La dificultad de pelearse con uno mismo

Puigserver compagina su trabajo escenogr¨¢fico con el de direcci¨®n. Cuando efect¨²a esta ¨²ltima labor concentra en su persona esas dos funciones de m¨¢xima responsabilidad en la realizaci¨®n de un montaje, lo que no deja de ser una experiencia singular si tenemos en cuenta que ¨¦l mismo valora extremadamente la dial¨¦ctica que se establece entre director y escen¨®grafo."Conozco pocos directores que sepan las leyes del espacio esc¨¦nico", explica al respecto Puigserver. "Yo puedo tener otros problemas como director pero tengo asumidas esas leyes. Sin embargo, el hecho de ser director-escen¨®grafo plantea grandes dificultades. La que m¨¢s me molesta es la falta de dial¨¦ctica entre escen¨®grafo y director; yo, evidentemente, no me puedo contradecir a m¨ª mismo, interrogarme sobre los porqu¨¦s de tal o cual soluci¨®n esc¨¦nica, y pierdo un proceso enriquecedor que siempre ampl¨ªa la visi¨®n de una obra. La contrapartida del asunto es que tampoco me puedo pelear demasiado conmigo mismo".

"Cuando estoy al frente de un montaje", contin¨²a, "la escenograf¨ªa pasa a un segundo plano y me entrego de lleno a la direcci¨®n de actores, una tarea que me encanta". Puigserver considera que el principal defecto de muchos escen¨®grafos que asumen las tareas de direcci¨®n es que "quieren poner por fin en escena sus fantasmas, libres de toda traba". Despu¨¦s de haber sido director, trabajar s¨®lo como escen¨®grafo no resulta ya igual. "Las cosas se miran con otros ojos; pero si el director no es un simple montador, no me plantea problemas trabajar para ¨¦l".