Del equilibrio al equilibrismo
La crisis econ¨®mica y los desajustes nacionalistas amenazan la estabilidad de Yugoslavia
Los cinco a?os transcurridos desde la muerte de Tito han sido para la mayor potencia industrial y econ¨®mica de los Balcanes europeos un per¨ªodo mucho menos espectacular de lo que se augur¨®. Ni ha estallado esta reuni¨®n de pueblos sureslavos nacida hace 67 a?os, ni la Uni¨®n Sovi¨¦tica ha intervenido en el mar Adri¨¢tico, ni el Ej¨¦rcito b¨²lgaro ha entrado en Macedonia. Pero Yugoslavia vive la crisis econ¨®mica m¨¢s dura de Europa, con serias consecuencias pol¨ªticas y graves desequilibrios nacionalistas: el 39% de los eslovenos, el pueblo m¨¢s rico de la federaci¨®n, no quiere que los desempleados del sur pobre vengan a trabajar a la pr¨®spera Eslovenia yugoslava.
Cuando Tito mor¨ªa, en mayo de 1980, pocos conoc¨ªan el nivel de endeudamiento yugoslavo, secreto de Estado bien guardado. Pronto se descubrir¨ªa que, por habitante, la deuda exterior yugoslava era superior a la polaca. Contando los 20.000 millones de d¨®lares adeudados, m¨¢s los intereses, se ha calculado que habr¨¢ que devolver alrededor de 40.000 millones de d¨®lares. Esta hipoteca no exist¨ªa en 1974. Fueron los ¨²ltimos cinco a?os de Tito los que propiciaron el irracionalismo de diferentes partidas pol¨ªticas y regionales.Prensa, radio y televisi¨®n repiten que el pa¨ªs sufre una grave crisis econ¨®mica. La gente, cuyos ingresos han ca¨ªdo en un 40%, ha acabado interpretando que Yugoslavia est¨¢ en la ruina y busca culpables por los corrillos de universidades y f¨¢bricas. A nivel oficial nadie quiere ni o¨ªr hablar de cr¨ªticas a Tito o a su cerebro econ¨®mico, Kardelj, al que todos culpan en privado por esta situaci¨®n. Las ¨²ltimas lucubraciones te¨®ricas de Kardelj llevaron a la autogesti¨®n a extremos burocr¨¢ticos que hacen ya dif¨ªcil la gesti¨®n.
F¨¢bricas pr¨®speras hasta 1975 se fragmentaron en talleres a la hora de cobrar se disputan parcelas del producto final. Las empresas ricas pagan bien. En ellas un portero puede f¨¢cilmente ganar m¨¢s que un ingeniero en una firma pobre. Por ello, dicen en Yugoslavia, "m¨¢s importa d¨®nde trabajas que en qu¨¦ trabajas". La autogesti¨®n se ha transformado para muchos en propiedad de grupos desentendidos de los intereses sociales.
"Durante todo el a?o 1984 han estado de moda sesiones espiritistas, en las que los asistentes se preguntaban: ?qu¨¦ har¨ªa Tito si reapareciera?", escrib¨ªa un comentarista yugoslavo refiri¨¦ndose a las reuniones del comit¨¦ central. Proliferan tambi¨¦n los cen¨¢culos intelectuales en los que se dice de todo contra el sistema.
El partido ¨²nico no niega la necesidad de cambio pactado. Incluso lo promete d¨ªa a d¨ªa. Pero cada cual entiende el cambio a su manera. Cuando un serbio lo invoca es muy probable que piense en recortar los derechos aut¨®nomos de los albaneses. Cuando un croata lo pide, est¨¢ pensando en que las divisas del turismo no se vayan a las arcas centrales de Belgrado.
Sin embargo, la conflictividad y las huelgas han disminuido. Nadie en la Europa de hoy ser¨ªa capaz de bendecir un estallido contestatario en Yugoslavia. En medio del barril de p¨®lvora balc¨¢nico, donde ya estall¨® en 1914 una guerra mundial, al contrario que en Polonia, adem¨¢s de unos 8 millones de cat¨®licos hay en Yugoslavia aproximadamente 10 millones de ortodoxos y 4 de musulmanes. No existe una red uniforme de transmisi¨®n del descontento, y cada una de las seis rep¨²blicas y dos regiones aut¨®nomas recelan de su vecina. El gaudiano sistema de cargas y contrapesos hace posible que el sistema siga funcionando y recogiendo anualmente los 6.000 millones de d¨®lares que los acreedores reclaman. Excepto la deuda, el ej¨¦rcito y la pol¨ªtica exterior, lo dem¨¢s es prerrogativa de las nacionalidades.
Mientras Suiza se llama confederaci¨®n, pero es una federaci¨®n bien unida por sus intereses, Yugoslavia sigue proclam¨¢ndose federaci¨®n, pero es, de hecho, una confederaci¨®n. Las seis rep¨²blicas tienen derecho constitucional a la secesi¨®n y, seg¨²n miembros del comit¨¦ central, por el Mercado Com¨²n europeo transitan m¨¢s libremente los capitales, bienes y servicios que por la federaci¨®n yugoslava. Los enfermos de Serbia no son aceptados por la Seguridad Social de Eslovenia, y entre 1970 y 1980 el volumen de intercambio entre los ocho entes aut¨®nomos (seis rep¨²blicas y dos regiones) descendi¨® del 27,7% al 21%. Croacia se bebe su vino, Serbia se bebe su aguardiente de ciruela y Kosovo se amasa su ma¨ªz.
El sector privado
En medio de esta crisis hace su agosto el reducido sector privado. El due?o de uno de esos caf¨¦s de moda, con motos potentes aparcadas a su puerta e hijos de pap¨¢ en el interior, puede sacar en 12 meses ocho millones de pesetas y escamotear todos los impuestos que quiera, en un pa¨ªs donde lo m¨¢s frecuente es ganar unas 300.000 pesetas al a?o. La cifra se convierte en irritante para un 70,5% de la poblaci¨®n, que declara preferir la igualdad a los dem¨¢s componentes de la democracia.El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial apadrinan la lenta recuperaci¨®n de la econom¨ªa yugoslava encomiando el resurgimiento del sector privado. Las relaciones financieras entre Yugoslavia y Occidente han mejorado mucho y Belgrado se ha convertido en ejemplo de seriedad en el pago de sus deudas.
Seg¨²n el polit¨®logo VIadimir Goati, el norte de Yugoslavia es comparable en nivel de vida a Austria, mientras que la renta per c¨¢pita de Kosovo lindar¨ªa con la de Nigeria. La poblaci¨®n de Kosovo es albanesa en un 80%, y all¨ª est¨¢ la principal bolsa de subdesarrollo, que afecta a m¨¢s de un mill¨®n y medio de personas para una poblaci¨®n total yugoslava de 22 millones. Un estad¨ªstico malthusiano, el doctor Milos Machura, ve el remedio en "una pol¨ªtica activa de natalidad". Cita el ejemplo de la India, pero no deja en claro si es partidario de desplegar campa?as de esterilizaci¨®n en la Europa pobre.
El hecho es que, mientras que las zonas de poblaci¨®n eslava crecen a un ritmo del 0,7% anual, los albaneses proliferan al del 2%. Yugo-slavia (Sud-slavia etimol¨®gicamente) es cada vez menos eslava y m¨¢s albanesa. Pero los eslavos no se resignan, acaban de hacer fracasar un intento de cambio de la letra del himno nacional, de m¨²sica id¨¦ntica al polaco y que comienza con las palabras "Oh, eslavos...". A ra¨ªz del estallido nacionalista de 1981, Kosovo estuvo un a?o en estado de excepci¨®n, mientras que bandadas de desempleados apedreaban los todoterreno de la polic¨ªa y el ej¨¦rcito federales. La distribuci¨®n de una octavilla o la posesi¨®n de un libro antiyugoslavo del fallecido l¨ªder de la otra Albania, Enver Hoxha, sigue siendo motivo de un a?o de c¨¢rcel.
Terrorismo croata
El pasado d¨ªa 6, un tribunal de la ciudad croata de Osijek condenaba a 14 a?os de prisi¨®n por terrorismo a un croata que hab¨ªa provocado dos explosiones en lugares p¨²blicos. Sendos tribunales de Zagerb y Varazdin est¨¢n juzgando a otros 21 presuntos terroristas, a los que se han intervenido explosivos, mecanismos de relojer¨ªa y armas. Ninguna de sus acciones produjo v¨ªctimas. La prensa oficialista les llama "terroristas ustachis". Los ustachis fueron el ej¨¦rcito del Estado independiente croata , creado en 1941 por Alemania e Italia tras la desintegraci¨®n de Yugoslavia.Los cat¨®licos croatas no se sienten satisfechos con su libertad de manifestaci¨®n y catequizaci¨®n. Quieren, entre otras cosas, la Misa televisada. El Gobierno replica que tienen bastante con los m¨¢s de cien mil ejemplares mensuales de su prensa, repartida en las iglesias porque no tiene derecho a distribuci¨®n en los kioskos. En medio de esta situaci¨®n, el Papa eslavo quiere visitar Yugoslavia y, sobre todo, Croacia. Un deseo que, d¨ªa a d¨ªa, la fina diplomacia yugoslava trata de dejar para ma?ana.
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