Los dirigentes jornaleros fueron sacados en brazos por la Polic¨ªa Nacional del palacio de la Moncloa
Miembros de la Polic¨ªa Nacional sacaron en brazos de las dependencias del palacio de la Moncloa e introdujeron en dos furgones a los dirigentes jornaleros, que se negaban a abandonar el recinto Mientras no se les diera respuesta a su petici¨®n de indulto para los m¨¢s de 500 braceros procesados por ocupaci¨®n de fincas. Los dirigentes andaluces fueron conducidos fuera de la Moncloa por una de las puertas traseras, muy alejada del lugar donde esperaban sus compa?eros, en la carretera de la Coru?a.
Fuerzas de la Polic¨ªa Nacional impidieron por segundo d¨ªa consecutivo que los jornaleros llegaran con su petici¨®n de indulto al palacio de la Moncloa. Hac¨ªa ayer en Madrid un sol de justicia, y en la puerta de la parroquia ole Santo Tom¨¢s de Aquino unas 300 personas se dispon¨ªan hacia las 11 de la ma?ana a marchar a la sede de la Presidencia del Gobierno. Juan Manuel S¨¢nchez Gordillo, alcalde de Marinaleda, hab¨ªa explicado las condiciones de la manifestaci¨®n: marchar en fila india, sin cortar el tr¨¢fico; llegar lo m¨¢s cerca posible del palacio y detenerse donde la polic¨ªa lo dijera; no responder a las agresiones, si hab¨ªa golpes aguantarlos, y obedecer las instrucciones de la comisi¨®n.Cuando se hab¨ªan dado los primeros pasos, un oficial de la Polic¨ªa Nacional comunic¨® que ten¨ªa ¨®rdenes de no permitir la marcha. S¨¢nchez Gordillo explic¨® que la Constituci¨®n consagraba el derecho de los ciudadanos a desplazarse libremente por el territorio nacional. Y a partir de ese momento se estableci¨® un di¨¢logo que, si no hubiera sido por el dramatismo del momento, hubiera encajado perfectamente en cualquier pel¨ªcula de los hermanos, Marx. "No pueden pasar", dec¨ªa el oficial. "Me da derecho la Constituci¨®n", replicaba Gordillo. "Pero no todos juntos", argumentaba la polic¨ªa. "No vamos juntos. Cada uno va s¨®lo consigo mismo. Lo que pasa es que vamos uno detr¨¢s de otro", contestaba el dirigente obrero.
De cinco en cinco
Tras un largo tira y afloja, se anunci¨® a los jornaleros el acuerdo al que hab¨ªan llegado con la Polic¨ªa. "Nos dejan seguir", grit¨® por un meg¨¢fono S¨¢nchez Gordillo, "pero en grupos de cinco. O sea, nos vamos a ir en fila india, uno, dos, tres, cuatro y cinco, y dos metros. Uno, dos tres, cuatro y cinco y dos metros...". Y as¨ª, enarbolando banderas andaluzas, fueron caminando hacia la Moncloa.De vez en cuando gritos que alguno cre¨ªa ya olvidados: "Amnist¨ªa, libertad", y una mujer que pregunta al pasar por uno de los edificios de la Universidad. "Oiga, ?es esto ya el palacio de la Moncloa? ?C¨®mo es?". La mujer no pudo ver ayer c¨®mo era la Moncloa. A unos 300 metros de la sede de la Presidencia, la Polic¨ªa Nacional detuvo la marcha. Desde all¨ª, no se ve¨ªa el complejo. Los jornaleros se sentaron en el suelo y esperaron. Era pasado ya el medio d¨ªa y el sol picaba en las espaldas y lanzaba oleadas de calor desde el asfalto de la autopista de la Coru?a.
Desde Moncloa se anunci¨® que se recibir¨ªa a una comisi¨®n de jornaleros: Diego Ca?amero, presidente del SOC y condenado a un mes y un d¨ªa de prisi¨®n por ocupaci¨®n de fincas; Juan Manuel S¨¢nchez Gordillo; Juan Antonio Romero, secretario general del campo de CC OO, Francisco Campos, tambi¨¦n de esta organizaci¨®n, y Ram¨®n Rodr¨ªguez, de CNT, recorrieron los escasos centenares de metros que les separaban de la sede de la Presidencia del Gobierno. Fueron recibidos por Alberto Ruiz Secchi, director del departamento sociolaboral del gabinete del presidente.
Los jornaleros expusieron que quer¨ªan una entrevista con el presidente del Gobierno. El presidente ten¨ªa una agenda muy apretada y no pod¨ªa recibirles, les dijeron. Con el vicepresidente, entonces. El vicepresidente ten¨ªa el mismo problema. En ese caso, tal vez se pudiera gestionar una reuni¨®n con el ministro de Justicia. Se har¨ªan los contactos necesarios. Los jornaleros dijeron que esperar¨ªan all¨ª la respuesta. Y ante su negativa a abandonar el complejo, al filo de las dos de la tarde, miembros de las fuerzas de seguridad les cogieron en brazos y les introdujeron en dos furgones. Los veh¨ªculos abandonaron el palacio por una de las puertas traseras, lejos de donde esperaban numerosos periodistas.
Durante 20 minutos, ni los servicios de la Moncloa ni la Polic¨ªa Nacional supieron explicar exactamente d¨®nde hab¨ªan sido conducidos los jornaleros. Luego se sabr¨ªa que hab¨ªan sido llevados cerca de la iglesia de Santo Tom¨¢s de Aquino, centro de operaciones de los jornaleros. Desde all¨ª se dirigieron a pie nuevamente hacia los aleda?os del palacio de la Moneloa, donde, bajo un sol inclemente, desde hacia m¨¢s de dos horas, cerca de 300 personas, en fila de uno, esperaban el regreso de sus l¨ªderes. Tambi¨¦n en fila de a uno, volvieron hacia el templo, donde: celebraron una asamblea en la que decidieron intentar llegar hasta el palacio de la Zarzuela para exponer sus problemas al Rey. La historia volvi¨® a repetirse. S¨®lo a una comisi¨®n de los jornaleros se le permiti¨® llegar hasta el palacio. All¨ª entregaron un escrito, en el que solicitan al Rey que interceda en sus peticiones de indulto.
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