P¨¦rez Villalta presenta al p¨²blico el resultado de tres a?os de cambio
La reciente concesi¨®n del Premio Nacional de Artes Pl¨¢sticas reconoc¨ªa oficialmente, en el marco de una nueva generaci¨®n, la aportaci¨®n de una de las figuras m¨¢s personales de la pl¨¢stica actual: el pintor Guillermo P¨¦rez Villalta (Tarifa, 1948). Desde esta tarde, una selecci¨®n de ¨®leos y esculturas presentada en la galer¨ªa Antonio Mach¨®n, de Madrid, ofrecer¨¢ una visi¨®n del trabajo desarrollado por ¨¦l en los ¨²ltimos tres a?os, definido por un giro cuyas l¨ªneas fundamentales son "la ocultaci¨®n del tema y la interiorizaci¨®n del dibujo".
En la obra reciente de P¨¦rez Villalta se asiste, con relaci¨®n a etapas anteriores, a un desplazamiento del predominio del dibujo al predominio de la pintura. "El cambio no nace de un planteamiento consciente, sino de un proceso natural, influido ante todo por mi inter¨¦s hacia la obra de Vel¨¢zquez y la reflexi¨®n en torno al problema de la meta final del dibujo. Como he contado en anteriores ocasiones, mi objetivo es ese momento en el que el dibujo deja de ser una muleta para la pintura y comienza a funcionar en ese campo que defino como el de la memoria, cuando puedes proyectar de forma inmediata lo que concibes de un modo visual en la mente. El dibujo deja de ser necesario y, mediante manchas, la pintura te permite precisar esa imagen que est¨¢s proyectando. La propia densidad del ¨®leo, con su proceso de secado m¨¢s lento, me ha facilitado tambi¨¦n la aparici¨®n de este cambio".La anterior muestra de P¨¦rez Villalta, en 1983, en las salas Pablo Ruiz Picasso, compon¨ªa, bajo el lema El arte como pasi¨®n, un ciclo de reflexi¨®n acerca de la figura del artista y el sentido de su tarea. "Hay seguramente en esta etapa una nueva unidad tem¨¢tica, pero a¨²n es pronto para que se perfile de modo evidente. No es, desde luego, una reflexi¨®n tan directa en torno al lenguaje de la pintura. Desde una l¨ªnea conceptualmente m¨¢s barroca, el tema aparente oculta ahora al verdadero tema. Algo semejante ocurre con el problema del eclecticismo; el cambio de un lenguaje a otro, dentro de una misma obra, se da de un modo fluido, sin aquel distanciamiento conceptual que lo objetivaba. Es como si hubiera asumido los diversos recursos del lenguaje. Ya no definen un discurso acerca de la propia pintura, sino que, en un plano m¨¢s subjetivo, pasan a establecer una relaci¨®n m¨¢s directa con mi vida, con mi cotidianidad".
La idea de ocultaci¨®n se traduce en estas telas tanto mediante una econom¨ªa mayor de los elementos iconogr¨¢ficos como, en ciertos casos, a trav¨¦s de un peculiar planteamiento de la composici¨®n en el que la escena queda cortada por los l¨ªmites del cuadro.
"En ambos casos persigo una mayor capacidad de misterio, hurtando al espectador, o apenas sugiriendo, elementos que son importantes para la comprensi¨®n de la obra. Con ello insisto en mi idea de una lectura lenta de la pintura, que requiere en esta etapa un mayor esfuerzo de reflexi¨®n por parte del espectador. Las escenas truncadas por el corte espacial que supone el marco sugieren un espacio m¨¢s amplio que el del cubo de la tradici¨®n renacentista y abren la posibiliad de que una obra peque?a funcione como una de superior tama?o".
Fuera de algunos ejemplos aislados anteriores, las dos esculturas policromadas presentadas en la muestra suponen, junto a otra serie reciente de bronces, la primera incursi¨®n significativa de P¨¦rez Villalta en este medio. "Mi atracci¨®n hacia el problema del espacio queda ampliamente reflejada en mi pintura, pero deseaba desde hace tiempo abordarlo en la propia realidad. De hecho, ha resultado ser tambi¨¦n algo ¨ªntimamente ligado a la cuesti¨®n de la captaci¨®n en la memoria de la idea de dibujo. Al obligar a plantear el dibujo en tres dimensiones, la escultura permite un aprendizaje mucho m¨¢s r¨¢pido e intenso que la pintura. El fruto m¨¢s significativo de este acercamiento a la escultura ha sido una mayor fluidez mental a la hora de concebir y resolver la figura humana. Pero la escultura se relaciona tambi¨¦n con esa idea de imagen, de icono sagrado, que va tan unida a su tradici¨®n y cuyo valor emblem¨¢tico es con frecuencia para m¨ª mucho m¨¢s intenso que el de la representaci¨®n plana".
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