Pel¨ªculas de Michael Cimino y del brit¨¢nico Peter Smith sit¨²an el festival a gran altura
Tres filmes muy diferentes mostraron ayer en Valladolid que la violencia, en cuanto asunto cinematogr¨¢fico, sigue siendo un fil¨®n de buen cine. Las pel¨ªculas a concurso fueron la brasile?a y muy irregular Avaete y la brit¨¢nica No Surrender, magn¨ªfica. La tercera pel¨ªcula, fuera de concurso, es The year of the dragon, ¨²ltima obra del controvertido Michael Cimino, que alcanza en ella una sorprendente fusi¨®n entre brotes de intimismo y de documento social. Los tres filmes hicieron ganar muchos quilates a la hasta ahora aceptable altura del festival vallisoletano.
El director norteamericano Michael Cimino es un hombre de cine de esos que provoca a unos ira y a otros admiraci¨®n, pero que a nadie deja indiferente. Hay quien le considera un criptofascista nost¨¢lgico y hay quien lo ve como un megal¨®mano que pretende abarcar m¨¢s de lo que puede.En sus pel¨ªculas anteriores, sobre todo El cazador, (The deer hunter) hay argumentos para conceder la raz¨®n a unos y a otros, pero -y esto es lo que a la larga importa- tambi¨¦n los hay para apoyar a los que quieren ver en este director, ante todo, sus cualidades de cineasta original y poderoso, que son muchas e indiscutibles.
The year of the dragon (que en Espa?a se titular¨¢ Manhattan sur) es un filme que confirma este ¨²ltimo punto de vista: es la obra de un cineasta excepcionalmente dotado para expresar en la pantalla situaciones de extrema violencia y combinarlas sin niguna artificiosidad con otras de gran finura e incluso delicadeza en los dibujos intimistas. La pel¨ªcula se sit¨²a entre el cine de reflexi¨®n y el cine de pura acci¨®n; entre im¨¢genes de un apasionado lirismo e im¨¢genes de desatada violencia.
Este dur¨ªsimo filme de Michael Cimino sigue la senda irazada por El cazador, pero en este caso exhibe un mucho mayor dominio del conjunto de la pel¨ªcula. Los vaivenes de inter¨¦s e intensidad narrativa que se observaban en El cazador no se producen en Manhattan sur, que sigue a rajatabla un trazado de alta precisi¨®n en las l¨ªneas maestras de inter¨¦s, sin otras ca¨ªdas que las estrictamente necesarias para que la desmesurada tensi¨®n dram¨¢tica se haga respirable para el espectador.
Filme negro de pura estirpe, Manhattan sur incorpora a las tradiciones de este g¨¦nero con entidad propia las obsesiones personales de Michael Cimino; el car¨¢cter explosivo que late en el subsuelo de las minor¨ªas sociales y raciales en los Estados Unidos; la acci¨®n individual violenta como ¨²nico, pero tambi¨¦n absurdo, recurso contra la violencia colectiva; y la desesperaci¨®n y el desmoronamiento como resultantes tr¨¢gicas del precipitado de los dos rasgos anteriores.
Cine pesimista, que una vez m¨¢s se vertebra en las ant¨ªpodas del burdo Rambo- sobre la sacudida an¨ªmica que para los norteamericanos de la pasada d¨¦cada fue la derrota de su pa¨ªs en la guerra de Vietnam, no ve ni ofrece soluciones, sino s¨®lo la falta de esperanzas, es decir, la desesperaci¨®n. Esta pel¨ªcula expresa tal desesperaci¨®n y se agota en esa expresi¨®n. Su autor describe un caos y no sabe ni pretende saber salir de ¨¦l. Buen, magn¨ªfico, puro cine negro de la mejor tradici¨®n, recuperado intacto para hoy, sin hacerle perder su aroma, o tal vez su hedor, de anta?o.
Nochevieja en Liverpool
No Surrender es el primer largometraje del brit¨¢nico Peter Smith. Se trata de un notabil¨ªsimo filme -el mejor con mucho de cuantos se han presentado hasta ahora a concurso en la Semana Internacional de cine de Valladolid- que narra una complicada historia colectiva. En ella, tres grupos, o si se quiere tres hordas, de personas viejas -unos cat¨®licos, otros protestantes integristas y los terceros vagabundos subnormales- coinciden en una esperp¨¦ntica fiesta de Nochevieja en un tugurio situado en las afueras de Liverpool, que est¨¢ regentado por una pandilla de g¨¢nsters.Esta es la sorprendente situaci¨®n de arranque de la pel¨ªcula. Le sigue un desencadenamiento de situaciones y actos atroces a la vez que divertid¨ªsimos, que rozan lo imprevisible y que est¨¢n a su vez jalonados por otros instantes, unos feroces y otros relajantes, de violencia y de humor, que se suceden en rapid¨ªsimas transiciones. Este es el sello de un aut¨¦ntico hombre de cine.
Un despertar
Aplastado desde hace dos d¨¦cadas por la colonizaci¨®n de las compa?¨ªas multinacionales norteamericanas -alrededor del 90% de la producci¨®n cinematogr¨¢fica inglesa est¨¢ controlada desde los Estados Unidos- hay indicios de que el cine ingl¨¦s genuino comienza poco a poco a despertar de ese aplastamiento. Zina de Ken McKullen, presentada en el ¨²ltimo Festival de San Sebasti¨¢n, y ¨¦sta, No Surrender, de Peter Smith, son dos de estas obras aurorales que parad¨®jicamente reflejan, cada una a su manera, dos crep¨²sculos.Avaete, del brasile?o Zelito Viana, es una pel¨ªcula interesante, pero muy irregular en su desarrollo y ejecuci¨®n. Comienza como un buen filme de aventuras, crudo y muy violento; se vuelve despu¨¦s un aceptable documento social; evoluciona m¨¢s tarde hacia un mediano melodrama de arrabal; se hace poco a poco un mal cine de denuncia pol¨ªtica; y acaba por no se sabe d¨®nde, en una confusa mezcolanza de lo mejor y lo peor de las tradiciones del cine brasile?o de la d¨¦cada de los sesenta.
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