El PNV, al borde de un cisma hist¨®rico
La semana de reflexi¨®n que se fij¨® en la Asamblea Nacional del PNV, celebrada el pasado s¨¢bado en Artea (Vizcaya), no ha servido para aproximar las posturas del sector oficial y los cr¨ªticos, por lo que hoy puede producirse la ruptura formal del partido. Al suspender la asamblea nacional el s¨¢bado pasado y condicionar, en cierto modo, la soluci¨®n a la crisis del partido a la actitud de los 19 delegados que se negaron a apoyar el texto mayoritario -en el que se exige acatamiento de la plena legimitidad y representatividad de la Asamblea Nacional-, el sector oficial esperaba introducir en Guip¨²zcoa un factor de divisi¨®n entre los cr¨ªticos.La decisi¨®n mayoritaria de la asamblea de Guip¨²zcoa de apoyar la actitud de los 19 delegados evidencia el fracaso de la operaci¨®n.
El refrendo mayoritario en la provincia a la actitud de su ejecutiva parece un paso m¨¢s, quiz¨¢ definitivo, hacia la escisi¨®n. Igual que sucedi¨® en Navarra en mayo de 1984, cuando los dirigentes de aquella provincia fueron expulsados, el respaldo de la base militante y de la mayor¨ªa de las juntas municipales permitir¨¢ a la ejecutiva de Guip¨²zcoa, en caso de ruptura, mantener casi ¨ªntegra la organizaci¨®n y contar con s¨®lidos cimientos si llega el momento de poner en pie otra plataforma pol¨ªtica.
La escisi¨®n de un partido, que es m¨¢s que un partido, llevar¨ªa consigo, adem¨¢s de las repercusiones en la estabilidad del Gobierno aut¨®nomo y en el mapa pol¨ªtico del Pa¨ªs Vasco, una fractura psicol¨®gica y social. De hecho, la detecci¨®n y el recuento de cr¨ªticos y oficiales no se limita a la listas de afiliados al PNV, de sus parlamentarios, alcaldes y concejales. Se extiende a clubes deportivos de las m¨¢s variadas especialidades (empezando por el Athl¨¦tic de Bilbao y la Real Sociedad de San Sebasti¨¢n), empresas, cooperativas, cajas de ahorro, organizaciones patronales, secciones sindicales, masas corales, sociedades gastron¨®micas, cuadrillas de amigos y hasta al hogar familiar.
Afiliaci¨®n al PNV
Uno de cada 47 ciudadanos de la comunidad aut¨®noma vasca en edad de votar est¨¢ formalmente afiliado al PNV. Esta proporci¨®n, probablemente superior a la de cualquier otro partido pol¨ªtico en Europa, convierte a la organizaci¨®n nacionalista en una espesa red capaz de llegar y de consolidar su presencia en todos y cada uno de los lugares y centros del Pa¨ªs Vasco donde existe alguna capacidad de decisi¨®n.El PNV es v¨ªctima, no obstante, de una paradoja que aparece en la base de la crisis. Su organizaci¨®n es pol¨ªticamente endeble. Dos centenares de batzokis (sedes sociales) sirven de bar, lugar de confraternizaci¨®n y escenario de reuniones gastron¨®micas, pero los afiliados no desarrollan una actividad pol¨ªtica regular. El n¨²cleo b¨¢sico es la asamblea local, que elige unajunta directiva. La asamblea designa tambi¨¦n apoderados para la asamblea regional, seg¨²n criterios diversos. En ?lava, cada junta env¨ªa un delegado, tanto si tiene tres afiliados (el m¨ªnimo exigido) como si cuenta con varios centenares, como es el caso de la de Vitoria. En Vizcaya, las juntas de menor tama?o eligen un representan e; las intermedias, dos, y las m¨¢s numerosas, tres.
En Guip¨²zcoa, el sistema respeta m¨¢s la proporcionalidad. Cada junta tiene derecho a un representante, y uno m¨¢s por cada 50 afiliados. En todos los casos los delegados se eligen por mayor¨ªa de la asamblea local. La minor¨ªa, sea cual sea su representatividad, nunca obtiene participaci¨®n.
Delegados nacionales
Cada provincia de la comunidad aut¨®noma, m¨¢s Navarra, elige 15 representantes en la asamblea nacional. No importa que cuente con 25.000 afiliados, como Vizcaya, o que tenga poco m¨¢s de un centenar, caso de la organizaci¨®n oficial en Navarra. El sistema deriva del principio de confederaci¨®n de territorios vascos que Sabino Arana defini¨® ya en la primera asamblea de su partido, en julio de 1895. Tambi¨¦n para la elecci¨®n de estos apoderados el procedimiento es mayoritario. Ello permite que el 42% de los afiliados de Vizcaya, que apoy¨® en las ¨²ltimas elecciones para la ejecutiva la candidatura cr¨ªtica, no tenga representaci¨®n.Con la misma proporci¨®n, id¨¦ntica para cada una de las cuatro provincias, se eligen la ejecutiva nacional y el tribunal disciplinario. La mayor¨ªa de los dirigentes, incluidos los miembros de la ejecutiva nacional, no est¨¢n profesionafizados, no reciben retribuci¨®n y se ven obligados a simultanear su trabajo pol¨ªtico con la actividad laboral. Una estructura tan compleja funciona a la perfecci¨®n sobre la base de la pr¨¢ctica unanimidad, cuando no existen problemas.
La manifestaci¨®n p¨²blica de los primeros enfrentamientos entre Arzalluz y Garaikoetxea a finales de 1983 y la crisis siguiente, cada vez de mayores dimensiones, ha imprimido a la actividad de las juntas y las asambleas municipales un ritmo espasm¨®dico en los ¨²ltimos tres a?os. La ausencia de actividad pol¨ªtica regular en las organizaciones de base y de verdaderos debates ideol¨®gicos ha facilitado el enfrentamiento de corrientes formadas en torno a la adhesi¨®n a uno de los l¨ªderes. El sector cr¨ªtico ha puesto en cuesti¨®n el sistema representativo del partido, al comprobar que una minor¨ªa de afiliados puede llegar a hacerse con el control de toda la organizaci¨®n, como, seg¨²n los garaikoetxe¨ªstas, sucede en ?lava.
En los batzokis no se han producido desde que comenz¨® la crisis discusiones ideol¨®gicas. Garaikoetxea se ha declarado en alguna ocasi¨®n socialdem¨®crata de inspiraci¨®n democristiana, pero entre los grupos que le apoyan existe tanta o m¨¢s diversidad ideol¨®gica que en el sector favorable a Arzalluz.
Se atribuye al sector cr¨ªtico, y en especial a Garaikoetxea, una intenci¨®n modernizadora del nacionalismo que, sin embargo, contradice abiertamente desde el punto de vista ideol¨®gico alguna de las corrientes que le respaldan, cerradamente foralista.
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