Defrauda 'Adi¨®s, peque?a', primera pel¨ªcula espa?ola a concurso
La ¨²ltima pel¨ªcula del cineasta vasco Imanol Uribe, Adi¨®s, peque?a, era esperada con esperanza. Uribe lleva consigo el cr¨¦dito que le han dado merecidamente tres pel¨ªculas que, cada una a su manera, supusieron otros tantos triunfos del reciente cine espa?ol. Pero Adi¨®s, peque?a defraud¨® porque ni de lejos alcanza la verdad de El proceso de Burgos, el sentido de la aventura de La fuga de Segovia, ni el riesgo moral y pol¨ªtico de La muerte de Mikel. Es una obra rutinaria, realizada sin ninguna entrega, que contrasta con el filme canadiense Bailando en la oscuridad, discutible pero hecho con mucha convicci¨®n.
Adi¨®s, peque?a es una historia de corte argumental, policiaco, ambientada en los altos y bajos fondos de Bilbao, que cuenta una estruendosa historia, mitad negra y mitad rosa, de amor y de muerte. Se trata del idilio entre un hamp¨®n traficante de coca¨ªna, Fabio Testi, y su abogada, Ana Bel¨¦n, una joven divorciada que se enamora de su cliente y a la que un c¨²mulo, agolpado sin orden ni concierto, de turbias circunstancias acaba convirtiendo en la juez de un caso del que es parte, una especie de ¨¢ngel exterminador con pistola detonadora a falta de espada de fuego.Hay demasiadas cosas que no funcionan en Adi¨®s, peque?a, e incluso las hay que funcionan tan mal que provocan en el espectador algunas reacciones contrarias a las que la pantalla busca, incluidas inoportunas sonrisas en instantes intencionalmente pat¨¦ticos.
El instinto y el probado buen oficio de Uribe salvan por los pelos del naufragio un gui¨®n lleno de lagunas, muy esquem¨¢tico, todo ¨¦l urdido alrededor de su espectacular desenlace, y en el que, a pesar de estar filmado por Ricardo Franco, no se ve la original¨ªsima mano de este cineasta, que ha escrito en otras ocasiones -de la misma manera que Uribe ha filmado- cosas maravillosas para la pantalla.
La primera aportaci¨®n del cine espa?ol a esta edici¨®n de la Seminci queda as¨ª reducida a una ilusi¨®n ensombrecida, mientras llega la segunda oportunidad con el filme de Antonio Jim¨¦nez Rico El disputado voto del se?or Cayo, que se proyectar¨¢ ma?ana.
Frontera de la demencia
Con anterioridad, entr¨® en el concurso un filme canadiense, Bailando en la oscuridad, de Leon Marr. Cuenta, o m¨¢s bien escribe y analiza, pues no es ni pretende ser una pel¨ªcula narrativa, la monocorde y desoladora situaci¨®n de una mujer casada y de buena posici¨®n social cuya vida de ama de casa discurre sobre la frontera de la demencia. Esta demencia estalla repentinamente detr¨¢s de la apertura de una peque?a grieta en su fr¨¢gil mundo cerrado.El filme de Marr es discutible, pero dentro de ¨¦l hay algo fuera de toda discusi¨®n: una actriz, Martha Henry, que siembra talento, pasi¨®n y convicci¨®n en un trabajo donde la inspiraci¨®n se al¨ªa con una t¨¦cnica endiabladamente eficaz para sostener primeros planos casi insostenibles. He aqu¨ª una indiscutible candidata al premio a la mejor actriz, si otras colegas suyas no se oponen en los cuatro d¨ªas que quedan de festival.
En sesi¨®n de medianoche del martes se proyect¨® la genial comedia de Billy Wilder El apartamento, obra que se ennegrece y que aumenta su gracia y su virulencia a medida que los a?os pasan por ella.
Fue esta sesi¨®n la parte m¨¢s visible de una bonita secci¨®n paralela inventada este a?o por los programadores de la Seminci. Se llama, de manera un tanto bastarda, Remakes -?y por qu¨¦ no Reposiciones?- y tiene dentro preciosas resurrecciones de viejos filmes de ¨¦xito, como las de West Side Story, de Robert Wise; Los tarantos, de Rovira Beleta; Al este del ed¨¦n, de Elia Kazan, entre otras.
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