La popularidad de un estilo y de una pol¨ªtica
Mijail Gorbachov ha podido comprobar en Berl¨ªn Este la gran popularidad que su estilo personal y las propuestas sovi¨¦ticas de desarme le han granjeado entre la poblaci¨®n de Alemania Oriental, que teme como ninguna otra una escalada de la tensi¨®n entre los dos bloques.Nada m¨¢s llegar el mi¨¦rcoles al aeropuerto de Schoenefeld, donde le esperaban el jefe del Estado, Eric Honecker, y el bur¨® pol¨ªtico en pleno, Mijail Gorbachov y su esposa, Raisa, hicieron un recorrido de tres horas y media por Berl¨ªn Este, que se convirti¨® en una de sus ya c¨¦lebres ofensivas de simpat¨ªa y fue respondida con abierta cordialidad por la poblaci¨®n. La presencia de Gorbachov se debe oficialmente a una visita de trabajo y no de Estado. As¨ª explican en la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana (RDA) la sobriedad del recibimiento, que parece responder al estilo del nuevo dirigente del Kremlin.
La gira tur¨ªstica de los Gorbachov por Berl¨ªn Este adquiere en algunos momentos caracter¨ªsticas propias de la jornada electoral de un candidato presidencial en Occidente.
Gorbachov y su mujer visitaron el centro hist¨®rico de la ciudad, destruido en las postrimer¨ªas de la ¨²ltima guerra y reconstruidos en una gran promesa de restauraci¨®n monumental con vistas al 750? aniversario de la fundaci¨®n de Berl¨ªn, el a?o pr¨®ximo.
Sin cordones policiales
Sin cordones p¨®liciales y acompa?ados por dirigentes del partido alem¨¢n oriental, recorrieron a pie parte del centro, saludando sonrientes a los curiosos, estrechando manos de transe¨²ntes y acariciando ni?os.
Bajo la puerta de Brandemburgo, ante la muralla que divide la ciudad, Gorbachov pregunt¨® al comandante de la ciudad c¨®mo se hallaba la frontera. "Tranquila", contest¨® ¨¦ste, a lo que el l¨ªder sovi¨¦tico replic¨®: "As¨ª debe ser siempre".
En los barrios perif¨¦ricos construidos en a?os recientes para paliar el a¨²n no resuelto problema de la vivienda en Berl¨ªn Este, Gorbachov y su mujer conversaron con los habitantes, bromearon y en uno de estos barrios, en Marzahn, el dirigente sovi¨¦tico jug¨® unos instantes a la pelota con un ni?o. No hubo fren¨¦ticos recorridos en caravanas con sirenas ni bloqueos totales del tr¨¢fico, como era habitual en visitas de esta entidad en el pasado.
Los recibimientos en los distintos puntos del recorrido no eran siempre ceremonias rigurosamente preparadas.ni ensayadas las respuestas, como tampoco hab¨ªan sido elegidos con anterioridad los que hablaron con el jefe del Kremlin. Hasta en Alemania Oriental, Gorbachov supo introducir espontaneidad en sus encuentros con la poblaci¨®n. A una se?ora que le explic¨® los trabajos de restauraci¨®n monumental, Gorbachov le dijo: "Nosotros (los sovi¨¦ticos) sabemos que los alemanes saben trabajar bien".
Esta valoraci¨®n de la calidad del trabajo, de la efectividad y flexibilidad en todos los niveles de la gesti¨®n econ¨®mica, que son el problema end¨¦mico de los reg¨ªmenes socialistas, han sido afrontados en la RDA con un ¨¦xito que Gorbachov desear¨ªa ver en su propio pa¨ªs.
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