Temor a una ca¨ªda brusca del d¨®lar al conocerse que la econom¨ªa de Estados Unidos creci¨® s¨®lo un 1,3%
La econom¨ªa de Estados Unidos experiment¨® una dram¨¢tica ca¨ªda de actividad en el primer trimestre del a?o, al aumentar su producto nacional bruto (PNB) un 1,3% en t¨¦rminos anuales, frente al 6,8% acumulativo experimentado en 1984. La ralentizaci¨®n de la econom¨ªa estadounidense, superior a lo anticipado en el denominado flash report hecho p¨²blico el pasado mes (2,1%), gener¨® serios temores en los mercados de cambio de ambas partes del Atl¨¢ntico sobre la eventualidad de que se produzca un brusco hundimiento del d¨®lar.
El descenso en la actividad econ¨®mica de los Estados Unidos, aunque anticipado desde hace algunas semanas por fuentes oficiosas de la Administraci¨®n Reagan, ha sorprendido por su inusitado alcance. Ni siquiera los expertos m¨¢s pesimistas anticipaban que la ralentizaci¨®n del crecimiento del PNB, que fue del 4,3% en el ¨²ltimo trimestre de 1984, sobrepasara el porcentaje anticipado en el flash report. Ayer, al confirmarse que el aumento del PNB en t¨¦rminos reales fue casi un punto inferior a lo anticipado por el Departamento de Comercio hace un mes, fuentes de la Administraci¨®n Reagan trataban de explicar por todos los medios las causas del "aparente par¨®n".Fuentes del Gobierno interpretaban que el modesto crecimiento de la econom¨ªa en el primer trimestre ha podido ser consecuencia del mal funcionamiento de la burocracia administrativa. En el primer trimestre, el Internal Revenue Service (servicio fiscal norteamericano) acostumbra a enviar a los contribuyentes las devoluciones correspondientes a su declaraci¨®n de la renta del a?o previo. Esta vez, la burocracia funcion¨® mal y los talones llegaron al consumidor demasiado tarde.
Como consecuencia del retraso, la campa?a de ventas en el primer trimestre ha sido realmente mala y el crecimiento de la demanda ha alcanzado n¨²meros negativos. De hecho, la econom¨ªa norteamericana se ha visto privada de esta manera de cerca de 4.300 millones de d¨®lares que han supuesto este a?o las devoluciones fiscales.
Al margen de las explicaciones oficiales, la inc¨®gnita que no ha despejado a¨²n el informe del Departamento de Comercio es si la Administraci¨®n presidida por Ronald Reagan se ver¨¢ forzada a realizar a la baja sus previsiones de crecimiento del PNB para el a?o en curso. La Casa Blanca insisti¨® ayer que mantiene su meta de crecer un 3,9% en 1985. El porcentaje es muy similar al que preven algunos organismos internacionales, aunque el Fondo Monetario Internacional ya expresa sus dudas de que Washington alcance sus objetivos, e incluso sugiere a las econom¨ªas europeas que tomen el relevo como motor de la econom¨ªa mundial.
Quiebra de la confianza
La mala noticia sobre el comportamiento de la econom¨ªa en Estados Unidos gener¨® ayer una tensi¨®n sin precedentes recientes en los mercados de cambio mundiales. Aunque el d¨®lar abri¨® su cotizaci¨®n en Europa bajo la impresi¨®n de que el informe del Departamento de Comercio ser¨ªa incluso m¨¢s positivo que su previsi¨®n anticipada, tal como hab¨ªa informado err¨®neamente una agencia de noticias de gran prestigio, la confirmaci¨®n del descenso lleg¨® a¨²n a tiempo a los mercados europeos para que ¨¦stos cerraran con p¨¦rdidas importantes. En Francfort el d¨®lar cerr¨® por debajo de los tres marcos despu¨¦s de abrir con una cotizaci¨®n de 3,05. Algo parecido sucedi¨® con la libra esterlina, que cerr¨® a 1,2685 frente al 1,2790 del d¨ªa anterior. S¨®lo el mercado de Tokio, primero que abre y primero que cierra, tuvo una cotizaci¨®n del d¨®lar superior al d¨ªa anterior, precisamente por las informaciones contradictorias antes mencionadas.
En Nueva York, el d¨®lar abri¨® tambi¨¦n con un importante descenso en sus cotizaciones, y se esperaba que pudiera perder entre uno y tres puntos sobre el valor del d¨ªa anterior. El temor que existe en este mercado es que la sensaci¨®n de hundimiento de la econom¨ªa norteamericana elimine el factor confianza que ha sido, precisamente, una de las causas fundamentales, entre otras, de la alta cotizaci¨®n de la divisa norteamericana en el ¨²ltimo a?o y medio. Como se?alaba un agente, de la misma manera que subi¨®, puede comenzar a bajar, sin que nada pueda impedirlo.
De hecho, las constantes de la econom¨ªa norteamericana no inducen nada al optimismo, aunque nadie duda de que ¨¦sta sea una de las m¨¢s flexibles del mundo industrializado y, como ya sucedi¨® el pasado a?o, pueda saltar de crecimientos de cerca del 10% en un trimestre a p¨¦rdidas del PNB en el siguiente. En todo caso, hasta la misma Administraci¨®n Reagan parece favorecer ahora un enfriamento de la actividad econ¨®mica con el fin de adoptar medidas para corregir algunos de los desequilibrios evidentes, tales como un d¨¦ficit fiscal superior a los 135.000 millones de d¨®lares y otro externo del orden de 101.000 millones de d¨®lares en 1984.
La ca¨ªda del d¨®lar permitir¨ªa corregir algunos de estos dos desequilibrios y, sobre todo, el derivado de una cotizaci¨®n del d¨®lar que impide que los productos norteamericanos tengan acceso a los mercados exteriores. El problema, sin embargo, se reduce a que esta ca¨ªda del d¨®lar sea brusca y trastorne los mercados financieros mundiales, como declar¨® ayer el propio secretario del Tesoro, James Baker.
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