Jacques Testart: "Es preciso un control social sobre las t¨¦cnicas de procreaci¨®n artificial"
El investigador franc¨¦s Jacques Testart ha sido objeto en las ¨²ltimas semanas de atenci¨®n informativa en Francia como nunca lo fue antes por sus trabajos de investigaci¨®n sobre inseminaci¨®n artificial. Testart ha puesto el dedo en una llaga hasta ahora ignorada: padre del primer beb¨¦ probeta franc¨¦s y pionero de la investigaci¨®n sobre procreaci¨®n asistida, Testart ha abandonado por razones ¨¦ticas algunos de los campos de investigaci¨®n propios de su especialidad, entre ellos el que pretende determinar el sexo del embri¨®n humano congelado. Testart reclama un control social sobre las t¨¦cnicas de procreaci¨®n artificial.
Las razones de su abandono se encuentran detalladas en un libro que Jacques Testart escribi¨® hace seis meses y que ha aparecido hace 10 d¨ªas a la venta bajo el t¨ªtulo L'oeuf transparent (El huevo transparente). Sorprendido por el eco informativo que ha merecido su posici¨®n, Testart explica, por, en¨¦sima vez, las razones de una decisi¨®n que implica para ¨¦l no pocos problemas y renuncias: 'Las investigaciones sobre fertilizaci¨®n in vitro han tenido tres momentos muy importantes: en 1978, cuando naci¨® en Inglaterra la primera beb¨¦ probeta; la estimulaci¨®n del ciclo menstrual de la mujer para obtener m¨¢s de un embri¨®n, que se logr¨® en Australia tres a?os despu¨¦s, y, finalmente, la congelaci¨®n de embriones. La pr¨®xima etapa es ya el diagn¨®stico gen¨¦tico para conocer primero el sexo del embri¨®n; segundo, su normalidad cromos¨®mica, y, finalmente, quiz¨¢ dentro de 20 o 30 a?os, la posibilidad de determinar el color del pelo o la estatura""Hemos llegado al momento de poder elegir un embri¨®n para trasplantarlo posteriormente, y esto supone un cambio cualitativo en relaci¨®n a la simple fecundaci¨®n in vitro y otras t¨¦cnicas de procreaci¨®n asistidas, que buscan un ni?o para una pareja esteril y ese ni?o es siempre producto del azar. Ahora estamos en el camino de lograr un ni?o a la medida y en este punto debemos plantear un balance entre las ventajas y los inconvenientes, algo muy importante en investigaci¨®n". La ventaja de esta posibilidad, para el doctor Testart, es la de poder evitar que nazca un ni?o anormal, que ser¨¢ desgraciado, y el inconveniente, que ser¨¢ posible prometer a los padres desde el laboratorio un ni?o "conveniente", y subraya con ¨¦nfasis el sentido de esta palabra.
Si se tuvieran garant¨ªas de que la t¨¦cnica puede aplicarse s¨®lo en su aspecto ventajoso, no habr¨ªa problema. Pero no ocurre as¨ª. "Los m¨¦dicos que trabajan en la fecundaci¨®n in vitro me han replicado negativamente, diciendo que los cient¨ªficos somos suficientemente responsables para buscar siempre la mejor soluci¨®n. Pero yo creo que no estamos en condiciones de poder ser una garant¨ªa suficiente para solucionar dilemas tan complicados". ?Qu¨¦ se entiende por conveniente en un momento dado?,se pregunta el doctor Testart. "Mi experiencia profesional me ense?a que las t¨¦cnicas de inseminaci¨®n artificial se utilizaron al principio ¨²nicamente para parejas con problemas de esterilidad por anormalidad u obstrucci¨®n de las trompas de Falopio, pero hoy el 40% de las pacientes que entran en un programa de esterilizacion no pertenece a este grupo, y se ha utilizado una t¨¦cnica m¨¦dico-cient¨ªfica para solucionar problemas que pod¨ªan resolverse por otros procedimientos. Vista esta experiencia, es f¨¢cil imaginar que el diagn¨®stico gen¨¦tico sufra tambi¨¦n una desviaci¨®n y acabe utiliz¨¢ndose para fines distintos de las estrictas necesidades m¨¦dicas, como, por ejemplo, elegir la estatura o el color del cabello".
Por estas razones, el doctor Testart se muestra firmemente partidario de que exista un control social, externo a los cient¨ªficos que investigan, que vigile constantemente desde el punto de vista ¨¦tico la aplicaci¨®n e investigaci¨®n de las nuevas t¨¦cnicas de procreaci¨®n. Y defiende este control desde convicciones progresistas porque considera que no es socialmente conveniente que lo decidan s¨®lo los t¨¦cnicos. Reclama una comisi¨®n social, ajena tambi¨¦n al poder, "que tambi¨¦n es muy peligroso", y a los intereses que genera la investigaci¨®n cient¨ªfica, "algo as¨ª como el jurado de los tribunales". Sabe que los cient¨ªficos no van a aceptar f¨¢cilmente someterse a la opini¨®n de unos legos, pero cree que "hay que obligarlos".
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