custodiase una biblioteca ( ... ) y biblioteca m¨¢s ciego s¨®lo puede dar Borges".
Eco considera que en el momento de escribir su novela era un "narrador principiante" al que le "daba verg¨¹enza contar" y no tiene empacho en descubrir que se enmascar¨® en un cronista medieval, Adso de Melk, que a su vez est¨¢ filtrado por otras dos voces. Este narrador novel consider¨® que lo principal para realizar su novela era construir "un mundo lo m¨¢s amueblado posible"; la cuesti¨®n, a?ade, "es construir un mundo, las palabras vendr¨¢n casi por s¨ª solas". Umberto Eco cierra Apostillas diciendo: "S¨®lo los monjes de la ¨¦poca conocemos la verdad, pero a veces decirla significa acabar en la hoguera", frase que apostill¨® por tel¨¦fono: "?Todo lo que he escrito en ese texto es falso!, ?de acuerdo? S¨ª, s¨ª, es falso: as¨ª no estar¨¦ obligado a explicar qu¨¦ es lo que quiero decir".
Babelia
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