El tormentoso idilio de la Legi¨®n y Ronda
Una parte de la poblaci¨®n considera excesivos los efectivos militares instalados en el recinto municipal
La llegada a Ronda (M¨¢laga) en noviembre pasado del grupo ligero de caballer¨ªa del Tercio Juan de Austria de Fuerteventura ha reavivado una antigua pol¨¦mica sobre la presencia de este cuerpo especial que instal¨® en julio de 1980 su alto mando en una ciudad hist¨®ricamente familiarizada con la presencia militar. La existencia de cerca de 2.000 legionarios en una localidad de 33.000 habitantes ha provocado, sin embargo, la hostilidad de numerosos ronde?os, mientras la propia Legi¨®n y los sectores que la apoyan se consideran v¨ªctimas de una campa?a orquestada contra un cuerpo que fue, en palabras de un concejal de AP, "obra del propio Franco".
"No se puede decir que haya aumentado la delincuencia en Ronda con la presencia de la Legi¨®n. Como alcalde y presidente de la junta de seguridad que hay en la ciudad, tengo los datos en mis manos y puedo pronunciarme en este sentido". Juli¨¢n de Zulueta no suele hablar de la Legi¨®n como presidente de la corporaci¨®n de Ronda. Su pol¨ªtica de no exasperar los ¨¢nimos, que se han venido caldeando en relaci¨®n con este tema en los ¨²ltimos meses, se ha limitado a una batalla epistolar con el Ministerio de Defensa, que por fin ha dado resultados pr¨¢cticos. De Zulueta ha realizado una aspiraci¨®n de todas las corporaciones ronde?as desde hace 40 a?os: recuperar los terrenos conocidos como El Fuerte y La Pista, situados en la zona de mayor densidad escolar de la ciudad, que hasta ahora ha venido ocupando el Tercio Alejandro Farnesio IV de la Legi¨®n. "El Ayuntamiento ha ofrecido a cambio unos terrenos en las proximidades del acuartelamiento de Montejaque, a los pies mismo de Ronda, para construir viviendas militares. Y de esta manera adem¨¢s alejamos a la Legi¨®n del casco urbano, que es una buena medida".Esos 56.000 metros cuadrados de terreno cuya propiedad legal se han disputado desde la guerra civil el Ej¨¦rcito y las sucesivas corporaciones locales, y cuya recuperaci¨®n han saludado tambi¨¦n los cinco concejales de Alianza Popular del Ayuntamento de Ronda, son, sin embargo, muy, poca cosa para quienes, como los integrantes del colectivo Por la Paz y el Desarme, quieren que la Legi¨®n se vaya de la ciudad. Esta misma aspiraci¨®n tiene el grueso del Grupo Socialista de la corporaci¨®n municipal, que en un reciente comunicado resum¨ªa con estas palabras su actitud ante la Legi¨®n: "No deseamos tener que soportar a la Legi¨®n en nuestra comarca, al igual que no lo deseamos para ninguna otra; lo que s¨ª pensamos, y muy seriamente, es que deber¨ªa efectuarse su paulatino desmantelamiento". Y ello porque, seg¨²n estos concejales, la Legi¨®n ha supuesto un incremento de la delincuencia en Ronda, especialmente centrada en el tr¨¢fico de drogas y la prostituci¨®n. Para Rafael Lesmes, el discutido portavoz de este grupo, "la cuesti¨®n es innegable. Aparte de que hasta los peque?os y medianos empresarios, supuestamente beneficiados con la presencia de la Legi¨®n, han hecho hincapi¨¦ en la necesidad de que se refuerce la seguridad ciudadana en la ciudad".
Con Rafael Lesmes, hay todo un sector de la poblaci¨®n de Ronda que relaciona estrechamente la llegada del Tercio Alejandro Farnesio a la ciudad con el incremento de las drogas, la prostituci¨®n, las enfermedades ven¨¦reas, los robos y las alteraciones de todo tipo del orden p¨²blico. La gente habla de robos de coches, de violaciones, de ajustes de cuentas, de raptos, y mira con desconfianza el uniforme verde intenso de los caballeros legionarios. "No me lo creo, no me creo nada. Las drogas entraron antes que la Legi¨®n en Ronda, y los delincuentes son los de siempre, de sobra conocidos". Fernando Morel, m¨¦dico radi¨®logo del Ambulatorio de Ronda, perteneciente a la Red de Asistencia Sanitaria de la Seguridad Social de Andaluc¨ªa (RASSSA), es para todo el mundo uno de los valedores oficiales de la Legi¨®n. Morel se considera, sin embargo, simplemente una persona de orden, y cree que "a la Legi¨®n se la ataca ahora porque es obra de Franco, y eso no se le perdona". Sin embargo, el propio juez de Ronda, que ocupa este cargo desde julio pasado, Manuel L¨®pez Agull¨®, de 29 a?os, que considera los valores morales que inspiran la Legi¨®n algo alejados del mundo de hoy, algo "poco normal", avala tambi¨¦n la opini¨®n de Morel.
"Hay casos que se han desorbitado", dice L¨®pez Agull¨®. "Se han publicado en la Prensa sucesos atribuidos a legionarios o ex legionarios sin que lo fueran. Recuerdo ahora un caso de rapto en Arriate, una localidad cercana a Ronda. Bueno, se dijo que era un ex legionario, y no era cierto. En realidad, era un hombre que hab¨ªa iniciado el servicio militar en la Legi¨®n, pero que ni siquiera lo hizo, porque estaba trastornado mentalmente. Lo que s¨ª hay, tal vez, son m¨¢s altercados p¨²blicos, aunque no un aumento espectacular de la delincuencia".
Pero no es s¨®lo la Legi¨®n, "la delincuencia aumenta tambi¨¦n porque aqu¨ª tienen ellos el Bander¨ªn de Enganche, y los que no son admitidos se quedan en la ciudad, y los que son expulsados por delincuentes se quedan aqu¨ª tambi¨¦n. Adem¨¢s, en Ronda, esta gente est¨¢ muy controlada por la Polic¨ªa Militar, y luego est¨¢n la Guardia Civil, la Polic¨ªa Municipal y la Nacional. Hay que ver lo que pasa en los pueblecitos de los alrededores", comenta un polic¨ªa municipal, que asegura haber perseguido al menos una vez hasta las puehas del cuartel de la Concepci¨®n, en pleno centro de la ciudad, al autor de "alguna fechor¨ªa", seg¨²n sus palabras, "y all¨ª el cuerpo de guardia decirme que no han visto entrar a nadie y no poder hacer nada".
Un 10% de delincuentes
Para el coronel Ricardo Mo?ita, jefe de los efectivos de la Legi¨®n en Ronda desde agosto de 1984, esto ¨²ltimo es impensable. "Porque cuando viene aqu¨ª la polic¨ªa buscando a un legionario por un delito determinado, inmediatamente se le expulsa del cuerpo y se le entrega a las fuerzas del orden. Es verdad que para ser caballero legionario no hace falta otra cosa que el carn¨¦ de identidad, o el pasaporte si no se es espa?ol, y ser soltero. A nosotros no nos importa qui¨¦n sea esa persona, todo lo que queremos es que sea un buen soldado, pero si hay alguna causa pendiente contra ¨¦l y vienen a reclamarlo, se les entrega". El coronel Mo?ita admite, no obstante que el legionario es "una figura especial", con pocas similitudes con el soldado que cumple el servicio militar. "Aqu¨ª el entrenamiento es muy duro, y le voy a decir una cosa: la Legi¨®n ha cumplido un servicio extraordinario refosmando tambi¨¦n a muchos delincuentes. Porque aqu¨ª hay muy buena gente, pero puede que haya un 10% o un 8% de delincuentes, como hay delincuentes fuera de la Legi¨®n".Lo que est¨¢ pasando ahora en Ronda, para este mando del Ej¨¦rcito, "no es m¨¢s que el reflejo de lo que pasa en el mundo, de esa oposici¨®n a los militares que hay ahora". Admite el general Mo?ita que han cambiado mucho los valores morales y que incluso "las guerras se han vuelto menos caballerosas, m¨¢s cobardes", mientras que el credo de la Legi¨®n, dice, "es pura poes¨ªa, y si el mundo pierde la poes¨ªa, entonces la hemos liado".
Junto a los defensores m¨¢s activos de la presencia en Ronda de la Legi¨®n y sus m¨²ltiples detractores, entre los que se cuentan la mayor¨ªa de los 11 concejales socialistas de la ciudad o los integrantes del colectivo Por la Paz y el Desarme, que han a?adido a su nombre un significativo contra la Legi¨®n, est¨¢ el pueblo de Ronda, que se pronuncia menos claramente, pero que, puesto en la disyuntiva, prefiere no tener "tanto legionario en la ciudad".
Es medianoche en la estaci¨®n de Ronda. Mercedes, funcionaria del Ministerio de Agricultura, espera en compa?¨ªa de su madre el expreso de Madrid. En el and¨¦n, varios grupos de legionarios bromean en voz alta, se pasan porros, comentan las ¨²ltimas incidencias del cuartel. La mayor¨ªa son muy j¨®venes. Mercedes les contempla y se sonr¨ªe un poco indiferente. "A m¨ª ni me molestan ni me dejan de molestar", dice; "s¨®lo que son mucha gente en un sitio as¨ª peque?o como Ronda".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.