Un nuevo 'plan Marshall', ahora para el Tercer Mundo
La econom¨ªa de mercado, sin planificaci¨®n, provoca la anarqu¨ªa de la producci¨®n, y ¨¦sta, la sobreproducci¨®n y la saturaci¨®n de los mercados, que conduce al paro. El paro y la sobreproducci¨®n provocan las crisis c¨ªclicas, a veces con cracs como el de 1929, a veces con la salida hacia la guerra, como en 1939, a veces con el paro cr¨®nico m¨¢s inflaci¨®n, la stagl7ation, que vivimos desde 1973. La econom¨ªa se retrae, y su eslab¨®n m¨¢s d¨¦bil, el Tercer Mundo, ve aumentada su expoliaci¨®n, no puede pagar la deuda y, en lugar de desarrollarse, involuciona. Dentro de la econom¨ªa capitalista s¨®lo se han conocido dos soluciones:La primera ha sido la de desarrollar una econom¨ªa de guerra, reconvirtiendo gran parte de la industria hacia una producci¨®n que no va a inundar los mercados saturados. Es la soluci¨®n del rearme del Gobierno de Reagan, que no es original, porque ya la hab¨ªa descubierto en 1934 el doctor Schacht, ministro de Econom¨ªa de Hitler.
La segunda ha sido la de desarrollar una econom¨ªa de paz, de John Maynard Keynes, que aconseja realizar un gran esfuerzo de gasto p¨²blico, que estimule al privado y permita la reactivaci¨®n de la econom¨ªa, ampliando los mercados con grandes planes de obras, dentro o fuera del pa¨ªs.
Fue la soluci¨®n aplicada por Franklin Delano Roossevelt desde 1933 en EE UU, y luego por Harry Truman con el plan Marshall desde 1947, para reconstruir la econom¨ªa europea. Ambas soluciones se financian con una gran emisi¨®n de deuda p¨²blica a intereses m¨¢s altos de los normales, con la seguridad que ofrece el Estado, aval de la deuda.
Pero la diferencia de las dos soluciones est¨¢ en que la del rearme es una soluci¨®n financiera, pero no econ¨®mica, que permiti¨® antes a los alemanes y ahora a los norteamericanos vivir por encima de sus posibilidades unos a?os, pero hunde el comercio de exportaci¨®n, provoca una avalancha de importaciones, por la subida del d¨®lar que provocan los altos intereses ofrecidos, as¨ª como aumenta el d¨¦ficit presupuestario hasta transformar a EE UU en el mayor deudor del mundo. Entre tanto, la econom¨ªa se ha resentido y el resto del mundo ha sufrido las consecuencias, y en 10 a?os, las armas fabricadas con semejante deuda volver¨¢n a quedar obsoletas sin haberse usado. Porque en 1939 la guerra era intercapitalista y era posible hacerla sin arriesgar la propia destrucci¨®n, pero en 1986 existe un mundo socialista, que no tiene en su seno contradicciones que lo lleven a la guerra, y el arma nuclear ya no est¨¢ hoy en manos s¨®lo de EE UU.
Keynes vive
?C¨®mo salir de esta situaci¨®n? Aplicando otra vez las teor¨ªas de Keynes, ahora para el mundo entero, capitalista y socialista, primero, segundo y tercer mundos.Financiar un nuevo y gigantesco plan Marshall, esta vez para el Tercer Mundo, financiado por el primero y segundo mundos, con un porcentaje de disminuci¨®n de los gastos de rearme, por ejemplo, un tercio de ellos, por un acuerdo de los pa¨ªses industrializados, capitalistas o socialistas, en el marco de las Naciones Unidas, que sirvan para financiar el pago de la deuda y el desarrollo del Tercer Mundo.
Esto beneficiar¨ªa tambi¨¦n a los pa¨ªses del primero y segundo mundos, porque abrir¨ªa nuevos mercados en el Tercer Mundo, muy lejos hoy de la saturaci¨®n que padece el mundo industrializado; porque se crear¨ªa mucho empleo en los pa¨ªses industrializados, que podr¨ªan enviar al Tercer Mundo a miles y miles de profesionales y t¨¦cnicos hoy en paro, haciendo que las universidades dejaran de ser f¨¢bricas de parados; el pago de la deuda externa del Tercer Mundo a los bancos acreedores, que cobrar¨ªan unas deudas que hoy aparecen como impagables, sin crear nuevos impuestos, y en plazos no demasiado largos; porque las f¨¢bricas de armamentos tanto de EE UU como de la URSS podr¨ªan reconvertirse en parte para producir para la paz y las necesidades de defensa continuar¨ªan atendidas con los 2/3 restantes; porque comenzar¨ªa a disminuir la imparable invasi¨®n de emigrantes del Tercer Mundo, al aumentar en aqu¨¦l las posibilidades de empleo; porque las multinacionales podr¨ªan cambiar el sentido de sus inversiones, qu¨¦ hoy son de un 75% para el mundo industrializado y s¨®lo un 25% para el Tercer Mundo, cuando la poblaci¨®n mundial se distribuye al rev¨¦s, y en el a?o 2000 el 80% de la poblaci¨®n mundial estar¨¢ en el Tercer Mundo.
La idea, ni es imposible ni es nuestra. Fue lanzada por la revista financiera Wall Street Journal y comentada en la reuni¨®n de La Habana de 1985 sobre la deuda. Dentro de poco tiempo comenzar¨¢ la campa?a para la presidencia de EE UU, y los candidatos se ver¨¢n obligados a presentar programas alternativos a la pol¨ªtica de Reagan, que es una huida hacia adelante que no lleva a ninguna parte, como no sea a la necrosis del sistema capitalista.
Esta idea permitir¨ªa prolongar otros 50 o 100 a?os el sistema capitalista, y no es porque si que aparece en el Wall Street Journal. No obstante, al hacer la producci¨®n cada vez m¨¢s social, tambi¨¦n seguir¨ªa preparando el advenimiento del socialismo.
Esta pol¨ªtica de paz y desarrollo, en fin, permitir¨ªa solucionar muchos conflictos actuales, Nicaragua, Libia o Siria, o el terrorismo del Tercer Mundo en Europa, o la sustituci¨®n de los Gobiernos militares o racistas que a¨²n subsisten, Indonesia, o Sur¨¢frica y Namibla o Chile. Por la sencilla raz¨®n de que con el desarrollo, y gracias a ¨¦l, la paz se hace posible y duradera.
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